Los obispos "necesitan afirmar que el nacionalismo cristiano es una herejía", señala Reese Estados Unidos: ¿Es suficiente el silencio de los obispos católicos ante las mentiras de Trump?

Trump, frente a una parroquia, con la Biblia en la mano
Trump, frente a una parroquia, con la Biblia en la mano

La polarización política, social y religiosa va in crescendo en los Estados Unidos, donde la solidez de sus instituciones está siendo duramente probada en los últimos tiempos debido a la oleada populista llevada por Donald Trump antes incluso de llegar a la Casa Blanca, y en la que persiste, de cara a las próximas elecciones presidenciales,

El conocido jesuita Thomas Reese, que estuvo al frente de America magazine, se pregunta en una columna en el National Catholic Reporter si los obispos católicos deben permanecer al margen de esta situación que amenaza a las claras la convivencia en la todavía primera potencia mundial

La polarización política, social y religiosa va in crescendo en los Estados Unidos, donde la solidez de sus instituciones está siendo duramente probada en los últimos tiempos debido a la oleada populista llevada por Donald Trump antes incluso de llegar a la Casa Blanca, y en la que persiste, de cara a las próximas elecciones presidenciales, tratando de desviar la atención ante las severas imputaciones por llevarse decenas de documentos clasificados como top secret a su residencia de descanso en Florida.

De nuevo, el multimillonario que fue capaz de alentar al asalto del Capitolio tras perder las elecciones contra el demócrata Joe Biden, siembra con mentiras la sombra de la sospecha y la conspiración en su contra a raíz de la investigación judicial a que está siendo sometido y que podría apearle de la carrera hacia el Despacho Oval.

Ante esta situación, el conocido jesuita Thomas Reese, que estuvo al frente de America magazine, se pregunta en una columna en el National Catholic Reportersi los obispos católicos deben permanecer al margen de esta situación que amenaza a las claras la convivencia en la todavía primera potencia mundial.

Seguidores de Trump tras asaltar el Capitolio
Seguidores de Trump tras asaltar el Capitolio

Parte Reese de una incuestionable realidad que es también motor de polarización: “Muchos servicios de iglesias evangélicas han adquirido todas las características de un mitin de Trump. Los predicadores les dicen a sus congregaciones que las elecciones de 2020 fueron robadas y que la insurrección del 6 de enero de 2021 fue una manifestación pacífica. Ellos, como Trump, atacan al FBI y al Departamento de Justicia en sermones que parecen sacados de los puntos de conversación republicanos de Trump”.

Apoyo a las políticas de Trump

Reconoce también, en ese sentido, que “los obispos católicos apoyaron muchas políticas de la administración Trump, especialmente en temas de aborto y género. Querían que las instituciones católicas tuvieran la libertad de rechazar las disposiciones sobre control de la natalidad en la cobertura de seguro médico de sus empleados. Querían poder despedir al personal que no apoyara sus enseñanzas sobre el matrimonio homosexual y otros temas bioéticos. Celebraron cuando los jueces de la Corte Suprema designados por Trump ayudaron a anular Roe v. Wade, la decisión que legalizó el aborto en los Estados Unidos”, aunque, por otro lado, “afirmaron públicamente los resultados de las elecciones de 2020 y condenaron los disturbios del 6 de enero”, cuando una muchedumbre asaltó el Capitolio instigada por el propio Trump.

Timothy Broglio, presidente de los obispos de Estados Unidos
Timothy Broglio, presidente de los obispos de Estados Unidos

También reconoce Reese que “los obispos católicos tienen sus problemas” y que “apenas pasa una semana sin que escuchen una condena por una u otra razón. Los fiscales generales emiten informes sobre abuso sexual, que describen décadas de abuso y su encubrimiento. Más víctimas se presentan para demandar y luego se quejan cuando las diócesis se declaran en bancarrota. No sirve de nada que los obispos expliquen que casi todos estos son casos antiguos y que relativamente pocos casos de abuso han ocurrido en los últimos 20 o 30 años. Otros los condenan como homófobos y patriarcales. También son atacados por católicos que apoyan la ordenación de mujeres y personas casadas. Incluso se les acusa de no apoyar al papa Francisco”.

Y aunque reconoce con cierta sorna que los obispos católicos estadounidenses deberían “ser felicitados” por no creerse a pies juntillas todo aquello con los que sí comulgan los seguidores de Trump con respecto al líder republicano, Thomas Reese deja una pregunta en el aire: “¿Pero es suficiente el silencio?”.

Que contesta a renglón seguido: “Sin caer en la política partidista, [los obispos católicos] necesitan afirmar que el nacionalismo cristiano es una herejía, que mentir en la política es un pecado contra el bien común y que los políticos están sujetos a las mismas leyes que cualquier otro ciudadano”.

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