Eran las seis de la tarde cuando en la loma de la Vieja Gasteiz un grupo de amigos y afines a las Misiones Diocesanas Vascas, se sumaba a un acto cultural, festivo, social y también religioso. Un nuevo mural, de los muchos que jalonan ya la ciudad de Vitoria Gasteiz se inauguraba con el beneplácito de la climatología. El Alcalde Gorka Urtaran celebró volver a coincidir con Peli en otro homenaje a su persona y señalaba que a lo largo de los más de 800 años de historia de la ciudad esta no puede escribirse ni entenderse sin la presencia de una pluralidad de realidades a lo largo de los siglos. 

El Obispo de Vitoria, monseñor Elizalde, enlazando con la inauguración de un hito en la calle Adriano VI en el que se recuerdan los 500 años de su elección y la noticia que le fue comunicada de paso por esta ciudad. Elizalde encuentra en el mural y en el nuevo hito en la ciudad una clara mirada al pasado, al presente y al futuro con fe y esperanza.

La autora del mural, Verónica Werckmeister, habló sobre la génesis del proyecto y su inspiración en la obra de Peli que se encuentra en el Santuario de Urkiola. 

Un bertzolari y el txistu y el tamboril dieron el toque festivo con el que acabó el acto. 

Non solum sed etiam

No cabe duda que la lucidez del centenario Peli nos deja a todos admirados. Más si cabe por sus palabras, cargadas de recuerdos y sentido común. Es un honor haber conocido a una persona como Peli, un artista de Dios, un enamorado de su pueblo y de otros pueblo, como reza la frase elegida de Peli para acompañar al mural “Sólo si amamos nuestra tierra, podemos amar otras tierras / Bakarrik gure lurra maite badugu, maita ditzakegu beste lurrak”.