Espaldarazo papal al Islam dialogante dirigido por Mohamed VI El Papa de Roma 'bendice' el Islam moderado del Gran Comendador de los Creyentes

El Papa y el Rey de Marruecos
El Papa y el Rey de Marruecos

En Marruecos, patria del Islam moderado, quiso dar un paso más en su lucha por acabar con el fundamentalismo, lacra de todas las religiones

Para Francisco, el diálogo interreligioso no es una frase teórica, sino uno de los objetivos prioritarios de su pontificado

Dos de las últimas teocracias del mundo se dan la mano y se comprometen a caminar juntas en busca de la concordia, la hermandad y la paz

Nadie (ni la opulenta Europa) es capaz de poner puertas al mar de los sueños de los pobres

"No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones". El Papa Francisco conoce y comparte el viejo aforismo acuñado por el otrora teólogo rebelde alemán, Hans Küng. Por eso, desde su llegada al pontificado y tras convertirse en poco tiempo en el principal líder moral del planeta, intenta invertir todo su capital simbólico en promover la paz, creando puentes entre las religiones. No en vano, se llama Sumo Pontífice (el máximo hacedor de puentes).

Para Francisco, el diálogo interreligioso no es una frase teórica, sino uno de los objetivos prioritarios de su pontificado. Desde su visón poliédrica de la realidad, está absolutamente convencido de la bondad de la pluralidad religiosa. Ya han pasado los tiempos de las cruzadas. Ya no hay anatemas papales contra las otras dos religiones del Libro, el Judaísmo y el Islam, ramas del mismo tronco, que hunde sus raíces en el Padre Abraham.

En Marruecos, patria del Islam moderado, quiso dar un paso más en su lucha por acabar con el fundamentalismo, lacra de todas las religiones y que se manifiesta con especial virulencia en los diversos credos, según las épocas. La nuestra, especialmente marcada por el radicalismo de algunas musulmanes que, como antes los católicos o los protestantes, utilizan el nombre de Dios en vano.

Francisco quiere firmar con el Rey De Marruecos algo parecido al ya histórico 'Documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común', rubricado, hace unos meses, en Abu Dhabi por el Papa y el Gran Imán de Al Azhar, Ahmed Al-Tayeb. Porque el Islam no tiene un sólo Papa, sino diferentes cabezas religiosas.

El Papa, Mohamed y el príncipe heredero

Una de ellas y de las más importantes es Sidi Mohammed ben el-Hassan ben Mohammed ben Youssef el- Alaoui (Mohamed VI) , que, además del decimoctavo rey de la dinastía alauí que reina en Marruecos desde 1666, es Comendador de los Creyentes (Amir al Muminin), el Reunificador y el Salvador, cargos que recoge la Constitución marroquí y que emanan del hecho de ser el 36º descendiente en línea directa de Mahoma.

El deseo papal de acercamiento a este Islam moderado, que capitanea el Rey de Marruecos, quedó patente desde el mismo momento en que puso pié en el país, con su visita a Mohamed VI, a las autoridades en la explanada de la Mezquita de Hassan II, al mausoleo de Mohamed V y al Instituto de los Imanes y predicadores.

Con excelentes resultados. Dos de las últimas teocracias del mundo se dan la mano y se comprometen a caminar juntas en busca de la concordia, la hermandad y la paz de los auténticos seguidores de Dios.

Porque la paz entre las religiones es la única salida para instaurar en África el reinado de los derechos humanos, que permitan el despegue económico y el final de la globalizada cultura de la indiferencia, que condena a los africanos, árabes y subsaharianos, a arriesgarse a perder la vida en el cementerio del Mediterráneo, para alcanzar el sueño dorado del pan ganado con dignidad.

Papa y emigrantes

Y para dejarlo bien claro, Francisco quiso encontrarse con los emigrantes también el primer día de su estancia en Marruecos. Un país que emigra, pero que, al mismo tiempo, sirve de 'stopper' a la rica Europa, para detener los flujos migratorios o, al menos, ralentizarlos. Porque nadie (ni la opulenta Europa) es capaz de poner puertas al mar de los sueños de los pobres.

Allí, rodeado de los subsaharianos que le quieren como un padre y le respetan como el Gran Anciano, vuelve a erigirse en su abogado defensor y vuelve a proclamar que a la marea de los descamisados africanos no la pararán ni las "barreras" con concertinas ni "la difusión del miedo", sino la valentía de la mano tendida.

En una sencilla sala, muy alejada de la pompa de las estancias reales marroquíes, Francisco, casi emocionado, volvió a ofrecerles a los "exiliados como Cristo" cuatro verbos, como cuatro tablas de salvación, para asirse a ellas: "Acoger, proteger, promover e integrar". Con sus correspondientes concreciones prácticas y políticas.

El Papa sabe que la actual dinámica mundial se opone con perros, abusadores, mafias que comercian con su carne, alambradas y el cementerio del mar a la dinámica de la mano tendida que él propone. Pero sigue clamando en el desierto y despertando las conciencias.

Porque está convencido de que toda persona tiene derecho a emigrar o a no emigrar, tiene "derecho a sus sueños y a un futuro digno". Y por eso, el Papa de los pobres se romperá el alma hasta el final

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