Festividad del Pilar, “cuando el Ebro pasa por Vitoria” Asun Lobera:  “Un buen maño siempre llevará por bandera sus tradiciones y su tierra”

Asun Lobera:  “Un buen maño siempre llevará por bandera sus tradiciones y su tierra”
Asun Lobera:  “Un buen maño siempre llevará por bandera sus tradiciones y su tierra” VLG

“ser maño es mucho más que una vecindad civil porque la devoción a la Virgen del Pilar, la gastronomía y la jota son sentimientos que se aferran en lo más profundo de nuestro corazón”

En el día de la Hispanidad Elizalde apunta a los emigrantes como el futuro de la Iglesia en Vitoria.

Un año más la Casa de Aragón protagoniza las celebraciones de la Virgen del Pilar en la capital alavesa. La comunidad maña, desde su casa regional, cuenta con el apoyo del resto de casas regionales, por empatía y porque la Virgen del Pilar es mucho más que la patrona de Zaragoza. 

Pasadas las 11 de la mañana la comitiva partía desde la calle Angulema, con dirección a la Catedral. Varias personas participaron ataviadas con los trajes regionales, los cachirulos, abarcas, fajines, y la ofrenda floral que depositarían más tarde a los pies del pilar colocado en la Catedral Nueva de María Inmaculada. También a los mañicos y mañicas les acompañaron representantes de otras casas regionales afincadas en la ciudad.

Asun Lobera, presidenta de la casa de Aragón, que reúne a una treintena de familias originarias de esas tierras, reflexiona sobre esta festividad: “Un año más damos culto Nuestra Patrona, patrona de la Guardia civil y de la Hispanidad. Hoy nuestra virgencica lucirá su manto después de año y medio sin él. A pesar de ser numerosas las personas que hemos abandonado Aragón de manera obligada a lo largo de los años, esto no ha hecho que olvidemos nuestras raíces y lazos con la tierra que nos vio nacer. El ser maño es mucho más que una vecindad civil porque la devoción a la Virgen del Pilar, la gastronomía y la jota son sentimientos que se aferran en lo más profundo de nuestro corazón. Un buen maño siempre llevará por bandera sus tradiciones y su tierra, dándolas a conocer allí donde vaya ya que Aragón no se limita a un territorio sino que siempre acogerá a aquél que quiera conocer la cultura aragonesa”

Tras la ofrenda floral dió comienzo la eucaristía presidida por el obispo de Vitoria, monseñor Elizalde, quien en la homilía ha recordado las palabras del Papa condenando el inmovilismo en la iglesia “es mejor no cambiar, porque esto siempre se ha hecho así. Esta palabra es un veneno en la vida de la Iglesia. Quienes se mueven en este horizonte, aun sin darse cuenta , caen en el error de no tomar en serio el tiempo en que vivimos. El riesgo es que se adopten soluciones viejas para problemas nuevos”. 

Elizalde hizo una invitación a potenciar la práctica de la Adoración Eucarística como clave para encontrar respuestas y el rumbo de las cosas. 

Elizalde, aprovechando el patronazgo de la Virgen del Pilar para todos los pueblos de Iberoamérica ha querido recordar la presencia en la comunidad cristiana, en el seminario y en el futuro de la Iglesia en Vitoria de hombres y mujeres llegados de otras tierras. “Nuestros emigrantes no solo necesitan apoyo escolar y económico, también comunitario. Es más, son la esperanza de nuestras comunidades.” “En nuestros emigrantes no se ha quebrado la transmisión de la fe.”

Los actos de la comunidad aragonesa se cerraron con un festival de jotas celebrado en el Aula San Pablo ubicado en las dependencias del obispado en la calle Vicente Goikoetxea. 

Non solum sed etiam.

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Recientemente el obispo de la Diócesis y a cuenta del inicio del proceso sinodal que se abrirá este próximo domingo y que se presentó oficialmente en Roma el pasado domingo por el Papa Francisco, comentó Elizalde que el futuro de la Iglesia en Vitoria pasa por los migrantes, por la sabia nueva que puede contrarrestar la “Iglesia museo” (término usado por el Papa Francisco) en la que podemos habernos convertido los católicos autóctonos. 

Hoy la fiesta del Pilar y los actos de la Casa de Aragón me hacen recordar una similitud, un “déjá vu”. O acaso no fueron los inmigrantes españoles, los que llegaron a la vieja católica Euskadi de Sabino Arana presidida por su “Jaungoikoa eta Lege Zaharra”; y no fueron ellos quienes revitalizaron las parroquias, los movimientos, las asociaciones. 

La historia puede repetirse, e incluso mejorarse, porque no fueron pocas las trabas y dificultades que encontraron los recién llegados, como relata la novela “Tiempos Convulsos”. 

Hoy maños, andaluces, gallegos, asturianos, extremeños, … son parte de esta tierra, sus padres y abuelos la levantaron, sus descendientes aprendieron la lengua y hoy, todos, son vascos de pleno derecho, sin menoscabo de no renunciar a unas raíces, a una cultura heredada y que marida hoy perfectamente con las alubias de Tolosa, el Txakolí, o las chuletillas al sarmiento. 

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Hoy nos reúne la Virgen del Pilar, mañana la de Guadalupe, o nuestra Señora de los Desamparados, Santiago Apóstol o San Prudencio, y ya hoy es una realidad sentir integrados a la Cofradía del Señor de los Milagros con la Vera Cruz y la Virgen Blanca. 

¡Qué más dá! Lo importante es pensar que hoy el Ebro también pasa por Vitoria, y mañana lo hará el Miño, el Guadiana o el Amazonas. Estamos construyendo una casa común, que no es otra cosa sino el hall del Reino.

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