Poeta en la cárcel (1). CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS


En 1972, agonizante el franquismo, lanza Serrat a la conciencia ciudadana su vinilo "Miguel Hernández", con diez títulos del poeta oriolano, como "Para la libertad", "El niño yuntero", etc. Otro ejemplo de oportuno compromiso político: "Andaluces de Jaén", en versión de Paco Ibañez y Jarcha, etc. Se ha descuidado musicalmente la poesía íntima, de diario poético, del "Cancionero y romancero de ausencias", que contiene los últimos escritos del Miguel derrotado legalmente, pero en plenitud existencial. Que, aunque no llegó a verlos publicados, constituyen lo mejor de su meteórica carrera de poeta popular, de poeta de culto...

Interesante la presentación que hace Joan Manuel Serrat de los versos de Hernández en su inolvidable album:

"Quisiera que los que escuchen estas canciones recuerden que su autor fue un poeta perseguido, condenado y encarcelado. Un hombre que murió en prisión por el delito de pensar y escribir cosas como las que aquí pueden oír.

Fue un pastor de cabras, fue una persona comprometida con su gente y con su tiempo. Un hombre sencillo y sensible que amaba la libertad y decía: "... soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vida" ... y se la quitaron.

Que el destino mantenga fresca la memoria y nos libre de aquellos que asesinan a los poetas y a la poesía.


MUERTE DEL HIJO, PRISIÓN, LEJANÍA DE JOSEFINA...

Al tiempo que va escribiendo, cercado por la sangre y el sufrimiento, los últimos versos de "El hombre acecha", su segundo libro de guerra, le nace un hijo, Manuel Ramón (diciembre de 1937), que desgraciadamente fallecerá sin poder celebrar el primer año de vida. Se deprime Miguel. La guerra está perdida y su esperanza de pervivir en el hijo que tanto se le parecía, se viene abajo. Y escribe desconsolados versos de angustia y desconsuelo. Pero unas semanas después recibe la noticia de que ha venido al mundo Manuel Miguel (enero de 1939), su segundo hijo, vivo retrato de la madre.

Derrotada la república, intenta Miguel huir a Portugal, pero, detenido, da con sus huesos de nuevo en Madrid, en la cárcel de Torrijos (15 de mayo de 1939). Allí escribe, aunque sea en papel higiénico, versos y versos que va reteniendo con excelente memoria, y entrega a amigos para pasárselos a Josefina: versos de arte mayor, o en romance, o cancioncillas simples, de talante esperanzado o amargo desconsuelo, retazos de biografía lírica de uno de los más grandes poetas del siglo XX. Sobre todo a raíz del fallecimiento del primer hijo, había ido escribiendo, como obsesionado por la tristeza, poemitas breves muy hondos, pequeños cantares cargados de dolor y sufrimiento.

Escribe a su esposa, desde la prisión de Torrijos, el 3 de agosto de 1939, refiriéndose a estos escritos:

"No quiero perderlos, porque son el trabajo de casi dos años y el pan de mañana vuestro, además del mejor recuerdo del hijo primero..."


A los cuatro meses, inexplicablemente es puesto en la calle y regresa ingenuamente a Orihuela a encontrarse con Josefina. Y allí la entregará un cuaderno gris, que Miguel titula precisamente "Cancionero y romancero de ausencias", donde, a lápiz, ha ido transcribiendo en la cárcel casi 80 poemas.

Contiene el cuaderno, además, otras mucha pérdidas que va describiendo gravemente en pequeños relatos intensamente tristes: muerte del hijo, ausencia de su mujer, derrota de la guerra, pérdida de libertad, etc.



POETA EN LA CÁRCEL



1.CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS

2.MUERTE DEL HIJO

3.NANAS DE LA CEBOLLA

4. VALS DE LOS ENAMORADOS Y UNIDOS HASTA SIEMPRE

5.HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA

6.ANTES DEL ODIO

7.ASCENSIÓN DE LA ESCOBA

8.Cancionero y romancero de PRESENCIAS



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