La Santa Sede le dio permiso para hacerlo Renuncia el obispo canadiense que autorizó a una monja oficiar una boda

La religiosa que ofició la boda
La religiosa que ofició la boda

Se trata de una excepción prevista por el Código Canónico promulgado en 1983 por san Juan Pablo II

El Papa Francisco ha aceptado este martes la renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Rouyn-Noranda (Canadá) presentada por monseñor Dorylas Moreau, según ha informado la Santa Sede.

Moreau, que está a punto de cumplir 72 años, recibió en 2017 autorización de la Santa Sede para que una religiosa, sor Pierrette Thiffault, celebrase una boda.

Esta decisión, según recordaba en su día el diario italiano 'La Stampa' generó cierta polémica, aunque la religiosa se limitó a celebrar el matrimonio y no una misa.

En todo caso, se trata de una excepción prevista por el Código Canónico promulgado en 1983 por san Juan Pablo II, que establece, que en aquellos lugares donde no haya sacerdotes ni diáconos, el obispo diocesano, previo voto favorable de la Conferencia Episcopal y obtenida licencia de la Santa Sede, puede delegar en laicos para que asistan los matrimonios. La monjas, a pesar de haber hecho votos de religiosa, es considerada 'laica' en relación con la orden sacra.

El obispo Moreau

Cabe recordar que en el matrimonio, el ministro que celebra el sacramento no es el sacerdote. Los ministros celebrantes son, efectivamente, los esposos. El sacerdote tiene, en el ámbito de la liturgia nupcial, la tarea de testimonio calificado. Por ello, las normas canónicas prevén, excepcionalmente y en casos de demostrada necesidad, la posibilidad de que quien presida la liturgia sea un laico, previa autorización de la Santa Sede.

Lorrainville, enclave de la ceremonia, pertenece a la diócesis de Rouyn-Noranda, en donde el clero escasea tanto que hay sacerdotes que tienen que ocuparse de siete u ocho parroquias, según explicaba en su día el diario italiano. Por ello, el obispo llamó a sor Pierrette Thiffault, religiosa de las Hermanas de la Providencia, para la celebración del matrimonio. La monja recordó a la prensa local que no había sido ordenada, por lo que no podía ejercer ninguna función sacerdotal.

La autorización, con una carta del 23 de mayo de 2017, corrió a cargo de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presidida por el cardenal Robert Sarah. En su momento, el vicario general de la diócesis canadiense declaró: "En la Iglesia católica, esta es una presidencia que se encomienda solo a un cura, pero puede haber alguna excepción, y lo que sucedió hoy es una de ellas".

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