Denuncian el hacinamiento carcelario que deshumaniza Los obispos franceses visitarán 102 cárceles del país con motivo del Jubileo de los presos

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Los prelados llaman a evitar el hacinamiento carcelario en aumento que "humilla, aumenta la violencia y la inacción y contribuye a una pérdida de sentido en el trabajo de los funcionarios"

(AICA).- Por iniciativa de monseñor Jean-Luc Brunin, obispo responsable de la pastoral carcelaria de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF), los obispos franceses visitarán 102 cárceles del país, con motivo del Jubileo de los presos que se celebrará los días 13 y 14 de diciembre.

Con el objetivo de permitir a los detenidos vivir plenamente el Jubileo de la esperanza, a pesar de su imposibilidad de viajar a Roma, como lo han experimentado muchos peregrinos durante todo este año, los obispos y el Consejo Nacional de Capellanías Penitenciarias Católicas desearon que el Jubileo llegue hasta ellos.

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Las visitas de los prelados incluyen misas, liturgias penitenciales, un paso simbólico por las "puertas del jubileo" en las cárceles, grupos de debate y talleres bíblicos.

Llamamiento sobre la situación carcelaria en Francia

Al mismo tiempo, la Conferencia Episcopal Francesa emitió un llamamiento sobre el hacinamiento carcelario, que alcanzó su nivel más alto en la historia de Francia. "Esto contribuye a un sentimiento de humillación, un aumento de la violencia y la inacción entre los presos, así como a una pérdida de sentido en el trabajo de los funcionarios de prisiones", se lee en la declaración. 

"Esto impide que los presos salgan de la cárcel en mejores condiciones que cuando entraron en ella y, por lo tanto, genera más reincidencia que seguridad. Para la sociedad, la prisión es la sanción más costosa, no solo económicamente, sino también en términos de reincidencia. Cualquier medida destinada a aumentar la población carcelaria es contraria a la seguridad de nuestros conciudadanos", argumentan los obispos.

Señalan que "si bien el sistema de justicia debe imponer legalmente sanciones por delitos y faltas, la ley establece un principio de castigo destinado a prevenir su repetición y a reintegrar a los perpetradores". 

"Considerar las sanciones únicamente como un castigo que debe doler reduciría el castigo a la deshumanizaciónen lugar de a la restauración. Es en interés de toda la sociedad, y especialmente de las víctimas, reconstruir la humanidad de quienes han fallado, ayudándolos a asumir su responsabilidad y a construir un nuevo futuro". 

Y añaden: "Las cárceles superpobladas son cárceles que destruyen, donde los reclusos no solo están encerrados tras muros, sino que languidecen en la desesperanza, como si no se pudiera esperar nada más de ellos".

También recuerdan que toda persona tiene una dignidad indestructible y "nadie puede ser reducido a ningún acto que haya cometido".

"Ante esta inquietante y preocupante observación, concluyen los obispos franceses, queremos hacer un llamamiento a los líderes políticos y jueces de nuestro país para que emprendan conscientemente nuevos caminos para administrar justicia y condenar a quienes cometen delitos, incluso graves. La idea de 'todos a la cárcel' es un callejón sin salida. Existen otros métodos de castigo que respetan verdaderamente la dignidad de las personas y, al mismo tiempo, permiten un cambio en su comportamiento", se lee en el llamamiento de los obispos franceses.

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