Hoy hace 67 años de una gesta misionera

Misiones Diocesanas Vascas una gesta para el mundo hace 67 años (12 de octubre de 1948)


Don Bittor Garaygordobil obispo emérito de Los Ríos (Ecuador) y uno de los ocho primeros sacerdotes misioneros de las Diócesis Vascas, cumple este 17 de octubre 100 años. El mundo misionero de las Diócesis vascas se volcará este día para homenajear a toda una leyenda viva de la historia misionera en Euskadi y, en el mundo.

Más tarde o más temprano alguien habría dado los pasos, pero el dato histórico es que el primero se dio en Euskadi. El floreciente ambiente de vocaciones religiosas y sacerdotales de las diócesis vascas fue el caldo de cultivo perfecto para que las inquietudes evangelizadoras de los jóvenes sacerdotes vascos cuajasen en una demanda: querían hacerse cargo de un territorio de misión. Hasta entonces las misiones estaban encomendadas a las órdenes religiosas, o a institutos propiamente misioneros.

Esos deseos misioneros llegaron a Roma y se barajó como posible territorio de misión a encomendar alguna zona en la India. Pero el destino y el Espíritu tenían otros planes que unirían hasta hoy a las diócesis vascas con Ecuador y con Angola fundamentalmente, aunque también Brasil, Chile, Venezuela y Rwanda han conocido la presencia misionera de diocesanos vascos.

Por eso el centenario del nacimiento de monseñor Bittor Garaygordobil es no solo una celebración onomástica sino también una celebración misionera. Una acción de gracias por el testimonio vivo de un misionero que deja un legado de opción por los pobres. Toda una vida que se une a la de sus siete compañeros del primer viaje:


El 12 de octubre de 1948 partían en avión desde Madrid los dos primeros misioneros de un grupo de ocho que constituirían la primera expedición. Aquellos primeros representantes de las diócesis vascas fueron Máximo Guisasola, director espiritual del Seminario Diocesano de Vitoria; Elías Zuloaga, coadjutor de Usurbil; Víctor Garaygordobil, director de la Casa de Ejercicios de San Sebastián; Leandro Zaloña, párroco de Barajuen; Eusebio Ocerinjáuregui, coadjutor de la Arboleda; Gregorio Alonso, párroco de Ariñez; Francisco Arraibi, coadjutor de lekeitio; y Luis Alberdi, profesor de Seminario de Vitoria.


A lo largo de estos 67 años cerca de mil misioneros, entre sacerdotes, religiosos y laicos, han dado su vida, en algunos casos literalmente, en favor de los más desfavorecidos de la Tierra.
El espíritu misionero se ha renovado cada año en las jornadas del 19 de marzo, especialmente los últimos años con el proyecto “Las Voces del Sur” en el que miembros de las comunidades eclesiales de base de Ecuador y Angola han venido a dar su testimonio y su denuncia; la información ha fluido especialmente a través de la revista Los Ríos y de las visitas que periódicamente han ido haciendo los obispos de las tres diócesis; La cooperación se ha hecho más efectiva y formada con los Cursos Norte Sur de las Procuras de Misiones.

En definitiva, y aunque D. Víctor reconocía hace años que hoy esta tierra es más “tierra de misión que aquella”, el espíritu misionero de la Iglesia en el País Vasco sigue vivo.
Esta información puedes encontrarla también en:
http://www.noticiasdealava.com/2015/10/12/araba/monsenor-garaygordobil-cumple-100-anos


Non solum sed etiam
Reiterando uno de los párrafos esta onomástica es una celebración misionera por todo lo alto. Porque le espíritu misionero pervive aún en esas tierras. Cierto que las parroquias han perdido feligresía, cierto que los seminarios están vacíos, cierto que nuestro clero es cada vez más mayor y está, en algunos casos desmotivado. Pero si sabemos alentar las brasas, ese rescoldo de espíritu misionero, sabremos empezar a caminar de nuevo y a misionara empezando por nosotros mismos. Hombres como D. Bittor han de ser un aliciente y un acicate. El modelo ya lo tenemos, solo hace falta echarle ganas para imitarlo.

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