Interviene en un encuentro de la OSCE en Polonia sobre los delitos de odio La Santa Sede advierte de que la intolerancia es "una amenaza para la cohesión social" en Europa

Protesta xenófoba en Polonia
Protesta xenófoba en Polonia

Joseph Grech, consejero de la misión vaticana ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, pide a los políticos una "respuesta específica a esos fenómenos que pueden socavar la paz y la estabilidad"

(Vatican News).- “La Santa Sede sigue confiando en que la OSCE, de conformidad con su naturaleza de organización de seguridad, al tiempo que condena todos los delitos motivados por el odio y los actos de intolerancia violenta y discriminación injusta, elabore una respuesta específica a esos fenómenos que pueden socavar la paz y la estabilidad de la región euroatlántica y euroasiática”, lo dijo Monseñor Joseph Grech, Consejero de la Misión permanente de la Santa Sede ante la Organización Internacional en Viena, en el Encuentro sobre la Implementación de la Dimensión Humana de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en programa del 16 al 27 de septiembre en Varsovia, Polonia.

Afirmar y defender la dignidad de toda persona

Durante la 14 sesión del Encuentro sobre la Implementación de la Dimensión Humana del OSCE, dedicada a los “Delitos motivados por el odio”, el Prelado recordó que, desde las consultas de Dipoli realizadas en 1973, la Santa Sede siempre ha insistido – y sigue insistiendo – en el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos, sin distinción de raza, sexo, lengua o religión, como factor esencial para la paz, la justicia y el bienestar, necesario para garantizar el desarrollo de las relaciones de amistad y la cooperación entre los Estados participantes.

No a la violencia y discriminación

Por lo tanto, Monseñor Grech precisó que, la Santa Sede deplora los delitos motivados por el odio, los actos de intolerancia, la discriminación y la violencia contra cualquier persona humana, y ha condenado repetida y decisivamente la violencia contra las personas y todo signo de discriminación injusta. De hecho, la Iglesia católica, siguiendo el ejemplo del buen samaritano descrito en el Evangelio, en cada momento de la historia y en formas siempre nuevas, se ve desafiada por el mensaje de amor que le ha sido confiado por su Divino Fundador, Jesucristo. Es un amor que ve al hombre o a la mujer en necesidad y no se deja distraer por otras consideraciones.

La amenaza de los actos de intolerancia

El Consejero de la Misión permanente de la Santa Sede manifestó la preocupación y consternación de la Sede Apostólica porque hoy en día muchas personas y comunidades siguen siendo objeto de amenazas o actos de hostilidad o violencia debido a su identidad racial, étnica o religiosa.

“Los actos de intolerancia y discriminación constituyen una amenaza para la cohesión social en los Estados participantes y afectan no sólo a la víctima, sino también a la comunidad en general. Sin embargo, no todos los actos de discriminación constituyen una amenaza directa para la estabilidad de la comunidad internacional o pueden desencadenar la violencia y el conflicto a mayor escala, poniendo en peligro las relaciones pacíficas entre los Estados”.

Foro en la OSCE
Foro en la OSCE

Combatir los prejuicios

Además, Monseñor Grech recodó que, si bien es cierto que no existe una definición universal de la noción de delito motivado por el odio y, en particular, no existe un acuerdo universal sobre las características de las personas que deben protegerse mediante leyes y políticas específicas. Se puede decir que estas amenazas abarcan los delitos motivados por prejuicios. Sin embargo, los Estados participantes acordaron consciente y correctamente, por consenso, limitar el interés específico de la OSCE en la esfera de la tolerancia y la no discriminación a los fenómenos que pudieran poner en peligro la seguridad y la estabilidad de la Región.

Fomentar leyes para combatir delitos de odio

Por ello, concluyó el Prelado, es necesario que los Estados participantes se comprometan a promulgar leyes adecuadas para combatir los delitos motivados por el odio. En particular, los que se refieren a la raza, etnia, nacionalidad o características similares. Por otra parte, no existe tal consenso sobre otras categorías, que se protegen con mayor o menor frecuencia.

A este respecto, cabe señalar que las leyes sobre delitos motivados por el odio a veces surgen bajo la presión del cabildeo por parte de grupos de interés particulares. Y como en diversas ocasione afirmó el Papa Francisco se debe tutelar los nuevos derechos de nuestro tiempo. Paradójicamente, existe el riesgo de que, en nombre de los derechos humanos, veamos el surgimiento de formas modernas de colonización ideológica por parte de los más fuertes y de los más ricos, en detrimento de los más pobres y de los más vulnerables.

Refugiados insisten que no son terroristas
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