Ante la ley del aborto Mujeres en estado de embarazo, deseado o no, ¿Alguien os ha preguntado vuestra opinión? Yo quiero hacerlo

Mujeres en estado de embarazo, deseado o no, ¿Alguien os ha preguntado vuestra opinión? Yo quiero hacerlo
Mujeres en estado de embarazo, deseado o no, ¿Alguien os ha preguntado vuestra opinión? Yo quiero hacerlo

Cuánto me gustaría que en los comentarios a este artículo los firmaran mujeres que hayan sido madres, que hayan vivido la experiencia de un aborto, espontaneo o provocado, y especialmente mujeres  embarazadas ahora, yo quiero saber vuestra opinión

Los micrófonos no tendrían que estar pendientes de las palabras de los políticos y los obispos, sino de las mujeres que se quedan embarazadas

 Asisto con tristeza al debate ideológico que sobre el aborto se lleva produciendo desde hace muchos años. Tristeza porque al final todo el mundo decide por los protagonistas del debate que son la madre y el hijo. El aborto se ha convertido en un tema de debate político, ideológico y en arma arrojadiza entre ideologías: los unos acusando de no ser sensibles a la libertad de la mujer embarazada y los otros acusados de acabar con miles de vidas humanas sin el más mínimo de los problemas éticos o morales.  Pero ni los medios de comunicación se hacen eco de lo que piensan de verdad la mujer gestante y la criatura que lleva en su vientre. 

Ya, ya sé que alguno me dirá: “¡Listo pan!, y ¿Cómo vas a saber lo que opina el bebé?” ya es que esa es la cuestión.  Las leyes están decidiendo sobre el derecho a nacer de las personas, que tendría que ser un derecho fundamental y a las mujeres, mentiras a parte respecto de lo que llevan o dejan de llevar en su vientre, se les marca plazos y criterios para que puedan abortar, pero no se les da la verdadera opción. ¿Y cuál es la pregunta según mi opinión?: Mujer, ¿quieres dar la oportunidad de ejercer el derecho a vivir y decidir su vida a tu hijo? 

Pero el legislador no se atreve a hacer esa pregunta porque supone reconocer a las personas en el mismo plano desde su concepción, y eso genera problemas, siempre ha generado problemas.

Las leyes han decidido que las personas no están en el mismo plano, no tienes los mismos derechos si eres pobre que si eres rico; si eres niño, joven, adulto, mayor, anciano o nasciturus. No tienes los mismos derechos si eres hombre o si eres mujer; si eres heterosexual u homosexual; no tienes los mismos derechos si estas sano que si estas enfermo, si eres “normal” o si tienes alguna diferencia como un síndrome de Down, una baja visión, una hemiplejia, … 

Ya y el mismo de antes me dirá: ¡¡¡¡Ehhhh que muchas de esas cosas ya se van corrigiendo!!!!!

Vale, y yo le responderé, ¿Y por qué no corregimos todas?  Por qué nos sigue interesando mantener algunas diferencias. ¿Por qué seguimos maquillando algunas realidades?

Insisto en la tesis que siempre he defendido, No al aborto libre, sí al aborto EN LIBERTAD. 

Es decir con toda la verdad por delante:  Abortar es eliminar una vida. El problema no es el nuevo ser engendrado, por lo general los problemas son las consecuencias de traerlo al  mundo, pero estos tienen alternativas de solución si se quiere dar la oportunidad al nuevo ser de nacer; el aborto es un negocio, debería estar cubierto por la Seguridad Social; traer una nueva criatura al mundo es una responsabilidad y tiene consecuencias, la interrupción, casual o voluntaria del embarazo, también tiene sus consecuencias que hay que asumir y abordar. No solo la última palabra ha de ser la de la mujer embarazada, también la primera, pero a la pregunta oportuna, la pregunta no es  ¿quieres que te ayudemos a eliminar un problema? No, la pregunta es ¿quieres dar la oportunidad de vivir a tu hijo?

Los micrófonos no tendrían que estar pendientes de las palabras de los políticos y los obispos, sino de las mujeres que se quedan embarazadas. 

Cuánto me gustaría que en los comentarios a este artículo los firmaran mujeres que hayan sido madres, que hayan vivido la experiencia de un aborto, espontaneo o provocado, y especialmente mujeres  embarazadas ahora, yo quiero saber vuestra opinión.

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