La religiosa, fallecida en Nochebuena, era muy querida más allá de los credos Último adiós a sor Bárbara, la 'hermana de los musulmanes', en una mezquita de Hermel (Líbano)

Sor Bárbara de Jesús
Sor Bárbara de Jesús

En el funeral de Bárbara de Jesús, los chiítas recitaron una invocación del Islam, Al-Fātiḥa, que constituye la primera sura del Corán, por el alma de la religiosa que trabajó en los barrios más pobres

Un cartel sintetizaba el sentir popular: "Todo el pueblo la echa de menos como modelo de devoción, caridad y pureza"

También los cristianos lloran la muerte de la hermana: "Gran tristeza en la tierra y gran alegría en el cielo por el paso de sor Bárbara"

Durante los años del conflicto libanés, esa casa representó un símbolo de paz y convivencia pacífica para los habitantes de la zona

En su larga vida “sembró bondad dondequiera que iba”. Por este motivo, incluso los musulmanes chiítas de la ciudad libanesa de Hermel, en el valle de la Beqa'a, quisieron ofrecer sus oraciones en sufragio por el alma de sor Bárbara de Jesús, la monja de más de noventa años de las hermanitas de Jesús que murió en Nochebuena. Lo hicieron invitando a toda la población del país a un funeral celebrado la noche del domingo 2 de enero en la sala de condolencias de la mezquita dedicada al Imam Zayn al-Abidin, en el barrio de al Harah.

En el mensaje en sufragio se expresaba la gratitud por el amor con el que sor Bárbara “sembraba bondad dondequiera que iba”. “Todo el pueblo de Hermel la echa de menos como modelo de devoción, caridad y pureza”, rezaba una pancarta izada en la vía de acceso al barrio de la mezquita para dar las gracias a sor Bárbara confiando su alma “a la inmensa misericordia de Dios”.

Adiós a sor Bárbara

Algunos de los participantes en el funeral cuentan a Fides que las hermanas de sor Bárbara recibieron el pésame de los responsables de la comunidad local. El alcalde agradeció la presencia de las hermanas en la región, recordando que desde niño conoce el trabajo discreto de las religiosas en la región.

Los muchos musulmanes que asistieron a la ceremonia recitaron Al-Fātiḥa por el alma de la religiosa. Se trata de la invocación “compasiva y misericordiosa” a Dios que constituye la primera sura del Corán. A los presentes se les ofreció el tradicional café amargo, que las comunidades libanesas, cristianas y musulmanas, emplean en este tipo de ocasiones.

El funeral de los musulmanes chiítas de Hermel para orar por el alma de la hermana Bárbara también manifiesta los frutos del singular y silencioso trabajo apostólico realizado por muchos consagrados a Jesús en la vida cotidiana de los pueblos de Oriente Medio.

Despedida a sor Bárbara

La hermana Barbara Kassab, de origen egipcio, pasó toda su vida siguiendo los pasos de Jesús y haciendo buenas obras por sus hermanos cristianos y musulmanes en una tierra herida y en ocasiones desgarrada por conflictos fratricidas. “Gran tristeza en la tierra y gran alegría en el cielo por el paso de sor Bárbara”, rezaba el anuncio con el que los cristianos de la zona daban la noticia de su fallecimiento.

En ese mensaje se recordaba que sor Bárbara “dedicó su vida al trabajo en la Iglesia, a las obras sociales al servicio de la comunidad y, sobre todo, de los pobres de la región”. El mensaje expresaba la gratitud por la presencia de Bárbara y sus hermanas que han brindado consuelo y consuelo a todos “en nuestros días difíciles”, representando “un signo luminoso en nuestro mundo envuelto en tinieblas”. “Su alma será un regalo de Navidad para el Niño de Belén. Ve en paz, virtuosa madre y hermana, y que su alma nos ayude a nosotros, a nuestras familias, a nuestra sociedad y a toda nuestra región”, concluía el mensaje.

Antes de instalarse en Hermel, las hermanitas de Jesús, pertenecientes a la congregación fundada por Sor Magdeleine Hutin siguiendo los pasos espirituales del Beato Carlos de Foucauld, se habían instalado en el pueblo de Ras Baalbek, en su mayoría habitado por cristianos. Durante los años del conflicto libanés, esa casa representó un símbolo de paz y convivencia pacífica para los habitantes de la zona.

Ahora, en los terrenos anexos al pequeño monasterio de Hermel, cuentan con olivos, viñas, legumbres y árboles frutales. En 2017, cuando milicianos yihadistas entraron desde Siria en el valle de Beqa’a, el alcalde inmediatamente puso bajo protección a las religiosas. Mientras, los vecinos musulmanes cuidaron de su convento esperando su vuelta. Cuando regresaron, les pidieron que no se fueran de nuevo. Así, de este modo, continúan cumpliendo su vocación misionera y al mismo tiempo contemplativa dando testimonio con sus gestos cotidianos de la presencia de Jesús entre los musulmanes y de su amor por ellos.

Primero, Religión Digital

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