Francia se convierte en el primer país del mundo en 'blindar' el aborto en su Carta Magna Los obispos franceses, ante la inclusión del aborto en la Constitución: "Perdemos el sentido del valor de la vida"

El Senado y el Parlamento aprobaron incluir el derecho al aborto en la Constitución
El Senado y el Parlamento aprobaron incluir el derecho al aborto en la Constitución EFE

El arzobispo de Dijon y vicepresidente de la Comece, lamenta "el hecho de poner esta libertad en la Constitución, porque la Constitución es más bien el marco jurídico para el funcionamiento del estado de democracia. No se trata de poner todas las leyes dentro de la Constitución. Por eso también los obispos no están a favor"

"Lo que queremos decir es que esta dimensión del aborto no puede tratarse únicamente como un derecho. Es algo íntimo que concierne a las mujeres, y también a los hombres"

Esta iniciativa -prosigue- forma parte del deseo a nivel europeo de introducir esta libertad en materia de aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales de Europa"

"Nadie, ningún partido, cuestiona hoy la libertad de elegir. No hay ningún peligro en este punto. Se trata más bien de ver por qué tantas mujeres recurren al aborto. Esto constituye un acto grave que tiene profundas consecuencias, incluidas psicológicas, para muchas mujeres". No, el de ayer no fue un día de alegría para la Iglesia en Francia, como muestra Antoine Hérouard, arzobispo de Dijon, tras la aprobación, en sesión conjunta del Senado y el Parlamento galo, de la enmienda constitucional que prevé la inserción de un nuevo párrafo en el artículo 34 de la Constitución para garantizar desde la Carta Magna el derecho al aborto, lo que convierte al país vecino en el primero del mundo en tomar esta medida.

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“Perdemos el sentido del valor de la vida. Y se pierde cuando, para determinadas situaciones y para algunas personas, se convierte en un problema. Pero la vida no es un problema. Es la muerte y la negación de la vida lo que crea un problema. Luego debemos ayudar a que la vida crezca, a ser acogida y acompañada", señala en entrevista con el SIR el también vicepresidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa.

En una reciente nota a propósito de esta iniciativa del presidente Emmanuel Macron, los obispos franceses reiteraron que el aborto "no puede ser visto exclusivamente desde la perspectiva de los derechos de la mujer". "Nadie, ningún partido, pone hoy en duda la libertad de elegir. No hay ningún peligro en este punto. Más bien se trata de ver por qué tantas mujeres han recurrido y siguen recurriendo al aborto", subraya monseñor Hérouard.

Antoine Hérouard, arzobispo de Dijon
Antoine Hérouard, arzobispo de Dijon Comece

"El problema no es tanto la ley del aborto en sí, sino el hecho de que no se abordan los problemas subyacentes. Cuando se votó inicialmente la ley presentada por Simone Veil en 1974, se afirmó que estaba destinada a poner fin a una situación de gran peligro. Y en cambio, vemos que el número de abortos está aumentando y hoy ha alcanzado la cifra más alta jamás registrada. En Francia estamos en 235.000 abortos al año. Esta es una cantidad enorme", lamenta el arzobispo.

"No se trata de juzgar a las mujeres que piden un aborto, porque sabemos que detrás de ello muchas veces hay situaciones difíciles y variadas. Lo que queremos decir es que el aborto no puede ser simplemente un medio de anticoncepción. El aborto siempre sigue siendo un acto grave que tiene consecuencias en la vida de la mujer. Y a menudo lo vemos en las mujeres", destaca Hérouard. "Lo que queremos decir es que esta dimensión del aborto no puede tratarse únicamente como un derecho. Es algo íntimo que concierne a las mujeres, y también a los hombres", subraya.

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Igualmente, el arzobispo lamenta "el hecho de poner esta libertad en la Constitución, porque la Constitución es más bien el marco jurídico para el funcionamiento del estado de democracia. No se trata de poner todas las leyes dentro de la Constitución. Por eso también los obispos no están a favor".

"Esta iniciativa -prosigue- forma parte del deseo a nivel europeo de introducir esta libertad en materia de aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales de Europa. Pero vemos que la situación es muy diferente entre los países de la Unión Europea. Sabemos, por ejemplo, que el aborto está incluso prohibido en Malta. Ni siquiera se trata de una cuestión de derecho europeo en sí mismo, porque las cuestiones que se refieren a problemas éticos y familiares dependen únicamente de la legislación nacional. Sin embargo, existe este esfuerzo por parte del Gobierno francés y del presidente Macron para avanzar como señal también a nivel internacional".

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