Desde hoy y hasta el martes, 12 de  diciembre, más de 140 Jefes de Estado y de Gobierno y decenas de miles de expertos y  responsables nacionales e internacionales sobre medio ambiente se citan en Dubai  para la Cumbre del Clima. Oficialmente conocida como COP 28, esta conferencia  organizada por Naciones Unidas para tratar el cambio climático iba a ser histórica por la  presencia por primera vez de un pontífice desde el inicio de esta cita en 1992. El Papa  Francisco confirmó su asistencia y ya tenía cerradas más de 30 reuniones durante su  estancia en Emiratos Árabes, además de ser recibido por el Secretario General de la  ONU, António Guterres. Pero ayer la Santa Sede anunció que por  problemas de salud y siguiendo las recomendaciones médicas, el Papa seguirá desde  Roma los trabajos de esta cumbre internacional. 

Pese a ello, la Iglesia sigue el camino abierto por este pontífice y ante esta cita mundial,  numerosas organizaciones eclesiales y ONGs católicas de España han sumado sus  voces para solicitar a los líderes presentes en esta COP 28 “pasos más firmes y decididos  para contener el calentamiento global”. 

De esta manera 32 entidades españolas de la Iglesia, entre ellas seis diócesis ( Madrid, Segovia, Zaragoza, Toledo, San Feliu de Llobregat y Vitoria), han firmado un manifiesto para hacérselo llegar a  la presidencia de la COP 28 y de esta manera incorporarlo al resto de entidades de  Iglesia de todo el planeta que está presionando en el mismo sentido. Esta declaración  puede leerse en su totalidad por ejemplo en www.diocesisvitoria.org.  

Así desde las diócesis de Madrid, Segovia, Zaragoza, Toledo, San Feliu de Llobregat y Vitoria se adhieren a esta  petición inspirada en la Carta Encíclica Laudato Si`y en la Exhortación Apostólica  Laudate Deum, ambas escritas por el Papa Francisco –la primera en 2015 y la segunda  en 2023– donde se centra en el cuidado de la Creación y la protección de la  biodiversidad. 

El texto analiza la problemática actual donde abundan “sequías prolongadas, incendios  severos, olas de calor y de frío más frecuentes e intensas, precipitaciones y fenómenos  meteorológicos extremos o el deshielo” entre otros desastres naturales. En este sentido  los firmantes recuerdan que “debemos eliminar progresivamente la producción de  combustibles fósiles y acelerar una transición energética justa hacia las energías 

renovables” para lo que reclama “la adopción de estilos de vida más sencillos,  adaptándonos a los límites de un planeta finito” con el fin de “garantizar el bienestar de  todas las criaturas”. 

En el manifiesto subrayan estas recomendaciones como “necesarias para quienes  toman las decisiones en la COP 28” y recuerdan que “se sustentan en las dimensiones  científicas, técnicas y morales recogidas en la Exhortación Apostólica Laudate Deum y  que pueden ofrecer un enfoque integral para la mitigación del cambio climático, la  adaptación y la compensación por pérdidas y daños”. 

Así, invitan a los participantes en esta cumbre a comprometerse con “acuerdos  concretos y vinculantes que responsabilicen a las naciones de sus acciones”. También  solicitan “acelerar la transición socialmente justa hacia energías limpias” y abandonar  los combustibles fósiles “de manera razonable y prudente” con el foco puesto en la  “defensa de los Derechos Humanos y la protección de la biodiversidad”. Los firmantes  recuerdan la “necesidad de vivir más sencillamente en armonía con la Tierra” y  advierten que “frente a la urgencia climática se necesita determinación”. Finalmente  ponen el acento en garantizar la transparencia, estableciendo mecanismos para  supervisar los avances así como los fondos económicos para pérdidas y daños”. 

El 5 de diciembre está previsto que representantes del Movimiento Católico Mundial  por el Clima ‘Laudato Si’ –que trabaja en los 5 continentes– hagan entrega de esta carta  traducida en varios idiomas a la presidencia de la COP 28 en Dubai, acto que podrá  seguirse en directo a través de Youtube desde las 15:30h. 

Non solum sed etiam 

Con Francisco al frente la Iglesia alza la voz por la defensa de la Tierra y de los pobres. Pero lo mejor es cuando esta voz se escucha, no solo en los foros internacionales sino en cada pueblo, en cada ciudad, en cada parroquia, en cada barrio, esa es la verdadera marea que cambia el mundo.