Rafael Alfaro en la HORA DE LA TARDE

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
01 oct 2018 - 17:04
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Buscando material de reflexión sobre la poesía mística al presentar el comprometido poemario de María Ángeles Gómez Pascual "El manantial de la alegría" (pulsar), me apareció por la biblioteca otro fecundo libro místico, “Hora de la tarde” (2.010), del sacerdote salesiano Rafael Alfaro, lírico de la Generación de los 50 galardonado con el 28 Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística.

Otorgado por unanimidad, el Jurado afirmó de esta obra: “La poesía de "Hora de la tarde", escrita en verso blanco, bien urdido, es de hermosa factura, de gran madurez expresiva, sin improvisaciones. Ofrece una visión de la humanidad comprensiva y emocionada, con un discurso que fluye con placidez, sin emociones violentas ni turbulencias, en una búsqueda del sabor eterno de las cosas.”

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HORA DE LA TARDE

El título del premiado libro, “Hora de la tarde” evoca la expresión de san Juan de la Cruz “A la hora de la tarde, te examinarán del amor”. Encontramos en él 50 poemas de contenido religioso y humano, y está dividido en tres partes muy sugerentes: 1. La tarde, 2. El crepúsculo, y 3. La noche. Con un poema final como epílogo: "Despertar".

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El poeta nos desvela la motivación personal del título:

“Para mí, la hora de la tarde es la más apropiada para la oración. Al final del día se siente como una calma especial para expresar el sentido espiritual y profundo del hombre. Puede ser también el atardecer de la vida."

Su teología de la expresión lírica es valiente y sincera:

“En realidad, toda poesía es mística porque aborda el misterio desde distintos aspectos. Dámaso Alonso ya dijo aquello de “toda poesía es religiosa”. Yo creo que, en general, no se valora la poesía. Pocos libros de poesía ocupan los primeros puestos entre los lectores.”

Del presente Cuaderno hemos seleccionado, según costumbre, tres títulos: del apartado segundo, El crepúsculo, conoceremos "Emaús". Y del tercero, La noche, se han seleccionado "Georges Rouault pinta la Santa Faz" y "Cuanto dices de ti". Puede leerse en la contraportada de "Hora de la tarde": "Estamos ante una poesía que canta lo auténtico y perdurable de la vida desde lo luminoso y musical de los recuerdos y las premoniciones".

Que la lectura meditativa de estos versos nos ayude a descubrir en nuestra vida huellas de trascendencia. A entreoír, por su polifonía, altas voces de amor y de esperanza...

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APLAUSO VIBRANTE DE LAS MANOS MÁS SONORAS...

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León Felipe, en su poema "¡Que os guíe Dios...!" suelta versos como palomas mensajeras, despide poemas -hijos- desde el malecón de su fiebre lírica... "Que os guíe Dios...! Y Él, que os sacara / de mi corazón, / os lleve / de corazón / en / corazón..." En el poema "Cuanto dices de ti" se dirige Alfaro a un poeta mayor y ensalza su trascendente misión. ("Cuanto dices de ti, siempre es de todos. / Habla un millón de lenguas en tu boca...")

Claro que nosotros sabemos que el poeta mayor Alfaro de quien nos habla es sí mismo, y nos confidencia los sagrados latidos de su alma grande de poeta de Dios... Pero pasemos a escuchar ya sus magníficos versos...

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CUANTO DICES DE TI

Cuando sientes que el tiempo se hace tuyo,

tan formidablemente tuyo que hasta hierve

en tus manos, los labios de tu pluma

cantan, hablan, comulgan, rezan, viven

cuanto dices de ti.

Cuanto dices de ti siempre es de todos.

Habla un millón de lenguas en tu boca.

Dicen lo que florece en el silencio

blanco de tantas páginas calladas.

Todos los mares habladores rompen

su oleaje sin freno en los acantilados

de tu sabiduría. Y cantan la armonía

de tu letra y tu música.

Y llega el director ante la orquesta

y comienza el concierto.

Y tu voz y las voces que hay en ti

se elevan en la mágica grandeza

de la verdad de todos los que cantan

en tus labios, que dicen lo que dices

de ti, tremendamente tuyo y suyo.

Y la palabra

de los que escuchan arde en el aplauso

vibrante de las manos más sonoras.

