El ‘mea culpa’ del arzobispo Zollitsch: “No miré la verdad a los ojos de las víctimas”

El arzobispo emérito de Friburgo, Robert Zollitsch, es un claro ejemplo de esa “eclesiopatía” con la que el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo, se refirió durante las recientes Jornadas de Teología de Comillas a esa afección en donde “la Iglesia se convierte en el centro de atención y solo se ocupa de salvar su pellejo, se cierra y solo intenta defenderse” de los males que les achacan. Pero, a la vez, de esos “brotes de esperanza que están naciendo al lado de la Cruz” y que revelan que “algo está cambiando”.

A sus 84 años de edad, quien fuera presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, ha gabado en un vídeo difundido este jueves 6 de octubre, en el que “ha admitido importantes errores y su culpabilidad personal a la hora de asumir la violencia y los abusos sexuales en la Iglesia católica” según publica Katholisch.

"Sufrimiento adicional"

“En un vídeo de nueve minutos publicado en Friburgo el jueves, Zollitsch pide perdón a las víctimas y a sus familias ‘por el sufrimiento adicional que mi comportamiento les ha causado”, en donde añade que “sabía que no podía esperar que aceptaran sus disculpas”, según la misma fuente.

“No comprendí el gran alcance y sobre todo las consecuencias para los afectados por los delitos de violencia y abusos sexualizados y no miré la verdad a los ojos”, reconoce Zollitsch, que además admite que no solo no había revelado los casos de abuso y, “en cambio, había intentado tratar las denuncias de abuso internamente”.

“Por error, se había centrado demasiado en el bien de la Iglesia y demasiado poco en la atención y la compasión hacia los afectados”, reconoce el anciano, quien admite que había sido "demasiado ingenuo y demasiado inocente" al tratar con los autores de los abusos, creyendo las declaraciones y promesas de los autores "con demasiada facilidad", según Katholisch.

Secretismo y corporativismo

Zollitsch, que admite “graves errores” que lamentó "de todo corazón", asegura que, como arzobispo de Friburgo, se vio envuelto en un "sistema que se caracterizaba por una cultura crecida y consentida de silencio y secretismo hacia el exterior, de espíritu corporativo y de autoprotección” en el tratamiento de los abusos sexuales, y asume “la responsabilidad personal y moral”.

Aunque esta confesión ha sido bien recibida en la archidiócesis germana, “el consejo asesor de los afectados en Friburgo explicó que ahora hay que ver si Zollitsch se toma en serio el arrepentimiento expresado. Su admisión de culpabilidad fue una sorpresa. Ahora debe comprometerse a acelerar el proceso de reconciliación con el pasado” y “responder a esas preguntas en conversación directa con los afectados que no han sido respondidas durante décadas".