San Patricio, un punto de referencia para los migrantes
La parroquia de San Patricio, en esta pandemia, se ha convertido en uno de los pocos puntos de referencia para los que no tienen nada o lo han perdido todo. En el suburbio de La Rochelle, el campo de acción de los Padres Scalabrinianos, existen numerosas comunidades de inmigrantes pertenecientes a una veintena de nacionalidades diferentes. "Los programas de apoyo dedicados a los ciudadanos sudafricanos puestos en marcha por el gobierno para contrarrestar los efectos del virus no incluyen a los migrantes", denuncia enérgicamente el padre Velásquez. Y los excluidos no tienen más remedio que dirigirse a los sacerdotes de San Patricio: "La primera vez fueron quinientos, pero mañana serán aún más, porque se ha corrido la voz y la pobreza es grande".
En un suburbio de Johannesburgo, los sacerdotes Scalabrinianos de la parroquia de San Patricio ayudan a cientos de pobres e inmigrantes excluidos de las ayudas estatales. pic.twitter.com/2ckj4tSIZm
— Informaria Digital (@informaria) April 24, 2020
Poca atención institucional a la pobreza
Quien ayuda a la parroquia a cuidar de los más pobres es sólo el buen corazón de alguna persona particular. El Padre Velásquez se refiere a una compañía de inversiones en Johannesburgo, que ha contribuido de modo sustancioso, y a algunos feligreses: sólo ellos.
"Muchos pobres – revela – fueron llamados por las instituciones, pero cuando se enteraron de que eran inmigrantes les dijeron: ustedes son extranjeros y no tienen derecho a estos subsidios”. Y, como el bloqueo continuará en toda la nación, el nivel de pobreza aumentará a un ritmo trepidante. El Padre Velásquez es consciente de ello, tanto que admite que, en la cola frente a su parroquia, poca gente respeta las reglas anti-contagio: "Todos están amontonados y muy pocos llevan la máscara porque no pueden permitírsela. Y muchos de ellos me dicen:
"Padre, preferimos arriesgarnos a morir infectados con el coronavirus que morir de hambre"
Misioneros scalabrinianos proporcionan comida y ayuda a los necesitados en Sudáfrica.
— SIMN (@SIMNWorldwide) April 22, 2020
I missionari scalabriniani forniscono cibo e aiuti a chi è indigente https://t.co/qNTuHbkXh1
El miedo al contagio no detiene la caridad
Las medidas de prevención hacen que sea aún más complicado para los scalabrinianos ayudar. La parroquia del Padre Velásquez se encuentra entre el yunque de las restricciones antivirus y el martillo de la falta de intervención legislativa para apoyar a los que han perdido el trabajo y el pan. "En nombre de Dios y de la Iglesia ayudamos a todos. Pero ahora nosotros mismos no podemos obtener ayuda de los voluntarios porque la gente tiene miedo, nuestros feligreses tienen miedo". Pero para el Padre Velásquez el miedo no es una buena razón para darse por vencido: "La semana pasada la policía vino aquí y vio que estábamos ayudando a los pobres y nos gritó: ¡no tenéis permisos, tenéis que cerrar todo!
La parroquia de San Patricio, ahora ha obtenido el permiso para ayudar a los pobres de Johannesburgo. Ciertamente no para la iglesia, que debe permanecer cerrada, sino para una asociación de caridad, la de San Vicente de Paúl. Un pequeño truco para tratar de seguir salvando vidas, en nombre de Dios y de la Iglesia."Sabemos que estamos rompiendo las reglas, pero no podemos dejar que la gente muera"