Vanessa Cheng y el padre Devadass : "Una escucha fundada en el respeto" Las 'voces' de los que callan y las comunidades de base: Asia resonó ayer en la Asamblea del Sínodo

Vanessa Cheng, laica de Hong Kong y el p. Clarence Devadass
Vanessa Cheng, laica de Hong Kong y el p. Clarence Devadass

“La sociedad de Hong Kong está desgarrada por dos años de agitación social: el proceso sinodal ha ayudado a la Iglesia a volver a empezar. Caminar juntos trae frutos de curación"

El eco de los sufrimientos, pero también de los dones de Asia, resonó ayer en la Asamblea del Sínodo que se desarrolla en el Vaticano a través del testimonio de Vanessa Cheng, una laica de Hong Kong perteneciente al movimiento de los Focolares que, junto con el p. Clarence Devadass, sacerdote de Malasia

En un contexto donde los cristianos son un "pequeño rebaño", esta presencia se vive lado a lado con las otras grandes religiones, también con todos aquellos que no tienen una fe propia y están esperando la Buena Noticia

(AsiaNews).- “La sociedad de Hong Kong está desgarrada por dos años de agitación social: el proceso sinodal ha ayudado a la Iglesia a volver a empezar. Caminar juntos trae frutos de curación". El eco de los sufrimientos, pero también de los dones de Asia, resonó ayer en la Asamblea del Sínodo que se desarrolla en el Vaticano a través del testimonio de Vanessa Cheng, una laica de Hong Kong perteneciente al movimiento de los Focolares que, junto con el p. Clarence Devadass, sacerdote de Malasia, habló durante la sesión pública que abrió los días dedicados al estudio de la segunda parte del Instrumentum Laboris.

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Retomando el informe continental para describir el camino sinodal en Asia, Vanessa Cheng usó la imagen de "descalzarse", profundamente relacionada con el sentido de lo sagrado que caracteriza a las poblaciones locales. Un contexto donde los cristianos son un "pequeño rebaño": hay poco más del 3% de católicos, cifra que se eleva al 6,5% si se consideran juntas todas las confesiones cristianas. Esta presencia se vive lado a lado con las otras grandes religiones que tienen aquí su cuna, pero también con todos aquellos que no tienen una fe propia y están esperando la Buena Noticia. Por eso resulta tan importante una escucha fundada en el respeto.

“También debemos ser conscientes – recordó Vanessa Cheng – que muchas culturas asiáticas no favorecen la franqueza por una serie de razones, como el miedo a cometer errores y perder la 'imagen', a no ser aceptado por el propio círculo social, a ser identificado como problemático, irrespetuoso y desafiante ante cualquier tipo de autoridad. Por eso muchos creyentes tienden a guardar silencio en vez de expresar sus opiniones y preocupaciones. Y también por eso debemos prestar aún más atención a aquellos que permanecen en silencio por algún motivo, especialmente los que han resultado heridos".

“Algunos pueden vernos como pequeños e insignificantes, pero nosotros nos consideramos partes únicas y valiosas no sólo de la Iglesia, sino también de la construcción y transformación de la sociedad humana – añadió el p. Devadass-. En muchas partes de Asia la Iglesia participa en el servicio al desarrollo humano integral y el bien común, particularmente en los ámbitos de la educación, la salud y la atención a la infancia, y en llegar a los grupos pobres y marginados de la sociedad más allá de las fronteras de nuestras iglesias. ".

La experiencia del diálogo es fundamental. “Compartimos muchas experiencias de compromiso fructífero con otros cristianos, con personas de otras religiones y tradiciones, incluidas las espiritualidades indígenas, y con la sociedad en general. Algunos han expresado reservas sobre estos diálogos por diversas razones, entre ellas la desconfianza y la sospecha sobre los motivos. Sin embargo, para la unidad de la humanidad, las Iglesias en muchas partes de Asia desempeñan un papel crucial en la construcción de puentes para la paz, la armonía, la reconciliación e incluso la justicia y la libertad".

Por último, el padre Devadass también llamó la atención del Sínodo sobre la experiencia de las comunidades eclesiales de base presentes en muchas Iglesias de Asia. “Aportan no sólo una transformación espiritual, sino también social – explicó -. Son faros de esperanza para el testimonio del Evangelio en la sociedad, se convierten en fermento de vida cristiana, cuidan de los pobres y se comprometen a transformar la sociedad a través de una experiencia evangélica vivida. Son nuestros signos visibles de una Iglesia sinodal que es relevante y, al mismo tiempo, relacional”.

Comunidades eclesiales de base en Asia

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