Pablo Martinez es un artista argentino consagrado, es un productor de contenidos en las redes sociales, vamos, que es un misionero digital, pero todo viene de algo más importante, su vocación de catequista, lo que realiza no solo desde la música, no solo desde las redes sociales sino también en las aulas como profesor de teología.
Pablo ha vivido con intensidad estos días en Roma porque, además de estar nominado a los Catholic Music Awards, también tenía su espacio en el primer jubileo de los misioneros digitales, donde, además era coautor del tema que se compuso para la ocasión.
Pablo ha experimentado en muchas ocasiones los efectos de sus canciones o de sus contenidos en instagram. Gente que se le acerca y simplemente le pide un abrazo y con eso dice todo, o gente que le confiesa que gracias a él decidió no quitarse la vida. O aquel sacerdote que le confesó que el tema de “hasta la locura” le ayudó a mantener la llama de su vocación.
Non solum sed etiam
¡Qué importante es la familia! y más si cabe para aquellas personas que se exponen (nos exponemos) mediáticamente. La familia, y es algo que más de uno ya ha comentado. La familia te ayuda a tener los pies en la tierra, te ayuda a recordarte quién eres y sobre todo a Quien sirves.
La vanidad es un riesgo. Hay peligro de que el “personaje” fagotice a la persona, se camina en la cuerda floja donde puede acabar, como dice Pablo, acabar dando uno de sí mismo y no de Dios que es el objetivo final.
Así que vaya este artículo también como homenaje a las familias de todos mis entrevistados porque sin ellas ellos no serían lo grandes que son.