Soledad Cavero. MAR VERDADERO 1

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
10 sep 2015 - 13:00
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La escritora madrileña Soledad Cavero irrumpe en el panorama literario de la capital en los años ochenta. Poesía, cuento, Literatura Infantil. Especialista en Animación a la Lectura, con diversos premios, nacionales e internacionales, en poesía y narrativa. Aparte de sus obras para niños ha publicado once poemarios y uno de aforismos...

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ÁRBOL DE LA MEMORIA

Acaba de editarse, en Huerga y Fierro, “Árbol de la memoria”, una amplia “muestra antológica 1980-2015”, donde descubrirán los lectores intensos poemas de Soledad sobre “el amor, el desamor, la muerte, la nostalgia por el cauce perdido y el dolor por este planeta maltratado por el hombre...” Cuando cayó en mis manos su poemario de 1990 “Mar verdadero,” me sentí llamado a dar a conocer alguno de sus sencillos, emotivos, espirituales versos. En dos entregas acercaré seis poemitas breves pero intensos, ingenuos pero encendidos de amor y de ternura...

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estrearte
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UN FUEGO QUE ME ELEVABA

Hermosa página de diario espiritual que, desde la sencillez y el fervor, confidencia un relato personal de trascendencia y recogimiento interior. Resuenan emociones a lo Fray Luis, que al contemplar el luminoso cielo y sentir arder su alma, se abría a la emoción profunda: “¿Quién es el que esto mira... / y no gime y suspira?” Ilustramos los poemas de Soledad Cavero con expresivos retratos de jóvenes en trance de experiencia contemplativa, realizados al óleo por la prestigiosa artista cisterciense Isabel Guerra. La verdad de la poesía y la belleza de la expresión gestual se complementan y enriquecen.

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ANOCHE, AL MIRAR LAS ESTRELLAS...

Anoche, al mirar las estrellas,

sentí que Dios era un gigante.

Pensé que para llegar a Él

tendría que coger una escalera muy larga

o abrir las ventanas y gatear el espacio.

Pero luego, al ver que no podía

retener su imagen amada

en la pequeñez de mi espejo,

me puse a llorar como una niña

y noté un fuego por dentro

que me elevaba hasta Él sin darme cuenta.

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SÉ QUE DIOS ME ESTÁ LLAMANDO POR DENTRO

El corazón es como un sol. Recibe de Dios la luz y el calor, y aleja la sombra y la culpa. El corazón, centro del hombre, santuario interior que la divinidad habita: “Sé que Dios me está llamando por dentro”. Leopoldo de Luis, que presenta “Mar verdadero” en una “breve nota de lectura”, así describe la existencia del hombre en la inmensidad del universo: “La materia se idealiza hasta hacerse transparente por el amor divino, y el ser humano es una minúscula parte integrada en el cosmos. Pero una parte tan enamorada de Dios que, frente a la inmensidad del universo, logra reducirlo y volverlo pequeñito en un espejo.”

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SI MI CORAZÓN FUERA UN SOL...

Si mi corazón fuera un sol

siempre radiante por Ti,

partirían las luces más blancas

de mis rayos hacia los tuyos

y no existirían parajes umbríos

ni este tic que marchita mis ramas.

Ábrete corazón,

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ábrete sin temor en el caudal de mis brasas,

quiero rendirte el culto más puro

cuando te extiendas confiado en mis aguas

y acudan las aves a adorarte en mi río.

Sé que Dios me está llamando por dentro

y tú, corazón, nos franqueas la entrada

y nos haces tan libres

como esas gaviotas que parten veloces,

sin mirar hacia atrás

ni recoger del suelo una brizna.

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Y PARTIR HACIA DIOS CON LAS MANOS VACÍAS

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Es costumbre simbolizar los cipreses como almas de difuntos que ascienden hacia la luz, hacia las estrellas, hacia Dios. En estos versos, la hiedra es inicial metáfora de ascensión, el hombre que no amó acudirá a la cita con las manos vacías... “Tan solo el Amor, / que el amor va sembrando con raíces divinas, / se meterá en las alforjas / y nutrirá ese viaje.” La muchacha que se incorpora en el lecho, podría representar el abrazo de dos hermanas: María y Marta: amor de corazón, amor de obras...

COMO SUBE LA HIEDRA...

Como sube la hiedra de cualquier camposanto,

así sube el hombre al iniciar su regreso.

Aquí se queda su casa,

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aquí se queda su coche,

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aquí se queda su perro.

Sí, todo es ficticio

en la hora suprema de quedarse desnudo

y partir hacia Dios con las manos vacías.

Tan sólo el Amor,

que el amor va sembrando con raíces divinas,

se meterá en las alforjas

y nutrirá ese viaje.

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IMPORTANTE

Para acceder a la segunda entrega sobre "MAR VERDADERO" ("Mar verdadero 2)", pulsar aquí.

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