El cáliz tiroteado por el ISIS en Irak  llega a Vitoria Enrique Díaz, voluntario de ACN en Vitoria: "El Cáliz nos recuerda a los cristianos perseguidos en el mundo"

Enrique  Díaz, voluntario de ACN en Vitoria: "El Cáliz nos recuerda a los cristianos perseguidos en el mundo"
Enrique Díaz, voluntario de ACN en Vitoria: "El Cáliz nos recuerda a los cristianos perseguidos en el mundo" DV

Un joven cura  iraquí llamado Salar Kajo logró rescatar de entre los escombros este cáliz con un  agujero fruto de un impacto de bala que lo atravesó

El objetivo de esta visita es concienciar a ciudadanos e instituciones sobre el  sufrimiento que están padeciendo en la actualidad miles de personas por su fe en  Cristo, quienes son perseguidas y asesinadas en muchos países de Asía y África.  

Visitará parroquias, conventos y colegios en Vitoria hasta el 30 de noviembre,  cuando viajará a Estados Unidos para seguir dando a conocer la realidad de los  millones de cristianos perseguidos y en busca de refugio en todo el mundo. 

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Desde este jueves y hasta el próximo 30 de  noviembre, todo aquel que quiera podrá ver con sus propios ojos el famoso ‘Cáliz de  Qaraqosh’, objeto litúrgico con el que ordinariamente los sacerdotes celebran la misa y  que emula la copa con la que Jesús celebró su Última Cena compartiendo con sus  discípulos el pan y el vino. Utilizado en las celebraciones de la iglesia de la Inmaculada  de esta ciudad del norte del país –la cual quedó devastada por los ataques– y  profanado por el islamismo radical durante la guerra de 2014 en Irak, un joven cura  iraquí llamado Salar Kajo logró rescatar de entre los escombros este cáliz con un  agujero fruto de un impacto de bala que lo atravesó. Desde ese momento, este vaso  sagrado ha ido viajando por diferentes puntos del mundo para dar a conocer lo  sucedido en aquella noche del 6 de agosto de 2014 en la ciudad de Qaraqosh. 

Durante los años de ocupación del DAESH, uno de los principales objetivos a combatir  eran los cristianos de esta zona del país, concretamente de la ciudad de Qaraqosh, la  más grande de Irak con mayoría cristiana, a escasos 30 kilómetros de Mosul. En apenas  9 horas, los yihadistas derribaron todas las cruces de la ciudad y profanaron todos los  templos, convirtiendo algunos de ellos en campos de tiro, como fue en el caso de la  iglesia de la Inmaculada donde se encontró este cáliz. La inmensa mayoría de sus  50.000 habitantes antes de agosto de 2014 eran cristianos. Con la ocupación yihadista,  solo les quedaban tres opciones: morir, someterse o huir. Familias enteras fueron  divididas, separando hombres por un lado y mujeres y niños por otro. Muchos fueron  asesinados y miles de vecinos de Qaraqosh huyeron, reduciéndose la ciudad a apenas  unos cientos de personas. Este éxodo y persecución silenciosa se ha visto además  silenciada al apenas llegar noticias a Occidente de esta dura realidad, lo que ha  provocado un incremento de la persecución a cristianos en países como Mozambique,  Pakistán, China o India entre otros muchos.

Esta llegada del cáliz a nuestra tierra tiene como objetivo concienciar a sociedad civil e  instituciones acerca del sufrimiento, persecución y martirio que están padeciendo en la  actualidad miles de personas por su fe en Cristo, cientos asesinados a diario en muchos  países de Asía y África. La Llanura de Nínive, donde se encuentra Qaraqosh, contaba en  2014 con 120.000 cristianos, cuya casi totalidad de habitantes se vio obligada a huir por  su confesión cristiana hacia la zona del Kurdistán iraquí. La Iglesia les ayudó en su  éxodo enviando más de 35 millones de euros para proveerles de alojamiento,  alimentos, medicinas y demás bienes de primera necesidad, sin apenas más ayuda  internacional. El Papa Francisco, en su histórico viaje el pasado mes de marzo a Irak,  visitó Qaraqosh para apoyar a la diezmada comunidad cristiana que poco a poco, tras la  derrota del Estado Islámico, va volviendo a esta devastada ciudad aún en ruinas. En  menos de dos décadas, la población cristiana iraquí ha pasado de poco más del millón  y medio a apenas 200.000 en la actualidad en un país de más de 40 millones de  habitantes. 

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La agenda de esta visita a Vitoria comenzará en el Seminario el jueves 11 de noviembre  a las 19:30h con una bienvenida por parte del delegado alavés de la Fundación  Pontificia ‘Ayuda a la Iglesia Necesitada’, Enrique Díaz, quien hará una reseña detallada  de la historia de este cáliz. A continuación el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde,  presidirá una celebración usando este cáliz para la consagración –momento central en  toda eucaristía– en la Capilla Pública con la presencia de los actuales 22 seminaristas y  todos aquellos que quieran sumarse. El viernes se trasladará a la Catedral nueva de  María Inmaculada para celebrar una vigilia de oración con testimonios acerca de los  cristianos perseguidos en el mundo desde las 19:30h. El sábado a las 19:00h la primera  parroquia que acogerá el cáliz será la de San Blas de Legutiano, para después visitar  parroquias tanto de Vitoria como de la zona rural. También visitará colegios y  conventos de vida contemplativa. Se puede consultar el diario de esta peregrinación en  la web diocesana. Su despedida será en la Catedral vieja de Santa María el 30 de  noviembre rumbo a la ciudad de Nueva York, donde comenzará una larga visita a lo  largo y ancho de los Estados Unidos. 

Enrique Díaz, responsable de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Vitoria y organizador de  esta visita recuerda que “tenemos que abrir los ojos ante esta persecución que está  sucediendo ahora mismo en muchas zonas del mundo”. Asimismo invita a  “concienciarnos sobre esta realidad que sufren miles de cristianos, auténticos mártires  del sigo XXI, por el mero hecho de ser cristianos”. Díaz pide “tenerles muy presentes y  no mirar para otro lado”. La Fundación Pontificia que él representa en Álava quiere  testimoniar “la vida coherente de estos cristianos que se mantienen firmes en su  seguimiento a Jesús, acudiendo incluso a misa los domingos a sabiendas de estar  arriesgando con ello sus vidas” por lo que pide que “desde nuestra realidad les  ayudemos a que tengan seguridad y libertad para ejercer su fe, especialmente en  Oriente Medio y Asia, y que su ejemplo de fidelidad nos ayude aquí a ser mejores  cristianos”. 

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Non solum sed etiam 

Hace poco se celebró otra ceremonia de reconocimiento de los mártires de la Guerra Civil en España. Hombres y mujeres, de los que tenemos sus nombres y apellidos, y que fueron asesinados por no renegar de su fe. Bien, eso mismo está sucediendo hoy, cada día, en lugares de África, de Asia, de Oriente Medio, donde el radicalismo y la intolerancia religiosa se está manifestando con toda virulencia. 

El cáliz que hoy visita la Diócesis de Vitoria no es un objeto de fetichismo, es un símbolo que nos recuerda la sangre derramada cada día. Sangre que se derrama por las “heridas” de ese cáliz. Sangre inocente, sangre de mártires de hoy, muchos de ellos de los que quizá nunca lleguemos a saber su nombre.

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