Religiosa paquistaní de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thoure Shahnaz Bhatti: "Pasamos nuestros últimos días en Kabul encerradas en casa y con miedo"

La religiosa paquistaní Shahnaz Bhatti.
La religiosa paquistaní Shahnaz Bhatti.

La Hermana Shahnaz Bhatti logró embarcarse en un avión en Kabul el pasado 25 de agosto y huir del horror del recién instaurado régimen talibán en Afganistán

En Kabul, donde formaba parte de una comunidad intercongregacional, tenían una escuela para niños con retraso mental y síndrome de Down de 6 a 10 años, a los que las hermanas preparaban para entrar en el sistema escolar público

“A los líderes de las potencias occidentales implicadas en Afganistán les pido que ayuden a este país a alcanzar la verdadera libertad, que reside en el respeto y la promoción humana y civil"

"El fanatismo religioso conduce a la división y la enemistad y ningún pueblo es mejor que otro y que la convivencia pacífica trae bienestar para todos”

Escoltada por el ejército italiano en pleno caos aeroportuario, la Hermana Shahnaz Bhatti, religiosa paquistaní de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thoure, logró embarcarse en un avión en Kabul el pasado 25 de agosto y huir del horror del recién instaurado régimen talibán en Afganistán. 

Antes de ese momento, sin embargo, la religiosa ayudó a las Hermanas de la Madre Teresa, sus vecinas, a salir con sus catorce niños discapacitados y sin familia y embarcar en el último vuelo a Italia antes de los atentados de Estado Islámico en el aeropuerto de Kabul. “Si ellos no hubieran sido rescatados, no nos habríamos ido”, asegura Bhatti en una entrevista publicada recientemente en Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Ciudadanos huyendo de Kabul en agosto.
Ciudadanos huyendo de Kabul en agosto.

Fueron “momentos muy difíciles” para las religiosas. “Estábamos encerradas en casa y teníamos miedo. Desde hacía más de un año solo éramos dos. En cuanto fue posible, la religiosa que me acompañaba se fue y me quedé sola hasta el final”, detalla Bhatti.

Un mes después de haber abandonado el país, la religiosa tiene palabras de agradecimiento para el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano y para la Cruz Roja Internacional por haberlas ayudado a llegar al aeropuerto, y al P. Giovanni Scalese, representante de la Iglesia católica en Afganistán, que estuvo con ellas hasta el final. “Fue un desplazamiento difícil desde Kabul hasta el aeropuerto, con dos horas de espera y con tiroteos, pero al final llegamos”, relata.

Dos décadas en Afganistán

La presencia de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thoure en Afganistán se remonta al año 2001, cuando la congregación se unió al proyecto movida por el llamamiento del Papa San Juan Pablo II (“Salvad a los niños de Kabul”), al que Italia respondió a través de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) de Congregaciones religiosas. “Yo misma ya llevaba dos años en Kabul con otras dos hermanas, la Hna. Teresia, de la congregación de María Bambina, y la Hna. Irene, de la congregación de las hermanas de la Consolata. La comunidad de Kabul es, de hecho, intercongregacional”, comenta la religiosa.

En Kabul tenían una escuela para niños con retraso mental y síndrome de Down de 6 a 10 años, a los que las hermanas preparaban para entrar en el sistema escolar público. “Con nosotras colaboraban maestros, cuidadores y cocineros nativos. Con la ayuda de las autoridades italianas pudimos llevarlos a ellos y a sus quince familias a Italia, donde han sido recibidos por congregaciones religiosas que han sido muy generosas y acogedoras. En cambio, las familias de los niños siguen llamándonos y pidiéndonos ayuda, se han quedado en sus casas y corren peligro, como pueden imaginar”.

Según el testimonio de la hermana Shahnaz Bhatti, en Afganistán el derecho a la libertad religiosa brilla por su ausencia. “Para los afganos —comenta— los extranjeros occidentales son todos cristianos; así que siempre nos controlaban y no permitían ningún signo religioso. Las religiosas teníamos que vestir como las mujeres nativas y no podíamos llevar un crucifijo visible”.

La religiosa pakistaní no quiso dejar pasar la ocasión para lanzar un mensaje a los líderes políticos de las fuerzas occidentales implicadas en el conflicto afgano. “Me gustaría pedirles que ayuden a este país a alcanzar la verdadera libertad, que reside en el respeto y la promoción humana y civil, manteniendo en mente que el fanatismo religioso conduce a la división y la enemistad, que ningún pueblo es mejor que otro y que la convivencia pacífica trae bienestar para todos”.

Primero, Religión Digital

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