Semana por la Vida Oscar Areitio:”todo lo creado ha salido de las manos de Dios y es llamado a su plenitud”

Oscar Areitio:”todo lo creado ha salido de las manos de Dios y es llamado a su plenitud”
Oscar Areitio:”todo lo creado ha salido de las manos de Dios y es llamado a su plenitud” VLG

La Diócesis de Vitoria ha preparado un programa de actos variado para esta semana

Con el lema «Acoger y cuidar la vida, don de Dios», la Iglesia celebra el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, la Jornada por la Vida. La Diócesis de Vitoria se ha sumado con un completo programa de actividades. Aunque su inicio tuvo lugar el pasado día 8 con el pregón de la semana por la vida a cargo del doctor Julio César Sandoval que tuvo lugar en la Iglesia de San Antonio.

El sábado se rezó el Santo Rosario y tras un sencillo picoteo tuvo lugar una Vigilia por la vida. Durante la exposición del Santísimo se pudieron escuchar testimonios donde la vida se ha abierto paso a pesar de las dificultades o situaciones extremas: una joven que ha decidido seguir adelante con su embarazo a pesar de las dificultades personales por el apoyo recibido; una madre diagnosticada de infertilidad que saca adelante una criatura para la que todos los pronósticos médicos y científicos auguraban problemas serios de salud y que hoy, con tres años tan sólo padece un problema leve respiratorio que precisa de asistencia hasta que los pulmones se desarrollen plenamente; o el relato de una vuelta a la vida de un octogenario para quien desde aquel día cada momento es un regalo de Dios. 

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Este lunes en el Convento de Estíbaliz  se proyectará la película “Unplanned” basada en hechos reales; el martes el psiquiatra Jesús Póveda impartirá una charla en el Salón de actos del Círculo Vitoriano; el miércoles tendrá lugar un recital de poesía con textos del sacerdote Javier Zubiaurre acompañados de un dúo de violines y la voz de Francisco Oliver; Y el jueves se cerrará el programa con una misa de clausura en la capilla mayor del Seminario Diocesano. 

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida explican que “acoger la vida humana es el comienzo de la salvación, porque supone acoger el primer don de Dios, fundamento de todos los dones de la salvación; de ahí el empeño de la Iglesia en defender el don de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, puesto que cada vida es un don de Dios y está llamada a alcanzar la plenitud del amor”.

Por eso, «acoger y cuidar cada vida, especialmente en los momentos en los que la persona es más vulnerable, se convierte así en signo de apertura a todos los dones de Dios y testimonio de humanidad; lo que implica también custodiar la dignidad de la vida humana, luchando por erradicar situaciones en las que es puesta en riesgo: esclavitud, trata, cárceles inhumanas, guerras, delincuencia, maltrato»

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El Delegado de pastoral familiar de la Diócesis de Vitoria, el diácono permanente Oscar  Areitio responde a los motivos de la acogida de esta semana en la Diócesis y a los objetivos que se perseguirían en la misma: 

¿POR QUÉ UNA SEMANA POR LA VIDA AHORA EN VITORIA? 

De la pregunta, me llama poderosamente la atención el adverbio de tiempo "ahora", como si la Semana por la Vida fuera una ocurrencia puntual de este preciso momento. No, no es así. La Semana por la Vida es una iniciativa promovida por la Conferencia Episcopal, de la que la Delegación de Pastoral Familiar se hace eco, porque es la Delegación a quien corresponde hacerlo por tratarse del ámbito de la vida. Y es que, como sabemos, algunas tareas de la Pastoral Familiar consisten en ayudar a: percibir el valor y dignidad de la vida humana; y, a descubrir el valor de la maternidad y paternidad, especialmente en unos tiempos en que el mundo está experimentando cambios profundos que parten de la organización de la vida "como si Dios no existiera". Y así, una concepción de la persona como un individuo autosuficiente e independiente y de la familia como una entidad claramente cuestionada y devaluada, son algunas consecuencias críticas de la desvinculación que surge al prescindir de quien es Creador y Padre. Por ello, la Semana de la Vida es una preocupación y una ocupación de la Pastoral Familiar que se extiende más allá de esta semana, porque en realidad es una tarea de ayer, hoy y siempre.

 ¿Y QUÉ OBJETIVOS PERSIGUE?

Más allá de objetivos particulares, como Delegado de Pastoral Familiar, destaco un objetivo fundamental que consiste en ofrecer una propuesta de persona y de sociedad que, estando basados en los principios de dignidad y de bien común, presenten un paisaje esperanzador y luminoso desde: el anuncio de Dios uno y trino; el anuncio del Evangelio de la familia; y, el concepto de persona y sociedad que lleva consigo el propio Evangelio de la familia. Y es que, teniendo en cuenta los tiempos que corren, es trascendental hacer caer en la cuenta de la relación existente entre persona, familia y pueblo en un proyecto de bien común, que parte de unas convicciones básicas: la dignidad de la vida humana; la convicción de que todo lo creado ha salido de las manos de Dios y es llamado a su plenitud; la llamada a compartir el consuelo que recibimos de Dios ofreciéndolo en las incertidumbres que toca vivir al ser humano hoy en día; y, la alegría que provoca el estar abiertos a la plenitud de horizonte que da la fe en el Dios uno y trino. Con todo esto, claro que podemos proclamar que "La vida es Buena Noticia", que es el lema de la Semana por la Vida de este año. Efectivamente, el Papa Francisco ya nos marcaba, en el año 2013, primero de su pontificado, la urgencia de esta tarea en el número 4 de su primera Encíclica "Lumen Fidei" (La luz de la fe) que dice así: "Es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la Fe, pues cuando se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la Fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del ser humano."

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Non solum sed etiam

Quienes me siguen saben que siempre procuro mirar más allá de lo que la realidad presenta a “simple vista”, y siempre que me lo puedo permitir procuro ser testigo directo de los acontecimientos de los que informo. 

El sábado acudí a la Vigilia por la vida y, una vez más, me encontré con una asistencia escasa de público a una propuesta que ofrecía algo tan interesante como los testimonios que se pudieron escuchar. 

Me temo que seguimos sin ofrecer una acertada presentación para los platos tan buenos que tenemos; que seguimos teniendo un gran producto que dar pero que el envoltorio no lo hace apetecible; estamos desaprovechando recursos, y al final a estas convocatorias acuden los “incombustibles”, los “fieles a la causa”, … ¡Claro que no espero que haya tanto público como en Bilbao al paso de una gabarra! pero es una pena que las historias que allí se contaron no hayan podido llegar a más personas. 

Al final una de las conclusiones que uno acaba sacando es que uno de los grandes problemas en la Iglesia es que no somos capaces de crear sinergias, de que cada cual organiza su chiringuito sin contar con otros que se podrían sumar y hacer proyectos comunes. Seguimos siendo una Iglesia de francotiradores.

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