El pastoralista mejicano se encuentra visitando varios puntos de España Víctor Escalante conoce de primera mano la pastoral urbana en Vitoria

Escalante ha conocido las realidades pastorales de Berri Ona y Berakah
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
El pastoralista mejicano Victor Hugo Escalante se encuentra estos días por España para conocer diversas realidades de evangelización de primer anuncio en nuestro país. Así, procedente de Castellón llegó ayer a Vitoria en una visita relámpago pero muy aprovechada.

Tras degustar la gastronomía alavesa en un restaurante del Casco Viejo pudo visitar el Museo de los Faroles, una joya del patrimonio de los vitorianos que cada 4 de agosto procesiona por las calles de la ciudad. Donde tuvo la oportunidad de cruzarse un momento con la nueva abadesa Blanca Aguillo. Posteriormente tenía cita con Jesús Santamaría, este sacerdote es el alma mater del proyecto Berri Ona (Buena Noticia en euskera) donde durante cerca de dos horas Victor y Jesús pudieron compartir sus respectivas experiencias pastorales.
Jesús le habló de este proyecto, que pronto cumplirá diez años de existencia, de cómo nació con un punto de información parroquial vinculado a la parroquia que atendía uno de los barrios más extensos del crecimiento de la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Una barriada nueva con gente joven, desafectada de la Iglesia y con una significativa población procedente de otros países, los nuevos vecinos fruto de la migración.


Víctor se mostró muy interesado por esta iniciativa enmarcada dentro de los que él llama la pastoral urbana y que viene trabajando desde hace años en su diócesis de Guadalajara en México. Valoró tanto la configuración del espacio, sencillo, integrado en el paisaje urbano, así como las diversas iniciativas que configuran la agenda anual de actividades en Berri Ona.
Por su parte él le trasladó a Santamaría algunas de las iniciativas pastoralistas que se desarrollan en México y que él coordina.
Victor Escalante lleva cuarenta años dedicado en cuerpo y alma a la actividad pastoral. Licenciado en Sagradas Escrituras, Pastoral y Teología, Escalante imparte clases en Institutos, Centros y escuelas de formación para Agentes de Pastoral. Ha elaborado diversos textos que se utilizan en esta formación e imparte charlas de formación, no solo en México sino también Estados Unidos y España.
Además de su trabajo en la Diócesis de Guadalajara ha colaborado con la Conferencia Episcopal Mexicana y con la CELAM.
Durante la mañana de hoy se entrevistará con el sacerdote y

misionero Juan Carlos Pinedo quien le hablará del la pastoral que se lleva a cabo en la parroquia de Santa María del Casco Viejo Vitoriano, donde colectivos de Latinoamérica y África tienen un punto de referencia para vivir la fe. Y le presentará el Programa Berakah que desde el año 2006 lleva atendiendo diversas realidades de vulnerabilidad con más de 30 proyectos en marcha y la labor de unos 300 voluntarios que lo hacen posible a lo largo del año.
Hoy partirá para la Diócesis de Santander donde seguirá con sus encuentros con las diversas realidades de evangelización de primer anuncio y donde se encontrará con su amigo el cantautor Luis Alfredo Díaz.
Más adelante, antes de regresar a México estará unos días en Madrid donde impartirá algunas ponencias.
Victor Escalante ha manifestado su deseo de volver a esta ciudad con más calma para seguir conociendo su realidad pastoral y poder hacer algo de turismo como la vista a la Catedral Vieja que queda pendiente.
Non solum sed etiam

Entre nosotros no está muy asentado el término de pastoral urbana aunque ha sido un cardenal español, Lluis Martinez Sistach quien lo ha trabajado en profundidad. Pero, independientemente de la nomenclatura, el proyecto Berri Ona se ajusta a ese concepto de pastoral insertada en el barrio. Siendo un vecino más.
Escalante le contó a Santamaría como las propuestas de evangelización en la calle que ellos llevan a cabo no son de “busca y captura” de proselitismo al estilo de las iglesias evangélicas. Su propuesta empieza por la observación de la gente, preguntarse quién puede ser, dejar que la gente “te hable” con sus ropajes, su forma de estar sentado en el parque. Después se hace uso del arte como elemento que puede provocar el encuentro curioso, y con aquél que se muestra receptivo e inicia un encuentro se le pregunta cómo está, y se le acaba invitando a un encuentro posterior en un espacio cercano. Así se establece ese primer diálogo, ese primer anuncio, no anunciando nada, sino empezando por escuchar al otro.
Bueno, es una fórmula más, ni la mejor ni la peor, ni la panacea ni lo contrario. Lo interesante es que todas estas realidades hablan de una Iglesia viva, creativa, que sale a las periferias, que no tiene miedos ni vergüenzas, que quiere ser fiel al mandato de Cristo de ir por todo el mundo y anunciar la Berri Ona a todo el mundo.
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