Michael Wüstenberg quiere conocer de primera mano la situación de los socorristas Un obispo alemán se enrola en la tripulación de un buque de rescate a refugiados en el Mediterráneo

Sea-Eye adquirió este con el apoyo de la coalición de salvamento marítimo United4Rescue.
Sea-Eye adquirió este con el apoyo de la coalición de salvamento marítimo United4Rescue. Sea-Eye

“Nos anima mucho saber que una parte considerable de la sociedad y también de la comunidad religiosa católica no sólo aprueba nuestro objetivo de salvar a las personas de los ahogamientos, sino que lo apoya activamente”, comentó Sophie Weidenhiller, la portavoz de la organización humanitaria

“Estamos muy contentos de que Michael Wüstenberg acompañe la travesía de los ‘Sea-Eye 4’”, dijo el miércoles 21 de abril Sophie Weidenhiller, la portavoz de la organización de rescate marítimo Sea-Eye, al portal alemán katholisch.de. Obispo emérito de Hildesheim, Wüstenberg acompaña al barco de rescate de refugiados en el Mediterráneo en su travesía desde Alemania a España, desde donde partirá la misión. 

Michael Wüstenberg quiere conocer de primera mano la situación de los socorristas.
Michael Wüstenberg quiere conocer de primera mano la situación de los socorristas. Wikimedia Commons

A bordo del buque se percibe al pastor principal “como una persona y un clérigo muy cálido y cordial, pero también muy reflexivo”, comentó la portavoz de la organización con sede en Ratisbona, quien ha explicado que Wüstenberg ponía en práctica su fe y “no se privaba de tomar un taladro en la mano y ayudar en los últimos retoques a bordo”.

El apoyo de “muchos sectores de la Iglesia Católica” es una “gran bendición” para la organización, comentó Weidenhiller. “Nos anima mucho saber que una parte considerable de la sociedad y también de la comunidad religiosa católica no sólo aprueba nuestro objetivo de salvar a las personas de los ahogamientos, sino que lo apoya activamente”, añadió.

Wüstenberg, que no participará en la misión de rescate propiamente dicha debido a la pandemia, se sumó al viaje porque quería “conocer la situación de los socorristas” y “expresar su respeto”. El prelado, de 66 años, había dirigido la diócesis sudafricana de Aliwal antes de su jubilación en 2017 y, desde entonces, ha vuelto a vivir en su Hildesheim natal. La experiencia africana de Wüstenberg fue su principal motivación para comprometerse con esta ONG alemana. "Haber sido obispo en África, dijo, hace que sienta una gran preocupación por la situación de las personas refugiadas".  

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