¡No nos olvidéis! ¡No os olvidamos! (cuarta parte) Joaquín Civera, párroco Picanya: "los meses de exilio han unido más a la comunidad"

La credencia del altar apareció intacta tras el paso de las aguas y el barro
No todas las personas se adaptaron a trasladar las celebraciones al teatro municipal
Para el Corpus la plaza volverá a estar engalanada
Para el Corpus la plaza volverá a estar engalanada
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
La cuarta entrega de artículos dedicados a Picanya con motivo de la reapertura de su parroquia es la entrevista a Joaquín Civera, el párroco. Un hombre serio, atento, sobrio, y poco dado a las improvisaciones y a salirse del guión. Pero el 29 de octubre fue rápido y ágil para tomar decisiones como la de hacer sonar las campanas para avisar que el barranco se estaba desbordando. Su acción salvó vidas. Es uno de esos héroes que no quieren figurar como tales.
Su carácter calmado le ha servido para afrontar cada decisión respecto de la parroquia que le fue encomendada. Cuando se le pidió cerrarla aceptó resignado la petición y acogió agradecido la alternativa que le ofreció el Ayuntamiento de convertir en parroquia el teatro municipal.
Durante estos siete meses ha sabido ser creativo en las celebraciones. Así las exequias se hacían en la plaza frente al templo iluminado y con las puertas abiertas pero sin acceder al mismo; cuando llegó la Semana Santa no se pudieron procesionar las imágenes pero el Vía Crucis por la vía dolorosa de la misma Picanya devastada por la DANA fue un acto que llegó al corazón de cuantos asistieron.
En la entrevista nos cuenta todo esto y alguna cosa más.
Como el extraño fenómeno que tuvo lugar el día de la DANA dentro de la iglesia: en la credencia, la mesa que se coloca cerca del altar para depositar las vinajeras, el cáliz, la patena con las formas antes de ser consagradas, … bien pues la credencia estaba preparada para la siguiente misa. La mesa tiene una altura de escasamente un metro y algo. El agua entró con virulencia en la iglesia hasta el punto de desplazar bancos e imágenes, alcanzó los dos metros ochenta centímetros de altura, y cuando las aguas bajaron todos los elementos de la credencia permanecían en su sitio, embarrados sí, pero en el mismo lugar. Civera no quiere denominar a este fenómeno “milagro”, y hace bien, pero raro y extraordinario no me dirán que no es.

También recuerda su actuación con las campanas el día de la DANA y cómo muchas voces le han confirmado que esas campanadas les salvó la vida muy probablemente.

Al final de la entrevista hacemos un recorrido por la iglesia viendo los daños que aún permanecen, las huellas que quedan de la DANA, y nuevamente con templanza reconoce que la paciencia tendrá que ser la que les acompañe en la espera del regreso de las imágenes y de la restauración de los retablos.

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