Veni Creator Spiritus Dioecesis Victoriensis

El autodenominado “grupo de sacerdotes Abetxuko” ha hecho público un texto en el que recogen algunas características que, consideran importantes, debe reunir el futuro obispo de Vitoria.
Este texto, que empezaron a hacer circular en busca de adhesiones durante la pasada Cuaresma, será remitido a la Nunciatura Apostólica con la intención de que llegue a manos de quienes tengan que tomar la decisión última del nombramiento del sucesor de Asurmendi.


El Domingo de Resurrección era, inicialmente, la fecha prevista para dar a conocer públicamente el texto, pero se demoró ante la expectativa de la llegada de nuevas adhesiones. El último recuento efectuado en la mañana del martes 14 de abril fija en 300 las adhesiones recibidas de un sector muy variado de la diócesis. Según sus promotores el escrito tendrá tres destinos: Se enviará al Nuncio Apostólico en España, Renzo Fratini, con la petición expresa de hacerlo llegar al Dicasterio correspondiente para la designación de obispos y al Papa Francisco. También, cuando se conozca el nombre del sucesor de Asurmendi se le hará llegar una copia del escrito.

El lunes de Pascua la Diócesis acusaba un nuevo golpe en su clero diocesano al sufrir el Vicario de ciudad, Fernando Otaduy, una trombosis con hemiplejia. Inmediatamente la comunicación espontánea se puso en marcha y se empezaron a pedir oraciones por su salud, que llegaron a todos los ámbitos. A través de las nuevas tecnologías muchos diocesanos suyos, estamos siguiendo el día a día de la evolución del estado de Fernando. La comunidad cristiana de Vitoria tiene cada día muy presente a Fernando Otaduy en sus oraciones.

Non solum sed etiam

“Pobre Diócesis” se lamentaba un sacerdote al comentar lo sucedido a Fernando Otaduy. Se avecinan tiempos de cambio en la Diócesis de Vitoria y en el ambiente se palpa un hambre por vivir y ser protagonistas de tiempos nuevos. Las líneas marcadas por el Papa Francisco, sin duda, han calado en una parte de la comunidad cristiana de Vitoria que desea un Pastor que las haga realidad entre nosotros.

Por eso es importante que, aunque de forma muy genérica y poco concreta, por un lado, y condicionado por el perfil personal de los autores del texto, por otro, se den iniciativas colectivas que dejen ver ese hambre de tiempos nuevos para nuestra Iglesia.

Ahora bien, en fidelidad al título de este blog: non solum sed etiam. No solo hay que alzar la voz y que el pueblo fiel se exprese sobre el perfil y las demandas que desea para su nuevo pastor. Nada podría hacer ni aunque viniese el mismísimo Francisco si la tierra no la trabajamos entre todos. Junto a la relación de puntos del texto que quiere marcar el perfil del nuevo obispo, todos deberíamos (sed etiam) hacer otra columna en la que dibujar el perfil del cristiano que “yo” quiero ser, que yo quiero que se encuentre el nuevo obispo; y otra columna en la que definir la comunidad cristiana (parroquia, grupo, movimiento) que quiero y deseo encuentre el nuevo obispo.
Al futuro obispo le será más fácil:


• Ser “acogedor, cercano, cordial y dialogante” si se encuentra una comunidad cristiana que ya practica estos valores.
• Ser “profeta contra las injusticias” si lidera una comunidad que denuncia y promueve un mundo mejor desde los principios del Evangelio.
• Crear “cauces de participación y corresponsabilidad en la Iglesia Diocesana” si encuentra personas dispuestas a colaborar con la Diócesis y con su obispo (tal cual, sin condiciones ni requisitos previos).
• Ser, “guiado por el Espíritu de Jesús, testigo fiel de su mensaje y de su Reino” si encuentra una comunidad que, además de apelar a las instancias eclesiales, entona el Veni Creator Spiritus como plegaria de petición en favor del nuevo Pastor.

Mi aportación a lo que deseo del nuevo obispo:

Quien venga sea un pastor que se sienta libre y a gusto en esta tierra, que baje “cada día” al parque infantil de enfrente de la que será su casa, que sienta que los sacerdotes son “sus curas” y que los curas sientan que es “su obispo”, que se ponga a los pies de la Amatxo en sus advocaciones de Estíbaliz y la Blanca y rece con todos y por todos, que tenga palabras de paz, perdón y reconciliación, que si puede que lo diga en castellano, en euskera y hasta en inglés y francés, pero que sobre todo lo diga con y desde el corazón; que cuide mucho su presencia en los medios de comunicación y su trato con los periodistas, que conserve todo lo bueno que herede y que renueve todo lo que encuentre parado y anquilosado; que fomente el ecumenismo en nuestra pequeña escala diocesana; que renueve el espíritu misionero y que sea creativo para acoger y fomentar las vocaciones consagradas; que se vuelque en la pastoral familiar; que los niños tengan siempre un espacio en las celebraciones que presida; que sea modelo de sacerdote para sus sacerdotes; que tenga siempre una mano tendida, pero que en la otra no suelte el báculo que forma parte de su dignidad episcopal.

