Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, uno de los nuevos 'hombres fuertes' de Francisco Neocardenal Aveline: "No quiero que el papa Francisco renuncie”

El papa Francisco y Jean-Marc Aveline.
El papa Francisco y Jean-Marc Aveline.

En el pontificado de Francisco "hay una lección que lo resume todo: la Iglesia debe descentralizarse, sin preocuparse por su supervivencia como institución. Pero el Papa es sobre todo un estilo: cercano, libre, exigente, valiente. Y un método: escuchar, estimular, decidir"

"El laicismo que sitúa a la ciudadanía por encima de la religión es algo muy bueno. Muchos países desearían esta fórmula. Esto es algo que intriga al Papa"

"El papa Francisco es un hombre libre: si en algún momento sus limitaciones le obligan a renunciar a su cargo, lo hará; pero yo no quiero que lo haga”

Entre los 20 nuevos cardenales que el próximo 27 de agosto recibirán en la basílica de san Pedro la birreta cardenalicia de manos del Papa, hay perfiles muy interesantes. Su elección no responde a una deuda con una sede histórica, sino que Francisco busca celosamente candidatos que casen con su forma de entender su misión apostólica en los umbrales de este tercer milenio. Y uno de esos personajes interesantes es el arzobispo de Marsella, Jean-Luc Aveline, descendiente de emigrantes andaluces que acabaron en la Argelia francesa.

Quizá esa procedencia como pied noir, por tanto de cultura mestiza para el francés de la metrópoli, en la fronteras de dos mundos, el de Europa y el Magreb, con un fuerte interés por el diálogo interreligioso, le había puesto en la onda gravitacional del Papa que vino del fin de mundo. Eso y también ser el impulsor de la llamada “teología del Mediterráneo”. Y al Mediterráneo, a Lampedusa, no lo olvidemos, dirigió Bergoglio sus primeros pasos como Francisco. Así pues, no hay que darle muchas vueltas:

Aveline saldrá de este consistorio como uno de los nuevos cardenales por los que Francisco siente más afinidad.

El desafío de Aveline en su diócesis (las barriadas pobres habitadas por inmigrantes musulmanes a los que el Estado no da soluciones o cómo seguir haciendo significativa a una Iglesia en un país declaradamente laico sin pretender ir de la mano de los políticos) reflejan a pequeña escala también las líneas maestras de Bergoglio: hacer de la Iglesia un lugar de acogida en un mundo globalizado que va camino de perder su alma.

Jean-Marc Aveline
Jean-Marc Aveline

De estas cuestiones y de su relación con el Papa habla en una extensa entrevista en Le Journal du Dimache, donde, por ejemplo, resume la idea que, en su opinión, marca hasta ahora todo el Pontificado de Francisco:

“Hay una lección que lo resume todo: la Iglesia debe descentralizarse, sin preocuparse por su supervivencia como institución. Pero el Papa es sobre todo un estilo: cercano, libre, exigente, valiente. Y un método: escuchar, estimular, decidir. Por ejemplo, Laudato si’ resonó más allá de los círculos de la Iglesia. Lo mismo ocurre con el Islam, con la declaración conjunta del Papa con el imán de Al-Azhar sobre la fraternidad. También ha trabajado duro contra los abusos sexuales, ha reformado la curia, las finanzas. La puesta en práctica de las reformas es precisamente el tema de nuestra reunión del 29 y 30 de agosto en Roma con cardenales de todo el mundo”.

"Francisco es un hombre libre"

En ese consistorio, Aveline se convertirá en el quinto cardenal francés con derecho a elección de un nuevo pontífice en un futuro cónclave. En este sentido, sobre la posibilidad de renuncia, que no ha descartado el propio Francisco, el arzobispo de Marsella tampoco lo descarta, aunque la idea a él no le convence del todo.

“El gesto de Benedicto XVI fue especialmente original. Su salud no era tan mala, así que su decisión abre una posibilidad. ¿Se convertirá en un hábito? Mejor no: tener tres o cuatro patatas al mismo tiempo será probablemente complicado. Se puede discutir el estatus de papa emérito. En cuanto a Francisco, podemos ver que su rodilla se está cansando. Pero si tuviera dolor de hígado, sería más grave, pero nadie lo notaría. Es un hombre libre: si en algún momento sus limitaciones le obligan a renunciar a su cargo, lo hará; pero yo no quiero que lo haga”, señala a la publicación gala.

Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella
Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella

Muy interesante es también su reflexión sobre el papel de un cardenal en una país laico por ley y en una sociedad fuertemente secularizada: "Es un reto, pero al mismo tiempo nos sitúa en el lugar adecuado. No se trata simplemente de disfrutar del poder, como ocurría cuando la Iglesia ejercía cierto dominio sobre la sociedad. La Iglesia en Francia está marcada por una secularización muy fuerte, que sin duda refuerza la opción política por el laicismo".

"Esta es una de las cosas que intriga al Papa -afirma-. En nuestro país, cuando el laicismo se convierte en laicismo, debemos permanecer atentos; pero en otros lugares, cuando la religión triunfa sobre la ciudadanía, también debemos estar atentos. Así que el laicismo que sitúa a la ciudadanía por encima de la religión es algo muy bueno. Muchos países desearían esta fórmula. Lo que también intriga al Papa, en este país donde Dios parece haber desaparecido del paisaje, es la fuerte creatividad pastoral dentro de la Iglesia de Francia. En mayo, diez santos fueron canonizados en Roma. Entre ellos, tres eran franceses: esto es enorme".

Luchar contra los abusos 

Y en cuanto a cuáles habrían de ser las prioridades pastorles, Juan-Marc Aveline señala muchas, todas coincidentes con las del papa Francisco. “La lucha contra el abuso, no sólo sexual: el abuso de autoridad, el abuso espiritual. Debemos seguir trabajando en ello; intentarlo, pero nos debemos a todas las víctimas. Dentro de la Iglesia, también es importante mantener condiciones favorables para un debate, especialmente sobre nuestras relaciones con los musulmanes. También debemos relanzar el proyecto de relaciones ecuménicas e interreligiosas, en particular el diálogo con la comunidad judía. Le doy mucho espacio, en primer lugar porque la fe cristiana está injertada en la fe judía, y en segundo lugar porque tenemos una historia muy importante en común, que no siempre ha sido muy bonita. Nuestras Biblias son la Biblia judía y el Nuevo Testamento. Hay una alteridad en nuestra identidad, y si la cuestionamos más profundamente, puede abrir muchos horizontes para otros diálogos. Y hay que apoyar  a los cristianos perseguidos, al pueblo ucraniano, está la cuestión de los muertos olvidados en el Mediterráneo... Todavía hoy tenemos que concienciar a la gente”.

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