AMADO NERVO y su AMOR a la NATURALEZA



Hoy, 24 de mayo, recordamos con afecto la persona y obra de Amado Nervo en el aniversario de su muerte (pulsar). Los últimos meses, su popularidad como poeta, había llegado a cotas inimaginables. Cuando desde Montevideo fueron acercando a la patria mexicana sus restos mortales, cubiertos por todas las banderas de los países del continente, la aclamación que más se repetía era: “Amado Nervo, primer poeta de América”. Se fueron sumando al cortejo naval barcos de guerra de diversos países hasta arribar al Puerto de Veracruz.



Muy pronto los elogios se volvieron desprecio y olvido. Más de noventa años después, es lícito preguntarse: ¿Fue un buen poeta? ¿Por qué apenas se conocen hoy sus versos? ¿Por qué se marginan su persona y obra en la Historia de la Poesía del siglo XX?Algunos califican sus versos de “cursilería, diarrea lírica, vaguedad, almibarados sentimientos, lágrima fácil...”

Hay que reivindicarle, escogiendo lo mejor de su producción, no lo peor. Lo intentaré a partir de hoy, modestamente. En varios post me he propuesto recoger algunos interesante títulos. Concretamente, me centraré exclusivamente en uno de sus poemarios: “Elevación” (1916), obra de madurez, a sólo tres años de su definitiva ausencia.

Hoy nos centraremos en algunos versos relacionados con la naturaleza.La fotografía inicial corresponde a la estatua de Nervo que han levantado sus paisanos en Tepic, su ciudad natal.Al fondo, las altas torres de la catedral. Estampa muy oportuna para este tema, porque se le descubre, como a Francisco de Asís, acompañado de familiares palomas.


¡NUNCA SE CANSAN DE MIRAR MIS OJOS...!



Su amor a la naturaleza en todas sus expresiones, es muy representativo del espíritu modernista de Amado Nervo. Aquí señala las rosas y los amaneceres, el movimiento del mar y gestos de humanidad como el rezo y la canción. Quisiera destacar la otra afición del mexicano, a la que aluden estos versos: su observación cuidadosa del cielo. Así lo refiere José Simón Díaz, cuando describe el apartamento madrileño de la calle Bailén, junto al Palacio Real, donde vivió, a lo largo de trece años, como segundo secretario de la Legación mexicana en España:

"En las piezas interiores, amuebladas al modo habitual, llama la atención un telescopio, en el centro de una sala, indicio de una de las mayores aficiones del poeta: observar los astros, que le atrajeron desde que durante su estancia en México pasó muchas noches en la azotea de la casa de Luis G. de León, del que aprendió las constelaciones y el manejo de los instrumentos, hasta asesorarle en la compra de los que en adelante formarían su observatorio particular. Gracias a ello dispuso de una «ventana de serenidad por donde me he asomado al universo», escribiría. Por tanto sus balcones le sirvieron para escudriñar, tanto las tierras como los cielos de Madrid."

ÉXTASIS

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida...
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

Años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.
Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas,
y aun me pasma el prodigio de las olas!

Cada vez hallo la Naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa,
Para mí, en rededor, todo es belleza;
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.

Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome, al brillar: «Aquí se piensa,
también aquí se lucha, aquí se ama».


Como acaba de leerse, su amor a la vida natural va más allá de un simple respeto. Se puede hablar con propiedad de devoción, de adoración, de éxtasis...


INGRÁVIDA Y GLACIAL EUCARISTÍA



Vincula Nervo simbólicamente la nieve con la Eucaristía (podría haberlo hecho también con el maná bíblico). Atribuir a los copos cualidades morales y espirituales (misterio, silencio, oración, pureza...) recrea un ambiente cuasi sacramental en la nevada.

Algo que me cuesta aceptar como positivo es su elogio de la frialdad de la nieve. Pero encuentro respuesta en versos de Miguel Hernández. En su poema "Invierno puro. Diciembre" escribe:



"¡Oh, qué puro dolor para mi frente,
harta ¡tanto! del fuego sanjuanero
que me hacía pecar a lo frecuente!

