8 de Marzo de 2021 La Diócesis de Bilbao celebra una Jornada del 8 de marzo con nombres y apellidos

La Diócesis de Bilbao celebra una Jornada del 8 de marzo con nombres y apellidos
La Diócesis de Bilbao celebra una Jornada del 8 de marzo con nombres y apellidos

El servicio de la mujer en tiempos de pandemia ha sido el ámbito escogido este año por la Diócesis 

Los responsables de esta iniciativa destacan la importancia de poner rostro concreto 

Hace tres años la Diócesis de Bilbao quiso poner rostros, con nombre y apellido, al homenaje que cada 8 de marzo la sociedad rinde a la mujer. En la edición de este año han seleccionado 8 mujeres que representan a quienes han vivido muy de cerca la labor social surgida a raíz de la pandemia.

Las mujeres elegidas recibirán, como en cada edición pasada, la lámina de un rastro realizada por el artista Toño Valdivieso.

El reconocimiento este año recae sobre: María del Mar Álvarez, voluntaria del comedor social de las Apostólicas y miembro de la Unidad Pastoral de Autonomía-Indautxu; Marimar González, del equipo de Servicio Religioso del Hospital de Santa Marina y militante de HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica); Lourdes Amunategi, coordinadora de auxiliares y miembro de pastoral de la residencia Calzada, en Gernika; Arantza Diego, maestra en el Colegio Ave María, en Begoña y voluntaria de apoyo socio-escolar de Cáritas; Jaione López, joven Elorriotarra, misionera en Kenia durante la pandemia; Araitz Peña, del grupo Txispeleta eskaut taldea y anterior animadora de la fe en el grupo, de Mungia; Mari Nieves Escobal, catequista de Sopuerta quien tuvo que adaptar su tarea al cuidado de su marido enfermo, y Gracia Garijo, médico de urgencia en una ambulancia medicalizada, en Muskiz y miembro de la comunidad Sal y Luz.

En la primera edición de 2019 se quiso poner en valor  el “testimonio de entrega y compromiso de servicio en la edificación de una sociedad más justa y fraterna”, en diversos ámbitos eclesiales y civiles. Sus nombres: Emili Aldekoetxea, 20 años colaborando como voluntaria en el área económica de la diócesis; Clara Zabalo, militante de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y de Pastoral Obrera. Comprometida con las realidades de pobreza y exclusión a través del voluntariado en Cáritas y como concejala en Sestao; Miren Babio, voluntaria de Manos Unidas en el Centro de Promoción de la Mujer; María Larrucea, religiosa Mercedaria Misionera de Bérriz. Estuvo 44 años en el Congo. Desde el 2012 está en el barrio de Otxarkoaga y colabora con la fundación social Ignacio Ellacuría; Merche Maiztegi fue secretaria general del Consejo Episcopal, máximo gobierno diocesano. Fue la primera mujer en ostentar un cargo de esa naturaleza en una Diócesis del estado. Pertenece al Instituto Misionera Secular (IMS) y ha sido colaboradora, durante muchos años, de la parroquia Cristo Rey; Mila Egiguren y Mari Ángeles Angoitia fueron las primeras mujeres con encomienda en la Diócesis. Comenzaron a ejercer su responsabilidad en Izurtza y Mañaria en 1982. La encomienda, que en principio iba a durar cinco años, se prolongó durante 23; Mariana Mercedes Urcuyo, nicaragüense. Mariana, una mujer migrante comprometida en la comunidad de Bizkaia.

El pasado año el reconocimiento quiso destacar “a todas las mujeres que dejan su huella a favor de una sociedad mejor”.  Se escogieron diversos ámbitos: 

Comprometidas desde el voluntariado: Carmen Badiola, voluntaria de Cáritas-Torre Urizar. Fue consejera de Cáritas en la Vicaría III.

Comprometidas con una trayectoria de servicio en el ámbito educativo y pastoral: Nekane Villar, profesora del colegio Maristas de Zalla y responsable de Pastoral del colegio. 

Comprometidas en países del Sur: Pilar Larizgoitia, una vida dedicada a Misiones Diocesanas.

Migrantes con un compromiso social: Edith Ulloa, salvadoreña, trabajadora de Ellacuria, perteneciente a las comunidades CVX.

Comprometidas en el ámbito rural: Karmele Ibarra, andereño jubilada de la ikastola Begoñazpi.

Comprometidas con papel significativo en la inclusión (pastoral de la diversidad): Marian Caselles, forma parte de la mesa de discapacidad en representación del grupo de personas ciegas.

Comprometidas en el ámbito de la comunicación: Agurtzane Lizaso, encargada hasta diciembre de 2019, de coordinar la emisión de las misas en euskera en ETB.

Comprometidas toda su vida al servicio de la Iglesia: Sor Piedad Aparicio, Hija de la Caridad, Pastoral Penitenciaria, cerca de tres décadas sirviendo a los últimos de los últimos, en prisión.

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Non solum sed etiam

Me gusta mucho la idea de que un día “de” se use, más que para reivindicar derechos, que está bien, y más si estos se siguen vulnerando, para reconocer esfuerzos. Intento explicarme: Organizando manifestaciones solo para reivindicar derechos quizá hemos creado una conciencia social donde prime exigir mis derechos y no tanto el esfuerzo por y para que, con reconocimiento de derechos o sin ellos, el mundo siga funcionando. Y muchos hombres y mujeres pueden recibir el reconocimiento a ese esfuerzo. Más allá de que el salario no haya sido el justo, de que los horarios hayan sido incompatibles con una vida familiar, que su voz no haya sido escuchada, más allá de haberse sentido ninguneada, … a pesar de todo la labor se hizo, el trabajo salió adelante, quien tenía que verse beneficiado de su trabajo no notó la diferencia, la vida siguió adelante. Por eso creo que es importante que se reconozca el esfuerzo, una trayectoria de trabajo, de abnegación, de lucha por el día a día, más allá de la LUCHA, que no hay que olvidarla repito. Pero las nuevas generaciones han de saber que el esfuerzo tiene nombre y apellidos, que los enfermos son atendidos, los alumnos acompañados, los mayores cuidados, las tareas realizadas. Y que esos nombres son también los de sus padres y madres, profesores y profesoras, vecinos y vecinas. Gracias a todos, y en este 8 de marzo de manera especial a todas.

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