Mi aportación a la comunidad cristiana que quiero encuentre el nuevo obispo.

Quiero una comunidad que sea noticia por la labor de sus misioneros, por el buen hacer de los voluntarios de Cáritas, por los logros de integración social, cultural y religiosa de Berakah; quiero una comunidad que se valore a sí misma, que no pierda una sola ocasión para hablar de Dios y que dé testimonio de su fe con sus obras; quiero una comunidad que ore, en sus conventos, monasterios, parroquias, iglesias domésticas; que tenga los templos abiertos; quiero que los despachos parroquiales sean lugares de acogida más que de trámites burocráticos; que haya laicos que liberen a los sacerdotes de tareas administrativas para que puedan dedicar su tiempo a labores sacramentales; quiero una comunidad feliz de ser cristiana y que, más allá de apellidos y colores, esté al servicio de todos, especialmente los más necesitados; quiero una comunidad que recupere y devuelva la ilusión de ser cristiano a los jóvenes, a los padres junto con sus hijos, a los abuelos junto con sus nietos, a los curas junto con sus feligreses. Un amigo sacerdote me dijo hace poco con gran sabiduría: “Es el momento de que la Diócesis cuente con los que no ha contado hasta ahora”.

Si el nuevo obispo se encuentra una Diócesis con estas y otras características positivas, le será mucho más fácil guiar y acompañar a sus agentes de pastoral y se sentirá en todos los rincones de la Diócesis su labor como Pastor.

Texto que los sacerdotes de Abetxuko han redactado y ofrecido para su adhesión:

Ante el nuevo obispo de la Diócesis de Vitoria Al llegar el relevo del hasta ahora obispo de nuestra diócesis, Miguel Asurmendi, queremos expresar, como miembros del Pueblo de Dios, desde criterios evangélicos y conciliares, las características que deseamos para el próximo obispo. Esperamos que, guiado por el Espíritu de Jesús que vino a dar la buena noticia a los pobres y liberara los oprimidos (Lc 4,18), como servidor del Pueblo de Dios, en especial de los pobres, atento a los signos de los tiempos, sea testigo fiel de su mensaje y de su Reino (Vaticano II). Por tanto, quisiéramos que: Siguiendo el estilo del Papa Francisco, • sea acogedor, cercano, cordial, dialogante; • sepa escuchar al pueblo y comparta sus angustias y esperanzas, sobre todo de los pobres (Vaticano II); • esté presente en las comunidades, las escuche, y tenga en cuenta; • se distinga por su espíritu de servicio; que sea discípulo antes que maestro. Un hermano entre hermanos; • potencie una espiritualidad, fiel al Espíritu de Jesús: encarnada, misericordiosa, liberadora, comunitaria. Ante la situación de nuestro pueblo, • sea profeta contra las injusticias de “una economía de exclusión e inequidad, que mata” (Papa Francisco ), promoviendo otras relaciones socioeconómicas y ecológicas desde la justicia y derechos sociales; • priorice una pastoral de apoyo y realización de los derechos humanos de los débiles de nuestra sociedad: pobres, inmigrantes, presos, enfermos…; • viva nuestra cultura, dentro de la pluralidad y hable euskera; • sea mediador y colabore en la solución del problema vasco, por medio del diálogo, desde la defensa de todos derechos de Euskal Herria, reconociendo y acompañando a todas las víctimas, para lograr la reconciliación y la paz desde la justicia. Como Pastor de nuestra Iglesia, • promueva una Iglesia evangelizadora de los pobres, “en quienes reconoce la imagen de su Fundador” (Vaticano II) liberadora, que comparta sus bienes, solidaria con los países pobres y clases oprimidas del mundo; • cree cauces de participación y corresponsabilidad en la Iglesia diocesana; • anime una Iglesia sencilla, acogedora, que vive y comparte los problemas de la gente; • impulse la participación de los laicos, sobre todo de la mujer, en todos los ministerios eclesiales; • aliente comunidades plurales, insertas en los problemas del pueblo, proféticas y actuantes con eficacia transformadora en la construcción del Reino de Dios; • renueve las estructuras pastorales, donde lo comunitario sea el núcleo inspirador de Zonas pastorales, Arciprestazgos, Unidades Pastorales; • potencie una Iglesia vasca, en colaboración con los Obispos de Euskal Herria, unidos pastoralmente en una Provincia Eclesiástica común dentro de la archidiócesis de Pamplona con Bilbao, San Sebastián y Vitoria. Con nuestro saludo fraternal y ofrecimiento de colaboración al nuevo Obispo, En Vitoria-Gasteiz y pueblos de la diócesis, Marzo de 2015
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