La Navidad de Pablo Ibar libre de la Pena de Muerte Tanya Ibar: “Sueño con entrar en la iglesia de la mano de Pablo”

Tanya Ibar: “Sueño con entrar en la iglesia de la mano de Pablo”
Tanya Ibar: “Sueño con entrar en la iglesia de la mano de Pablo” Tanya

“no podemos adorar a Dios y albergar odio en nuestro corazón”

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Resulta difícil entender que este año las Navidades de Pablo Ibar sean una felices Navidades, pero, después de 25 años, desde que comenzó el calvario de su vida, estas serán las primeras Navidades en las que la Pena de Muerte le dejará de estar acechando. Todavía queda mucho camino que recorrer hasta lograr que su inocencia sea reconocida por un tribunal estadounidense, y lograr la tan ansiada libertad.

Junto a Pablo hay una familia que lleva los 25 años luchando y resistiendo junto a él, de manera especial su padre Cándido, y su esposa Tanya, una mujer para la que su fe en Dios es la clave de su fuerza, y también la de Pablo.

La fe de Tanya es una fe compartida por la familia.  En esta entrevista, que pude realizar ayudado de la Sra. Alvin Quinones, madre de Tanya, para una correcta traducción de las palabras en inglés de su hija, pude recoger el testimonio, no solo de Tanya, sino también de su madre. 

¿Tanya, eres una persona religiosa?

Sí, soy una persona religiosa. Estamos en las manos de Dios. Somos católicos, el pequeño de mis hijos hizo este año precisamente la Primera Comunión. 

¿Qué papel ha jugado Dios en todos estos años, especialmente en lo relacionado con Pablo Ibar?

Dios lo ha sido todo. Es la que me ha jalado (llevado en brazos). Me gusta la imagen esa que dice que cuando en la arena solo se aprecian un par de huellas, no son las tuyas propias, son las de Dios que no te abandona y te lleva en sus brazos. 

(Alvin: esto no es posible llevarlo sin tener a Dios de tu parte. Tanya no habría podido llegar hasta aquí sin la ayuda de Dios. Ni ella ni toda su familia.)

¿Alguna vez ha culpado a Dios por lo que están viviendo?

No, nunca, ¡nunca! Para Pablo, y para mí, Dios ha sido la fuerza con la que hemos podido afrontar todo. Ha sido un camino largo, difícil, cargado de emociones, sin Dios hubiese sido imposible soportarlo. 

(Alvin: Dios escogió a Tanya porque sabía que podía hacerlo. Y Pablo igual. Es increíble, cada vez que vamos a visitar a Pablo él nos recibe con una sonrisa, con paz.)

Estando Pablo en prisión pudieron casarse, ¿pudieron llevar un proceso “normal” para el matrimonio?

No. Pablo y yo no pudimos casarnos por la Iglesia porque está prohibida una ceremonia religiosa. Solo pudimos cumplir el requisito legal de matrimonio civil. La Corte Suprema no permite la entrada de un sacerdote en la prisión para celebrar un matrimonio. Pero ese es el deseo que esperamos cumplir un día Pablo y yo. Poder casarnos por la Iglesia. Sueño con entrar en la iglesia de la mano de Pablo. 

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Hay muchas personas apoyandoles, pidiendo un juicio justo para Pablo,  donde pueda demostrar su inocencia. Y muchas lo hace también rezando por Pablo y por usted. ¿Quiere decirles algo?

Claro. Quiero agradecer a todos y pedir que sigan rezando por nosotros. La fuerza de la oración es muy importante. 

¿Hay alguna oración que haya estado muy presente en estos años en su vida? 

El Rosario. El rosario me ha acompañado en los trayectos de ida y vuelta cuando voy a ver a Pablo. 

¿Ha sentido odio, o necesidad de perdonar a alguien a quien culpan de la situación de Pablo?

No. Ninguno de nosotros odia a nadie. Durante todos estos años hemos rezado por las víctimas, por sus familias, por el juez, este juez que nos ha tratado tan mal. No podríamos comulgar y a la vez estar odiando a alguien. 

(Alvin: Tanya es una mujer alegre porque tiene el corazón sin odio. Cuando vamos a comulgar ofrecemos nuestra comunión por las personas que murieron. Desde que le dieron a Tanya la sentencia de Pablo por primera vez Tanya ha querido estar con las familias de las víctimas, una de ellas no quiere saber nada de nosotros, pero las otras dos si la han escuchado, y han podido oír de sus labios que Pablo no lo hizo, que lamentamos aquellas muertes, pero que Pablo no fue el culpable de las mismas. Y como dice Tanya, no podemos adorar a Dios y albergar odio en nuestro corazón.) 

¿Cómo es posible que un país en donde a Dios se le pone por testigo para el cargo de Presidente de los Estados Unidos, siga vigente la pena de muerte, cuando Dios no bendice la pena de muerte?

No se puede explicar. Este país está ahora en una situación muy  muy triste. Pero Dios es Grande, lo ve todo, y nos dará la fuerza para seguir adelante a pesar de estas circunstancias. 

¿Cuál cree que podrá ser su primer pensamiento cuando Pablo salga en libertad?

Dar gracias a Dios, a todas las personas que han rezado por nosotros, a las que nos han dado su apoyo incondicional, Mi sueño es poder ir a la Iglesia todos juntos, Pablo, yo, los niños y la familia, ese es mi mayor sueño. Y casarme por la Iglesia, algo que el Estado no nos ha permitido. 

(Alvin: nosotros sabemos que un día Dios lo librará. Cuando estamos con Dios nada es imposible)

Muchas gracias a ambas y trasladen a Pablo nuestro apoyo, y también el deseo de una Feliz Navidad.

Tanya y Alvin: Gracias a ustedes, a las personas que desde España, desde el País Vasco, nos apoyan, a Andrés Krakenberger, a la Fundación, a los parlamentarios que se han mostrado tan cercanos con el caso de Pablo Ibar. Ahora podemos ir todos los domingos a visitar a Pablo y le trasladaremos sus deseos. 

(Alvin: yo confío mucho en Madre Teresa, la llegué a conocer en sus viajes a Miami, tengo una imagen suya en mi cuarto y a ella me encomiendo cada día pidiendo la libertad para Pablo)

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Non solum sed etiam

Cuanta “gente coraje” hay por el mundo. Este 2019, 22 personas han sido ejecutadas en Estados Unidos. La mayoría reconocieron su delito y su culpabilidad. Pero también se siguen ejecutando a reos cuya culpabilidad no ha sido sobradamente demostrada. Partiendo del rechazo más absoluto a la pena de muerte en ningún supuesto, resulta difícil imaginarse la vida de un inocente y de sus seres queridos mientras esperan el cumplimiento de la sentencia en el corredor de la muerte. 

Pablo, afortunadamente, se ha librado de esa pena capital que pendía sobre él, pero ello no significa que se haya hecho justicia. Resulta difícil aceptar que el país de la estatua de la Libertad, un país que presume de su justicia, acepte durante el juicio de Pablo pruebas contaminadas, parecidos que técnicamente han sido descartados, … y desestime como pruebas, coartadas demostradas, peritajes impecables, el arrepentimiento de un miembro del jurado, y, una prueba capital para un pueblo que clama a Dios: la fuerza de resistencia a las injusticias que solo un inocente que confía en Dios puede llevar adelante. 

Esperemos que a Pablo le acabe juzgando un juez que defienda, de verdad, los principios del pueblo americano.

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