50 años de la Iglesia en Zaramaga La Unidad Pastoral celebra el lustro de su papel eclesial y humano en el barrio obrero vitoriano

La Unidad Pastoral celebra el lustro de su papel eclesial y humano en el barrio obrero vitoriano
La Unidad Pastoral celebra el lustro de su papel eclesial y humano en el barrio obrero vitoriano

Las parroquias de Zaramaga vivieron un fuerte compromiso social desde sus orígenes y que hoy permanece

La primera piedra del primer templo fue colocada y bendecida por monseñor Francisco Peralta en 1968, pero no sería hasta el 1 de agosto de 1969 que las obras quedarán terminadas para la inauguración. Hablamos de la iglesia de Belén. Al año siguiente, 1970, la comunidad cristiana del Buen Pastor iniciaría su vida en unas lonjas a la espera de ver terminado su templo, y el 1 de septiembre de ese mismo año  comenzaba su andadura la parroquia de San Francisco de Asís. 

1 de agosto de 1969 vista aerea

Inauguracion parroquia de Belen

A comienzos del siglo XXI se empezó a trabajar la concentración de parroquias, lo que a la postre acabaría siendo la actual Unidad Pastoral de Zaramaga. El obispado encargó primeramente a un mismo equipo sacerdotal la atención pastoral de Belén y San Francisco de Asís y, poco más tarde, se nombró ya un equipo pastoral para las tres parroquias creando de forma efectiva la Unidad Pastoral. Por eso, este curso 2019 - 2020, la Unidad Pastoral de Zaramaga ha decidido situar la celebración de los 50 años de presencia de la Iglesia en Zaramaga. Referencia obligada están siendo las fiestas de las tres parroquias, Buen Pastor, Belén y San Francisco.

El pasado 12 de febrero tuvo lugar uno de los actos previstos para conmemorar esta efeméride bajo el lema de “50 años de camino en las parroquias de Zaramaga”. 

parroquia Belén

En este encuentro se pudo comprobar que, aunque la comunidad cristiana ha asumido la unidad de acción y el reparto de actividades, hoy entre Belén y Buen Pastor, siguen vivos los sentimientos de pertenencia a cada una de las parroquias, incluida San Francisco de Asís, que aunque haya perdido el templo su condición de “parroquial” la feligresía mantiene su vínculo. Prueba de ello es que cuando fallece un feligrés su esquela se anuncia en la entrada de San Francisco. En nombre de la feligresía de San Francisco de Asís intervino una mujer perteneciente al extinto grupo de “Amigos de San Francisco” que durante años organizó múltiples actividades de acción social especialmente y que alcanzaron un reconocimiento por parte de las instituciones locales, y de tipo lúdico como el belén, que formaba parte de la ruta belenística de la ciudad, o el musical “Francesco” que recoge la vida del poverello italiano. Reconoció, que el cierre de San Francisco de Asís supuso un “trauma” para una gran parte de la feligresía.

Entre las próximas citas de la comunidad están previstas una excursión a Fátima y una comida popular. 

Las parroquias de Belén, Buen Pastor y San Francisco de Asís nacieron como respuesta pastoral al barrio obrero que se levantaba sobre lo que había sido un barrio de labradores y cuyas lindes estaban en el barrio de Santa Isabel y el cementerio, el campo de Arriaga, el Portal de Urbina y el Caserío de la ciudad. En una parte de esos terrenos, lo que hoy corresponde a la calle Portal de Villarreal, el Ayuntamiento cedió en 1882 una parcela para la instalación de un cuartel de Infantería. 

Esta zona tomó el nombre de Zaramaga, que viene a traducirse del euskera como “pastizal”. El proyecto como barrio surge en 1957.

El asentamiento de empresas que escogían Vitoria como centro de operaciones y desarrollo de su industria, en particular Michelín y Forjas Alavesas, provocó el efecto llamada para que gentes llegadas desde Extremadura, Galicia, Castilla y Andalucía probasen suerte y fortuna en tierras alavesas. Así fue naciendo y creciendo el barrio de Zaramaga, que llegó a ser uno de los más poblados de la ciudad. Hoy también vuelve a ser un barrio de acogida de migrantes.

parroquia Buen Pastor

La condición de parroquias “obreras” fue asumida desde el principio alcanzando su momento más álgido en la segunda mitad de los 70 con las asambleas obreras que acogieron las tres parroquias, y especialmente con los tristes sucesos del 3 de marzo que marcaron para siempre a la parroquia de San Francisco de Asís. Con motivo del 25 aniversario de la parroquia de Belén el sacerdote José Luis López de Briñas, recogía esta dimensión pastoral con las siguientes palabras: “Una de nuestras acciones como Comunidad evangelizadora ha sido la presencia y el compromiso obrero. El papel que jugó la Iglesia, las parroquias, como lugar de acogida, reunión y plataforma de denuncia. Fue tan fuerte el impacto que produjo en nuestra Comunidad (las huelgas) que nos parece estar viendo hoy aquellas recogidas de alimentos para atender a las familias que sufrían la huelga, así como la canalización de la Caja de compensación.” (1991, balance de los 25 años de la parroquia de Belén).

La parroquia de Belén tuvo una importante actividad en el mundo del Tiempo Libre contando con un amplio plantel de monitores titulados, muchos de ellos responsables de la Escuela de Formación Diocesana Atseden Taldeak que impartía formación y titulación a los monitores de Tiempo Libre de la Diócesis. 

El Buen Pastor por su parte ha destacado siempre por su implicación en la vida secular del barrio agrupando a las actividades de la Comparsa de Carnavales que hoy persiste, y las fiestas patronales que siempre han  contado con buena acogida popular. 

La dimensión social y caritativa de estas parroquias se ha manifestado en otras acciones como el grupo misionero que colabora en el sostenimiento de un proyecto en la parroquia de Babahoyo en Ecuador, vinculada a las Misiones Diocesanas Vascas; y también el grupo de la pastoral penitenciaria que comenzó en Belén hace 36 años empatizando con las familias de los reclusos vinculados al barrio, y hoy a toda la comunidad reclusa de Zaballa.

Hoy, los sacerdotes que acompañan a la comunidad cristiana de Zaramaga, son conscientes de la realidad sociológica del barrio. Una realidad que se refleja en la cifras de funerales frente a las de bautizos, matrimonios, primeras comuniones y confirmaciones. Pero en un afán de reivindicar su papel en la vida de Zaramaga han pensado utilizar esta efeméride de los 50 años para dar a conocer las actividades y compromisos pastorales y sociales que siguen alimentando la vida parroquial. 

Reivindican la parroquia como lugar de encuentro, de celebración, de acogida. La parroquia dispone de las herramientas para llevar a cabo muchas acciones sociales que beneficiarían al barrio, pero hacen falta “manos” y “pies” para llevarlo a cabo: la catequesis no es posible sin catequistas; para Cáritas el voluntariado es su mayor y mejor activo; hay proyectos pastorales que precisan literalmente de manos, para preparar el detalle a los presos cada Navidad, para limpiar las parroquias, para recibir al que llega; para consolar al que sufre; … 

Zaramaga ha sido un barrio orgulloso de sus parroquias, algo que puede continuar otro lustro si los parroquianos lo quieren. 

Non solum sed etiam

Muchos barrios, y muchos pueblos, a buen seguro que no pueden contar su historia sin hacer mención a su parroquia, son parte de su memoria colectiva, son parte de su identidad. Otra cosa es tener memoria selectiva.

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