Frío, fríos, refríos fríos quiero:
dolor, helor, temblor ¡ay! solicito:
temblar, cuerda templada por enero..."


¡Qué teología más siniestra les enseñaron al cabrero de Orihuela y al seminarista de Zamora (Michoacán)!: equiparar el pecado con el fuego, ¡y el frío con la virtud!

JACULATORIA A LA NIEVE

¡Qué milagrosa es la Naturaleza!
Pues ¿no da luz la nieve?
                                           Inmaculada
y misteriosa, trémula y callada,
paréceme que mudamente reza
al caer...
              ; Oh nevada!:
tu ingrávida y glacial eucaristía
hoy del pecado de vivir me absuelva
y haga que, como tú, mi alma se vuelva
fulgida, blanca, silenciosa y fría.



NOS DA SU NOBLE FRUTO DE PERFUME OTOÑAL



El árbol, la espiga, el sol, la rosa... expresan su ser con "divino silencio",ofreciendo sus labores a quien las necesite. Es curiosa la referencia a Canopo o Alfa Carinae, la estrella más brillante del cielo despué de Sirio. Se utiliza a menudo como punto de referencia para la orientación de las naves espaciales. Un cultismo pedante muy propio del modernismo. Pero que en Nervo, por sus conocimientos astronómicos, expresa, sobre todo, una vivencia científica y honesta.

Me pregunto: cuando escribe, en junio de 1915, este poema y alude en él a versos "llenos de ansias celestes y de amor infinito / que carecen de nombre, que ninguno leerá..." ¿no se estará refiriendo al secreto poemario que ha ido escribiendo en la intimidad y que, después de su muerte, se dará a conocer con el título "La amada inmóvil", refiriéndose a su querida Ana Dailliez, fallecida tres años antes?

EL CASTAÑO NO SABE...

El castaño no sabe que se llama castaño;
mas al aproximarse la madurez del año,
nos da su noble fruto de perfume otoñal;
y Canopo no sabe que Canopo se llama;
pero su orbe coloso nos envía su llama,
y es de los universos el eje sideral.

Nadie mira la rosa que nació en el desierto;
mas ella, ufana, erguida, muestra el cáliz abierto,
cual si mandara un ósculo perenne a la extensión.
Nadie sembró la espiga del borde del camino,
ni nadie la recoge; mas ella, con divino
silencio, dará granos al hambriento gorrión.

¡Cuántos versos, oh, cuántos!, pensé que nunca he escrito,
llenos de ansias celestes y de amor infinito,
que carecen de nombre, que ninguno leerá;
pero que, como el árbol, la espiga, el sol, la rosa,
cumplieron ya, prestando su expresión armoniosa
a la Inefable Esencia que es, ha sido y será!



QUE SIEMPRE BRINDA MÁS DEL AGUA CLARA



Reitera Amado Nervo, en estos versos, el pensamiento central del evangelio: el amor.José Luis Perales, en la conocida canción "Amor sin límite", que comenta 1Cor 13, escribe y canta: El amor... "es generoso sin límites, sin límites, / no tiene envidia ni sabe contar, / no pide nada..."

No sólo nos enseñan sabiduría las fábulas con historias de animales. ¿Por qué no aprender también del agua manantial, que nos ofrece gratis la alegre bendición de su fluir?:

COMO EL VENERO

Recibe el don del cielo, y nunca pidas
nada a los hombres, pero da si puedes,
da sonriendo y con amor; no midas
jamás la magnitud de tus mercedes.

Nada te debe aquel a quien le diste;
por eso tú su gratitud esquiva.
Él fue quien te hizo el bien, ya que pudiste
ejercer la mejor prerrogativa,

que es el dar, y que a pocos Dios depara.
Da, pues, como el venero cristalino,
que siempre brinda más del agua clara
que le pide el sediento peregrino.
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