Las iglesias de Jerusalén claman por una "paz auténtica y duradera" en Tierra Santa
La paz no puede reducirse a una simple suspensión de las hostilidades, sino que debe ir acompañada de justicia, reconciliación y respeto a los derechos fundamentales, señalan en su mensaje por Navidad
En un Oriente Medio aún marcado por el conflicto y la inestabilidad, los patriarcas y líderes de las Iglesias de Jerusalén han publicado su tradicional mensaje de Navidad, reiterando que la paz no puede reducirse a una simple suspensión de las hostilidades, sino que debe ir acompañada de justicia, reconciliación y respeto a los derechos fundamentales. Al comenzar el mensaje con una referencia a la Carta a los Hebreos: «Rodeados de tan gran nube de testigos, corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, con la mirada fija en Jesús», los líderes cristianos invitan a los fieles a permanecer firmes en la esperanza incluso en los momentos de mayor sufrimiento.
Belén, signo de esperanza para un mundo herido
En el centro del mensaje se encuentra el significado de la Encarnación de Cristo en Belén, presentada como un signo de esperanza que nace en la fragilidad humana. Al igual que los pastores en la noche de Navidad, también hoy el mensaje evangélico nos invita a no dejarnos llevar por el miedo y el desánimo.
Si bien celebran el alto el fuego, que ha permitido a muchas comunidades celebrar las fiestas con mayor libertad, los Patriarcas advierten del riesgo de una "paz aparente", recordando las palabras del profeta Jeremías: "Paz, paz, pero no hay paz". Según el mensaje, a pesar de la tregua, la violencia, las víctimas y las violaciones de las libertades continúan en Tierra Santa y los países vecinos.
Los líderes de las Iglesias reiteran su solidaridad con todos los afectados por el conflicto y hacen un llamamiento a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad para que perseveren en la oración y el compromiso por una paz auténtica y duradera. El mensaje concluye con un saludo navideño a las comunidades locales y a los cristianos de todo el mundo, con la esperanza de que el nacimiento de Jesús en Belén renueve el deseo de reconciliación y justicia.