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Y LO RECONOCEMOS CUANDO... DESAPARECE

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El sorprendente lienzo de Rembrandt que nos preside, refleja, con la magia del claroscuro, la sorpresa del anfitrión al descubrir la verdadera identidad del Viajero que se ha sentado a su mesa. Es la hora crepuscular de los vampiros y los ovnis, de la ensoñación y los milagros. "A menudo volvemos a encontrarnos / al caer de la tarde con el mismo / Viajero de aquel día..." Le descubrimos en casa, en la intimidad de nuestro corazón. Nos encontramos con Él en el salón de la Casa de Todos, en la Iglesia y sus ritos. "¡Está, el Señor está / con nosotros! ¡Está vivo! ¿Lo veis?"

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EMAÚS

A menudo volvemos a encontrarnos

al caer de la tarde con el mismo

Viajero de aquel día. Y, al llegar

a casa, lo invitamos: "Quédate

con nosotros, la noche se echa encima,

y el camino es difícil, cada vez

más difícil, y no vas a irte solo..."

Y acepta el hospedaje.

Y preparamos rápida

la mesa, el pan, el vino y la amistad.

Y el Viajero nos mira con amor.

Y parte el pan con lentitud. Y dice

sus palabras. Y lo reconocemos

cuando... desaparece. Como entonces.

Mas su presencia ya es inextinguible.

Y nos impulsa a regresar al gozo

de la Comunidad, que abre sus puertas

para oírnos: "¡Está, el Señor está

con nosotros! ¡Está vivo! ¿Lo veis?"

Y nos ponemos a rezar unidos

con la dicha que no podrá quitarnos

ni el día, ni la tarde, ni la noche,

ni el tiempo, ni la vida, ni la muerte...

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POR FAVOR, NO LEVANTES

LA SOMBRA DE TUS PÁRPADOS...

Son muchas las versiones de la Santa Faz de Cristo que ha pintado Georges Rouault. Aquí, ofrecemos una que responde con cierta fidelidad a los versos de Alfaro. La mayor parte de los sudarios de Rouault fueron dibujados con un Cristo de ojos muy abiertos, como una talla o un fresco medieval.

Dedica Rafael el poema a Teresa de Lisieux, que sin duda fue, como su hermana Celina, tan fervientemente devota del Rostro de Cristo que recitaba frecuentemente la jaculatoria: "¡Señor, mostradnos Vuestro Rostro y seremos salvos!" Tomó ella misma como apellido espiritual "Teresa del Niño Jesús y de su Santa Faz". Sería interesante imaginar que la autora de estos versos fuese la misma santa de Lisieux, también poeta...

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GEORGES ROUAULT PINTA

LA SANTA FAZ

Recordando a Teresa de Lisieux

Pintas la faz de Cristo,

sus luceros cerrados:

por favor, no levantes

la sombra de sus párpados,

que me herirán de amor

los ojos deseados...

¡Oh, la sonrisa rota

en la sed de sus labios,

las mejillas sembradas

de claveles lacrados,

y la frente encendida

como flor entre cardos...!

¡Oh, el rostro de mi Dios,

sin piedad triturado,

empastado en el lienzo,

recogido en el marco...!

Aunque tu amor se esconda

dulcemente entornado;

aunque el alma te llame

con el mar de su llanto,

no abras, Señor, tus ojos:

me matarán tus dardos.

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RAFAEL ALFARO

"Tocar el verso de Alfaro acerado y frío en apariencia, equivale a quemarse."

FLORENCIO MARTÍNEZ RUÍZ

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POEMAS para VER a página completa (pulsando tecla F11; o cliqueando VER/PANTALLA COMPLETA):

1. Seis poemas de Rafael Alfaro sobre música (pulsar aquí):

ÓRGANO EN LA CATEDRAL, SOBRE EL ORIGEN DEL ÓBOE, SCHERZO, ELEGÍA PARA UN SOLO DE VIOLONCELO, CANCIÓN DE CUNA y DESPUÉS DE OÍR UN NOCTURNO DE CHOPIN

2. La Alegría de la Fe (pulsar aquí):

INEXPLICABLE

¿ADÓNDE VAN LOS DíAS REBOSANTES?

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