Rui Valério dedica a las víctimas de la pederastia clerical sus primeras palabras tras ser elegido El nuevo patriarca de Lisboa define los abusos como "un puñetazo en el estómago" perpetrado por "miembros indignos de la Iglesia"

Rui Valério, nuevo patriarca de Lisboa
Rui Valério, nuevo patriarca de Lisboa Patriarcado de Lisboa

"Saludo a los hermanos y hermanas que han sufrido abusos por parte de miembros de la Iglesia, hermanos míos; comparto vuestro dolor y juntos continuaremos, con esperanza, en el camino de la total sanación de vuestro y nuestro sufrimiento, de la tolerancia cero"

El primer obispo monfortiano portugués reveló que "tres sentimientos" le embargan en esta ocasión: "miedo y temblor" (ser consciente de su "fragilidad"), "intención de escuchar" (cumplir con la finalidad de la sinodalidad) y "alegría en el servicio"

"Un verdadero puñetazo en el estómago". El nuevo Patriarca de Lisboa, Rui Valério, ha dejado unas palabras a las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia, asegurando que comparte su dolor y que está comprometido con la "tolerancia cero" defendida por el Papa Francisco para estos casos.

En su primer mensaje a los fieles del Patriarcado de Lisboa, el que fuera obispo de las Fuerzas Armadas y de Seguridad quiso subrayar su preocupación por los casos de abusos en la Iglesia, que en la Misa Crismal de este año, ante los capellanes castrenses, calificó como "un verdadero puñetazo en el estómago" perpetrado por "miembros indignos de la Iglesia".

"Saludo a los hermanos y hermanas que han sufrido abusos por parte de miembros de la Iglesia, hermanos míos; comparto vuestro dolor y juntos continuaremos, con esperanza, en el camino de la total sanación de vuestro y nuestro sufrimiento, de la tolerancia cero", escribió Rui Valério en el mensaje divulgado pocos minutos después del anuncio de su nombramiento por el Vaticano.

En el texto, en el que califica a Lisboa de "capital de la juventud y ciudad de la esperanza", el nuevo patriarca subraya que, para siempre, los días de Lisboa "serán días de encuentro" y su historia "horizontes donde todos tienen cabida".

El primer obispo monfortiano portugués reveló que "tres sentimientos" le embargan en esta ocasión: "miedo y temblor" (ser consciente de su "fragilidad"), "intención de escuchar" (cumplir con la finalidad de la sinodalidad) y "alegría en el servicio".

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