La situación es especialmente grave en la zona de Alepo, relata el obispo El Papa reclama "fortaleza y perseverancia" ante las "enormes pérdidas" del terremoto en Turquía y Siria

Impactante imagen de la destrucción del terremoto en Siria y Turquía
Impactante imagen de la destrucción del terremoto en Siria y Turquía

Francisco reza para que el personal de emergencias sea sostenido en su cuidado de los heridos y en los esfuerzos de las labores de socorro en curso con los dones divinos de la fortaleza y perseverancia"

El fuerte seismo registrado esta madrugada se ha cobrado al menos la vida de unas 1.800 personas, unos 1.014 fallecidos y más de 5.300 heridos sólo en Turquía, a los que se suman otras 785 víctimas mortales en Siria, aunque se prevé que estas cifras aumenten considerablemente en las próximas horas

"Esta noche dormiremos a la entrada del obispado o en otro lugar, ya veremos qué hacer. Hay mucho miedo, hay daños por todas partes, incluso en la catedral. Las bibliotecas están destruidas, las casas se han derrumbado: es una situación apocalíptica", explica el obispo de Alepo

El papa Francisco expresó hoy su "profunda tristeza" por las "enormes pérdidas" causadas por el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió esta madrugada el suroeste de Turquía y que ha dejado casi 1.800 muertos en ese país y en Siria, y pidió "fortaleza y perseverancia" para los servicios de socorro que trabajan en la zona.

"Su Santidad ha recibido con profunda tristeza la enorme pérdida de vidas causada por el terremoto" que ha sacudido el sureste de Turquía y el nororeste de Siria, y "envía su cercanía espiritual a todos los afectados", se lee en sendos telegramas enviados a los nuncios apostólicos de ambos países.

El papa "encomienda a los fallecidos a la amorosa misericordia del Todopoderoso" y "envía su más sentido pésame a quienes lloran su pérdida", según el texto publicado por el Vaticano.



Además, Francisco "reza para que el personal de emergencias sea sostenido en su cuidado de los heridos y en los esfuerzos de las labores de socorro en curso con los dones divinos de la fortaleza y perseverancia".

El fuerte seismo registrado esta madrugada se ha cobrado al menos la vida de unas 1.800 personas, unos 1.014 fallecidos y más de 5.300 heridos sólo en Turquía, a los que se suman otras 785 víctimas mortales en Siria, aunque se prevé que estas cifras aumenten considerablemente en las próximas horas.

"Es el segundo (seísmo) más fuerte desde el terremoto de Erzincan de 1939. Según las últimas evaluaciones es de 7,7", dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al confirmar que se han registrado derrumbes o daños graves en más de 2.800 viviendas y que se ha rescatado con vida a 2.470 personas de los escombros.

Las bajas temperaturas y la nieve en la zona, en el Kurdistán turco y sirio, donde también hay territorios montañosos de difícil acceso, complican las tareas de rescate.

Por su parte, el obispo de Alepo de los Caldeos, Anoine Audo, recuerda cómo vivió la tragedia. "Estábamos en el tercer piso, el miedo era enorme y ahora toda la gente está en la calle, con frío y bajo la lluvia", explica a Vatican News. "No estamos acostumbrados a este tipo de sucesos, es la primera vez que veo algo así en Alepo", dice mientras suenan las sirenas de los coches de rescate.

"Esta noche dormiremos a la entrada del obispado o en otro lugar, ya veremos qué hacer. Hay - repite - mucho miedo, hay daños por todas partes, incluso en la catedral. Las bibliotecas están destruidas, las casas se han derrumbado: es una situación apocalíptica". El obispo habla de otras personas que han conseguido salvarse, a pesar de que "la mitad de sus edificios se han derrumbado". Mientras habla por teléfono, se dirige a ver la situación. "Hay mucha gente en sus coches, todo el mundo tiene el móvil en la mano e intenta comunicarse. La situación es muy triste y ahora necesitamos vehículos de socorro, electricidad. Este es el problema", concluye. 

Tememos miles de muertos

"Los teléfonos móviles se están agotando, pero por ahora estamos en contacto permanente", dice con voz entrecortada por la emoción el obispo Paolo Bizzeti, vicario apostólico de Anatolia. "Aquí hay cientos de muertos, pero en la zona del epicentro - precisa - estamos hablando de miles de personas que han perdido la vida. Sé que se ha derrumbado un hospital, otro está fuera de uso, hay más de doscientas casas derrumbadas y es difícil llegar a esos lugares".

El problema es, pues, prestar ayuda a quienes están bajo los escombros. "Las conexiones aéreas están suspendidas, el aeropuerto de Antioquía - añade - está dañado. Ahora es importante poner en marcha las suscripciones y estoy a punto de llamar a Cáritas, debemos trabajar en ello inmediatamente". 

Zonas de difícil acceso

Laura Stopponi, responsable de la Oficina para Europa de Cáritas Italiana, recordando que "los terremotos son una constante en Turquía", recuerda sin embargo que hace mucho tiempo se produjo un seísmo de intensidad similar. "Lo que se ha visto afectado es una gran zona, en la que viven muchos refugiados y en la que -subraya - hay temperaturas muy bajas. Los temblores continúan y también son muy fuertes en estos minutos".

"Cáritas Turquía tiene un proyecto en marcha para los refugiados y la Cáritas diocesana de Anatolia cuenta con muchos voluntarios en las comunidades. Llevamos años trabajando con gente con la que estamos en contacto", explica. En estos contextos, es importante intervenir de inmediato, pero ¿cómo hacerlo? "Sólo la recaudación de fondos puede activarse en esos momentos, porque las zonas son de difícil acceso. El gobierno turco ha pedido ayuda internacional precisamente porque no es fácil llegar a la zona afectada que, repito, es muy extensa". 

Edificios enteros derrumbados en Alepo

El hermano Ibrahim Alsabah fue párroco en Alepo durante años y ahora está en Nazaret. Desde allí, sigue desde anoche lo que ocurre en su comunidad. "La situación es muy difícil, al menos 36 casas se han derrumbado en Alepo y hay más de 50 muertos. Hay más de doscientos heridos, pero el drama es que todavía hay cientos de personas bajo los escombros". Las imágenes de los derrumbes han llegado a su teléfono móvil desde la mañana: "Casas, edificios enteros, carreteras dañadas, incluso nuestra iglesia de San Francisco se ha visto afectada. Pienso en los municipios más al norte de Alepo, donde hay comunidades cristianas latinas", concluye, embargado por la emoción.

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