Esta madrugada ha fallecido en el hospital Beata María Ana de Madrid César Hidalgo, tras cuatro años de lucha contra el cáncer, hoy deja esta vida para empezar a Vivir la Vida Eterna. 

No voy a referirme a su biografía de la que se pueden obtener datos en internet. Quiero hablaros de mi amistad con César que se empezó a fraguar durante la pandemia, cuando le hice una entrevista, videoentrevista para ser más exactos. Ya en aquella ocasión noté buen rollo con este hombre. 

Sería en la séptima edición del encuentro de músicos católicos contemporáneos en España que organiza la Conferencia Episcopal y que se celebró en Burgos cuando pude fundirme en un abrazo con César y conocer también a Gloria, su mujer. 

En ese encuentro ya César tenía el diagnóstico y había empezado la batalla contra el cáncer. Pero si cabe esa circunstancia le dió más fuerza para seguir componiendo y trabajando en el mundo de la música. Sus conciertos en la sala Galileo de Madrid y sus discos. 

El pasado mes de febrero pude asistir al concierto “Con-versión” que, todos sabíamos tenía un cierto sabor de despedida, aunque la esperanza no se ha perdido nunca y el final, no por previsible, deja de verse como parte de la voluntad de Dios para César.

Durante el concierto, en el que este gran artista del folk-rock lo dió todo, estuvo acompañado de algunos amigos artistas que le arroparon.

El año pasado pude pasar un fin de semana inolvidable en su casa de la sierra, junto a otros amigos y hermanos del mundo de la música católica, disfrutando de su buena mano en la cocina y de momentos musicales entrañables. 

Nos queda su legado musical, los buenos recuerdos de los momentos vividos a su lado, y la imagen de su gran humanidad, con carácter sin duda alguna, pero en el fondo una gran persona.

Hasta que nos volvamos a encontrar en la Vida eterna amigo, que como suelo decir no hay prisa alguna.