"Y TÚ, ¿DÓNDE ESTÁS?", JESÚS MAULEÓN medita la muerte de su hermano

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
19 oct 2018 - 20:52
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Cuando nos encontramos, en un libro de versos, un poema largo, solemos aparcarlo para otra ocasión. Ocasión que no suele llegar nunca. Por eso intento en Nido de Poesía presentar títulos breves, fáciles de disfrutar y hacer nuestros. Pero a veces no hay más remedio que hincarles el alma. Así me ocurre con el poema de hoy, que Mauleón escribe para su hermano Eduardo, "muerto el 3 de diciembre de 2005", a dos meses del fallecimiento de la madre, que no logró sobrevivirle mucho tiempo (16 febrero de 2006).

Como un poema de casi 80 versos no suele ser cómodo para quien siempre anda corriendo en pleno siglo XXI, me he permitido reproducirlo en porcioncitas, a ver si así nos lo bebemos a sorbos como aves a orillas de la fuente.

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Y un terremoto recorrió las paredes de mi piso...

Dos muerte íntimas le sucedieron a Jesús Mauleón entre 2005 y 2006: su madre y su hermano. Eduardo se fue antes: ¡cuántos recuerdos, sobre todo de infancia...!

Me vais a perdonar que cite unos versos de César Vallejo del poema "A mi hermano. In memoriam", que así se cierra: "Miguel, tú te escondiste / una noche de Agosto, al alborear; / pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste. / Y tu gemelo corazón de esas tardes / extintas se ha aburrido de no encontrarte. / Y ya cae sombra en el alma. // Oye, hermano, no tardes / en salir. Bueno... Puede inquietarse mamá."

Para leerlo completo, pulsar, con fondo musical, aquí.

Y ahora ya podemos adivinar y sentir algo del hondo dolor de un poeta de hoy que pierde y llora a su hermano:

Y TÚ, ¿DÓNDE ESTÁS?

"Y tú ¿dónde estás?

¿Tan del todo te has ido?

Testigo soy de cómo,

delante de tu muerte,

temblaron las entrañas de la anciana.

Y así desde su cuerpo

tembló el lejano mar, y un terremoto

recorrió las paredes de mi piso.

"¿Se va a morir el hijo primero que la madre?".

Y luego, apresurada, te siguió hacia su muerte.

Ahora, hermano, que de pronto,

casi a un tiempo, a una galerna, a un romperse

la tierra, os marchasteis los dos,

me habéis dejado mudo con las lágrimas.

Sí, ¿dónde estás? ¿Y por qué ya no vienes

a pasear conmigo en una tarde nuestra?

¿Por qué ya no bordeas los trigales ni respiras de pronto

su poderoso aroma de la infancia

rodeando conmigo las afueras del barrio?

¿Por qué tan de repente

me niegas tu presencia, tu paso junto al mío?

Los dos os habéis ido tan de prisa,

que me he quedado aquí

mirando a un cielo que está siempre lejos,

asomado a una calle solitaria

o encerrado en lo ajeno de mis cuatro paredes.

Os fuisteis tan de pronto

que no me disteis tiempo

de aprender a llorar

ni de abarcar el llanto de dos muertes."

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A tu adicción extraña, peregrina de historia y de misterio...

Muchos inspirados poetas cantaron el amor a la madre y a los hijos. Pocos, el fraternal cariño, sobre todo entre hermanos varones. Parece útil y necesario expresar, no sólo con hechos solidarios sino también con palabras y gestos de ternura, el amor horizontal de consanguíneos.

Esta necesidad de decir que se les quiere antes de perderles, está enfatizada en el PPS "Si yo tuviera vida...", que hemos realizado para la web "Nido de Poesía" (pulsar).

"Hermano mío, nunca en vida

te hice saber quizá hasta qué techo,

hasta qué callada altura

te quise, pues nuestras palabras

tornaban a lo obvio y repetido:

a tu salud, al tiempo, a tu última

caminata en el monte, al excitante laberinto

de pueblos y paisajes, las etapas

de aquel camino medieval que acababa en el pórtico

de Galicia y la Gloria,

a tu adicción extraña, peregrina

de historia y de misterio.

Nunca nos enseñaron

a cantar los afectos ni a hacer muchas señales

del amor por supuesto y sin adornos.

Pero ahora he de decirte lo que nunca has oído:

mucho antes de que solo, sin mochila y desnudo,

emprendieras el viaje,

te llevaba en el alma."

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Igual que cuando anciana la sacabas al parque...

Eduardo: te has sentado, por fin, a la mesa abastecida de felicidad, ya disfrutas la Luz de la Gloria final que Dios ha preparado para sus hijos.

Y encontraste a la madre. Ya estaréis paseando sin reloj, jóvenes ambos, por los jardines del cielo...

"Tú que fuiste insaciable devorador andante

de etapas, horizontes y una meta invisible,

por fin has alcanzado el final del camino.

Refréscate, mi hermano, ha acabado tu marcha.

Goza el baño de luz que la misericordia

de Dios te ha preparado

y siéntate a la mesa donde los fatigados

gozan el alimento de un eterno banquete.

Busca pronto a la madre que ya es eterna y joven.

O estáis juntos los dos

igual que cuando anciana la sacabas al parque,

sólo que para siempre

es el día de Dios y ya sin noche.

Como es de Sol, ya no buscáis la sombra."

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Me guía, me perdona, me regala...

Permaneció el poeta demasiado tiempo mirando hacia arriba, como los Apóstoles en la Ascensión. Pero ahora también, como ellos, escucha voces blancas de ángeles: "¿Qué haces ahí mirando al cielo?" (Hechos 1,11). Mauleón sigue en tierra. Y descubre a Jesús respirando a su lado, Vivo y Santificador, acercando cielo a las fatigas del camino...

"Yo aún desde aquí, sin tierra, descielado,

caminando en mis años cada vez más veloces,

miro a la altura donde el camino asciende

y os veo allí a los dos, en el abrazo

del Dios por quien me muero cada día.

Rogad por mí, aguardadme, pedidle para mí

un poco más de aliento ante el hachazo

doble de vuestra ausencia.

Aunque, entre tanto,

Él está con las cosas y conmigo.

Me viene con su luz, siempre invisible,

me lleva de la mano, me protege,

me escucha, me reprende, me acaricia,

me guía, me perdona, me regala

la voz de su Palabra en el silencio.

Besa mi frente y me llama hijo."

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A JESÚS MAULEÓN se le murió

la madre con 94 años,

y acaba de publicar un tremendo poemario

1. Versos de JESÚS MAULEÓN a la muerte de su madre (1):

VEDLE AHÍ RASTREANDO

YA ME DESPIDO AQUÍ

JOVEN PARA SIEMPRE

2. Versos de JESÚS MAULEÓN a la muerte de su madre (2):

HAGAMOS UNA FIESTA

COMO A UNA HIJA REINA

DÍME TÚ CÓMO ES DIOS

3. Versos de J. MAULEÓN a la muerte de su madre (3):

ESTÁS EN EL GRAN CORO

EL TIEMPO MUERTO

MIRO ACERCARSE A DIOS

YA LE HABRÁS DADO UN BESO ETERNAMENTE

4. Un misterioso lector nos refiere su experiencia con versos de Jesús Mauleón.

ESTOS GERANIOS ROJOS

EN ESTE SILLÓN

5. "Y tú, ¿dónde estás?". Jesús Mauleón medita la muerte de su hermano.

Y TÚ, ¿DÓNDE ESTÁS?

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