La Navidad siempre nos sorprende, es un revulsivo, una noticia personal, familiar y social que nos interroga desde el Niño pobre, nacido en Belén. Se intuye la nueva humanidad, integrada por el hombre y la mujer en paridad. 

Claves para hacer esta lectura hoy: 

1 Dios envuelto en pañales, vulnerable y cuidado. Porque el centro del misterio del Dios humanizado en Belén, son las personas vulnerables, pero al mismo tiempo cuidadas y atendidas. 

Y de ahí arranca la mayor fuente de alegría, inspirada en el Dios humanizado en Jesús en Belén, en los cuidados que prestamos a los empobrecidos y necesitados. Así es Dios, así es la vida humana entregada, fruto del amor, que se expresa en "la vulnerabilidad cuidada". 

En este mundo quebrado, violento, deshumanizado, la mirada puesta en Dios, el Dios humanizado en Belén, superamos el sentimiento de soledad, de fatiga y anhelamos la ternura, la cercanía, al crecer los signos de esperanza, los gestos de solidaridad que despejan las expresiones del egocentrismo: El individualismo, el consumismo, la economía que mata, el antropocentrismo... Porque estuve desnudo y me envolvieron en pañales... "Dios envuelto en pañales, vulnerable y cuidado". 

María, la mujer que comparte el protagonismo con el hijo, que nos tiene que llevar a cambiar el modo de pensar, de sentir, de actuar en el universo de la vida y en el ámbito de la paridad de la mujer y del hombre. 

En el protagonismo de María en Belén, se describe la nueva humanidad, integrada en paridad por la mujer y el hombre. Todos iguales, todos hermanos y hermanas, en reciprocidad, por el camino del amor. 

Es Navidad y ahí empieza la nueva humanidad, en igualdad y paridad.