La sobriedad de la Semana Santa en tiempos de pandemia Via Crucis de la Diócesis de Vitoria.

Via Crucis de la Diócesis de Vitoria.
Via Crucis de la Diócesis de Vitoria. DV

Un presbiterio de la Catedral Nueva vacío y a los pies de la cruz el Obispo y el Vicario General.

Seis personas completaron el cuadro de lectores para el Via Crucis 

En este Viernes de dolores la Diócesis de Vitoria ha ofrecido a través de sus canales de comunicación el Via Crucis desde la Catedral Nueva de María Inmaculada. Juan Carlos Elizalde, obispo, y Carlos García Llata, Vicario General, ofrecían, flanqueando al cristo crucificado, una sencilla imagen. La imagen de una Diócesis confinada en sus casas. Solo seis personas, que su labor diaria les autoriza a interrumpir el confinamiento, han acompañado, representando a toda la comunidad cristiana diocesana. En cada estación una reflexión y el recuerdo a todos, porque todos estamos afectados por las consecuencias de la pandemia, pero con mención específica en cada estación a las personas que mantienen el servicio en los centros sanitarios, a los que velan por la seguridad de todos, a quienes afrontan el futuro con preocupación en lo laboral, en lo económico, por los migrantes, los más vulnerables, los que han sido golpeados directamente por la enfermedad, por las víctimas que no pudieron superarla y sus familias. 

La nota cultural se puso en los cuadros que conserva la nave central de la Catedral y la voz del bertsolari que puso la reflexión en euskera en algunas de las estaciones.

Non solum sed etiam.

Viendo esa sobria imagen  recordé el contraste de la imagen del presbiterio de la Catedral de María Inmaculada no hace muchos meses,  cargada de imágenes e iconos representando a la Diócesis. En aquella ocasión de Jubileo la Diócesis estaba presente en la Catedral, pero no menos que hoy en ese presbiterio vacío, flanqueado de ciriales y con un Cristo crucificado y la Inmaculada a uno de sus costados.  Si ya de tradicional nuestras Semanas Santas han sido siempre sobrias en el Norte, la de este año se llevará la palma. Pero será el justo reflejo de un pueblo responsable para salir a la calle cuando llega la ocasión, pero también de vivir su fe desde casa cuando es la mejor aportación para el bien de todos.

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