"Un día de gloria. Pedro Casaldáliga celebra la Pascua" Nicolás Castellanos: "Se jugó la vida con los pobres, por los pobres y como los pobres. Sus gritos hoy no se quieren oír"

Pedro Casaldáliga
Pedro Casaldáliga

"Quiero acompañaros en el dolor y en la esperanza queridos hermanos agustinos Félix Valenzuela, José Saraiva, Ivo Cardeñoso, Paulinho, Paulo Gabriel de la Provincia Agustiniana de la Consolación de Brasil, que habéis sido los ángeles volcados en cuidar y mimar al austero, testigo y profeta Pedro Casaldáliga"

La muerte de Pedro Casaldáliga nos sobrecoge. Sentimos perderle en esa tierra prometida de Araguaia. Pero nos consuelan sus palabras:

“Al final del camino me dirán:
-¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...”

Nos duele no poder acudir a despedirle, por culpa de la pandemia del Covid-19. Pero desde la distancia (Bolivia) estamos presentes en espíritu, cariño y oración. Sí Pedro, estamos presentes celebrando tu Muerte y Resurrección, tu Pascua.

Pascua sagrada, ¡Oh fiesta de la luz! Pascua sagrada, ¡Oh fiesta universal! Pascua sagrada, ¡Victoria de la cruz! Pascua sagrada, ¡Oh noche bautismal! Pascua sagrada, ¡Eterna novedad! Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría

Dada luz en el dolor, en el camino recorrido por ti Pedro, cosido a la cruz del Señor, para resucitar con ÉL a la paz y al gozo del Reino. Con lágrimas en los ojos, te despedimos, Pedro, y te cantamos con el místico San Juan de la Cruz:

Casaldáliga en Sao Félix
Casaldáliga en Sao Félix

¡Hoy llama de amor viva,
Que tiernamente hieres,
De mi alma el más profundo centro!, Pues ya no eres esquiva,
Acaba ya, si quieres;
Rompe la tela de este dulce encuentro

¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!, Que a vida eterna sabe
Y toda deuda paga.

Pedro, tú que sabes de mística, de martirio deseado, tu llama de amor viva en tal dulce encuentro, que a vida eterna sabe, quedó sellada para siempre en la misericordia del Padre y en el esplendor del viviente, crucificado en los indígenas del pueblo Apyawa, Karaja, Xabante de Araguaia y Xingu, campesinos, desposeídos, atropellados, pero al fin resucitados.

Quiero acompañaros en el dolor y en la esperanza queridos hermanos agustinos Félix Valenzuela, José Saraiva, Ivo Cardeñoso, Paulinho, Paulo Gabriel de la Provincia Agustiniana de la Consolación de Brasil, que habéis sido los ángeles volcados en cuidar y mimar al austero, testigo y profeta Pedro Casaldáliga, sin olvidar a Vania Anguiar, toda la familia de ANSA, la gran obra de Pedro Casaldáliga y a los cuidadores de Pedro: Dilmar, Ijani, Josa, Reinaldo Marusan.

Félix Valenzuela
Félix Valenzuela Agencias

Permitidme que evoque la gran figura del profeta Pedro Casaldáliga. Era una vez un profeta, con ansias de martirio. Se juega la vida con los pobres, por los pobres y como los pobres. Guarda, como un tesoro, un trocito de la sotana ensangrentada de Óscar Romero, un trocito de hueso de Ignacio Ellacuría, sangre derramada por los pobres, mártires del reino y de la liberación.

Y sin embargo Pedro Casaldáliga vivió una ancianidad prolongada, con achaques. Su vida toda fue un milagro, el milagro de la solidaridad humana y del amor; la parábola del Samaritano con el indio, con el negro, con el campesino. Sus huellas martiriales, en el camino de los pobres, son gritos que hoy no se quieren oír.

En sus gestos proféticos se refleja el dolor y el esplendor del VIVIENTE, Crucificado, entronizado y resucitado. Con la llegada de Pedro a Sao Felix do Araguaia, se siente la caricia de Dios en indígenas, negros, campesinos, peones sertanejos. Renació la esperanza: “Ninguna familia sin casa, ningún campesino sin tierra”.

Desde Medellín, en América Latina el Espíritu Santo sopla desde el Sur: Ahí está la sangre de los Mártires del Reino, las Comunidades Eclesiales de Base, y últimamente la voz profética del obispo de Roma, Francisco.

Loado mi Señor, por estas voces proféticas que empujan a la Iglesia hacia las periferias humanas y geográficas, a reducir las fronteras de la pobreza, y en el horizonte, en lontananza, la fraternidad universal.

Admiro a Pedro Casaldáliga porque ejerce de Pastor, entre médico, poeta y profeta,
maestro, animador, amigo de los pobres. Y sobre todo, siempre provocador, como los grandes profetas. Pedro no es un “iluminado”, sino que desde la profunda experiencia de Dios anuncia y denuncia los designios del Señor. Creo que Pedro Casaldáliga es un hito señero que se levanta en la Iglesia de América Latina y en la Iglesia universal.

Violencia contra los indígenas en Matto Grosso
Violencia contra los indígenas en Matto Grosso

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