Lombardi califica de "alentadora" y "paso adelante" la respuesta de la Fratenidad Los lefebvrianos aceptan la declaraciòn doctrinal exigida por Roma
En un escueto comunicado, el Vaticano confirmó haber recibido el día anterior una respuesta escrita del obispo Bernard Fellay, jefe de los lefebvrianos, al requerimiento de aceptar explícitamente el "Preámbulo doctrinal" exigido para su regreso a la unión con Roma. Si bien Benedicto XVI levantó en el 2009 la excomunión impuesta por Juan Pablo II en 1988 a los cuatro obispos lefebvrianos, tanto ellos como sus seguidores siguen sin estar unidos a la Santa Sede.
El Vaticano precisó que el texto de respuesta de monseñor Bernard Fellay "será examinado por la Congregación de la Doctrina de la Fe y, a continuación, sometido al juicio del Santo Padre". En circunstancias ordinarias este proceso suele requerir algunas semanas.
La Pontificia Comisión "Ecclesia Dei" ha hecho público hoy el siguiente comunicado:
"El 17 de abril de 2012 ha llegado el texto de la respuesta de Su Excelencia Mons. Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que fue requerido en el encuentro del 16 de marzo de 2012 celebrado en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Dicho texto será examinado por el Dicasterio y, seguidamente, sometido al juicio del Santo Padre".
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, precisó que la respuesta de Fellay es un "paso adelante y un hecho alentador respecto a las precedentes" dadas por los lefebvrianos.
En octubre del pasado año en una reunión celebrada cerca de Roma, los lefebvrianos reiteraron la "fidelidad" a Marcel Lefebvre", el arzobispo francés ya fallecido que fundó esa cofradía y que fue excomulgado por Juan Pablo II en 1988.
Lombardi señaló que la respuesta será analizada "en breve espacio de tiempo" y aseguró que no dan por concluido el diálogo con los lefebvrianos.
El pasado 16 de marzo el Vaticano informó que consideraba "insuficiente" la respuesta dada por los lefebvrianos para regresar al seno de la Iglesia Católica y les dio un mes más para que clarificasen su postura y evitar la ruptura definitiva.
El anuncio del Vaticano llegó después de que ese mismo día se reunieran durante dos horas el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Williams Levada, y el superior de los lefebvrianos, Bernard Fellay.
Levada y Fellay analizaron la respuesta dada por los tradicionalistas al "preámbulo doctrinal" que les entregó el Vaticano el 14 de septiembre del pasado año con las condiciones para regresar a la Iglesia de Roma, cuyos puntos se desconocen.
Lo único que se sabe del mismo es que contiene algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica "necesarios para garantizar la fidelidad al magisterio de la Iglesia".
Asimismo, abre "al legítimo debate" el estudio y la explicación teológica de "puntuales expresiones o formulaciones presentes en los documentos del Concilio Vaticano II y del magisterio posterior".
La Santa Sede considera como "base fundamental" para la obtención de la plena reconciliación la aceptación del preámbulo doctrinal
Los "lefebvrianos" surgieron en 1969, cuando Lefebvre (1905-1991) creó la Fraternidad San Pío X, asociación tradicionalista que rechaza frontalmente el Concilio Vaticano II, al que considera una "herejía", y las "destructivas" reformas surgidas del mismo, así como defiende a ultranza el rito preconciliar.
Este grupo desató un cisma en la Iglesia Católica en 1988, cuando Lefebvre ordenó sin permiso de Juan Pablo II a cuatro obispos, entre ellos Fellay.
En aras de buena voluntad para que vuelvan al redil, Benedicto XVI liberalizó en 2007 la misa en latín y en 2009 levantó las cuatro excomuniones.
Pero uno de esos obispos, el británico Richard Williamson, negó después el Holocausto, poniendo en pie de guerra a la comunidad judía internacional.
Los "lefebvrianos" cuentan con cuatro obispos, cerca de medio millar de sacerdotes y más de 200.000 fieles repartidos por todo el mundo, especialmente en Suiza, Francia, Argentina, Estados Unidos, Alemania, Chile y Colombia.
Según fuentes vaticanas, aspiran a obtener dentro de la Santa Sede un estatus de prelatura personal como el que tiene el Opus Dei.