Fiesta parroquial en la primera villa de Álava Villafranca celebra la recuperación de su pórtico de San Andrés

Villafranca celebra la recuperación de su pórtico de San Andrés
Villafranca celebra la recuperación de su pórtico de San Andrés Pablo García Herrero

El GPS confunde a los conductores que quieren llegar a Estíbaliz

En la víspera de su día en el santoral el pueblo de Villafranca celebrará este domingo la fiesta del titular de su parroquia, San Andrés, y, de manera especial, la recuperación de su pórtico recientemente restaurado y que constituye un ejemplo del neoclásico alavés. 

Aunque debido a las restricciones por la pandemia no se podrá celebrar tras la misa el tradicional encuentro y picoteo bajo el pórtico renovado, los vecinos y feligreses recibirán en sus casas un pequeño detalle que servirá de recuerdo de la celebración.

La parroquia de Villafranca es atendida por la comunidad benedictina, custodia del Santuario de Estíbaliz, patrona de Álava y de la Diócesis de Vitoria, y cuyo nacimiento en el medievo está estrechamente ligado a la que se considera la primera villa fundada en Álava, entre finales del XI y comienzos del XII. Así lo relata Emiliano Ozaeta, benedictino y amplio conocedor de la Historia de Estíbaliz y su entorno: “En un documento, concretamente el testamento de Dña María López, perteneciente a la familia de los señores de Vizcaya, y que residió en Estíbaliz en el siglo XII, se señala cómo su padre, el noble López Gonzalez, fue el fundador de esta villa.”

Situada a los pies del cerro donde se ubica el santuario, esta villa gozó de gran prestigio e importancia, “contó con día de mercado y fue una villa próspera hasta que, a finales del siglo XII, la creación de la vecina Vitoria supuso una presión tan fuerte para la localidad que perdió población y entró en una fase de decadencia” relata Ozaeta. Una decadencia que se ha vuelto a repetir en la pequeña localidad en la pasada crisis económica de 2008. Algunos proyectos de nuevas edificaciones quedaron paralizados como el que se puede contemplar a la entrada de Villafranca. 

Villafranca es punto de paso en el viejo camino de la ruta a Compostela, y sigue siendo lugar de referencia “hasta por error”. Según refiere Ozaeta, desde hace tiempo vienen padeciendo los errores que el GPS provoca en todos aquellos repartidores y proveedores del Santuario, ya que cuando se indica como punto de destino calle de Estíbaliz nº 1 en Villafranca, el navegador lleva a los conductores hasta la localidad de Villafranca y, autobuses y camiones de reparto, acaban frente a la iglesia de San Andrés. En lugar de tomar el desvío de Argandoña y la carretera A-4159, el satélite continúa por la A-132 y señala el desvío a la A-4120. Villafranca y el cerro de Estíbaliz están comunicados solo por una parcelaria, que aunque con renovada graba no parece la mejor ruta para ningún vehículo. 

La comunidad benedictina espera que alguna institución se haga cargo de este error y se subsane para facilitar el trabajo a repartidores y turistas, y en próximas fechas para Olentzero y los Magos de Oriente. 

Templo de San Andrés Apóstol de Villafranca de Álava

Templo del s.XVI. Pórtico muy sencillo de tres arcos, de comienzos del s. XIX.  Interesante portada del s.XVI, con altas basas, dos columnas de capitel corintio y con fustes con grutescos en forma de candelabros, y estrías macizas y huecas combinadas, sosteniendo cornisa con cabezas de ángeles y enmarcando arco de medio punto con jambaje moldurado  y en las enjutas, medallones con bustos sostenidos por grifos. 

Planta de salón de una nave con tres tramos. Bóveda sucesivamente estrellada con terceletes y combados y con terceletes y ligaduras rectas. Al sur, óculo y vano rectangular rematado al exterior por una gran venera. Torre de dos cuerpos, pentagonal el inferior y rectangular el superior. 

Retablo mayor del último barroco, con la ligereza graciosa del rococó. Sobre el banco de vegetales estilizados, cuatro columnas acanaladas acogen nichos avenerados con las figuras de San Andrés, San Pedro y San Pablo. en el cuerpo superior, crucifijo sobre pintura de Jerusalem, encuadrado en un marco moldurado, y en el ático Dios Padre. Retablos laterales neoclásicos. Pila bautismal medieval lisa con cuatro bolas en la base. 

(Texto explicativo que figura en el pórtico de la iglesia) 

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Non solum sed etiam 

Sin dejar de reconocer la realidad que hoy nos habla de un descenso de la religiosidad de la población, ello no quita para ver con cariño los rescoldos que permanecen en cantidad de pequeñas poblaciones de nuestra geografía. 

Villafranca, en Álava, puede ser un ejemplo de esto. La pequeña comunidad que es atendida por los benedictinos de Estíbaliz, sigue celebrando su fe, alegrandose por la recuperación del pórtico de su templo, y limpiando los bancos de esa iglesia del siglo XVI. 

Mi hijo se sorprendió el otro día, recorriendo el entorno de Vitoria-Gasteiz, por cómo cada pequeño pueblo tiene su iglesia. Y, lejos de aquella justificación primigenia que confería privilegios económicos y administrativos, hoy, la Iglesia, en la medida de sus posibilidades, se afana por mantener el culto en cada pueblo, en cada ermita. ¿Por qué? pues por lo que significan esos rescoldos de fe popular, de presencia de Dios entre su pueblo. 

Por eso sigue mereciendo la pena que los curas se multipliquen hasta el infinito mientras las vocaciones no lleguen, por eso merece la pena que se fomenten las Celebraciones de la Palabra con laicos y religiosas preparados para estos ministerios, por eso quienes lo saben, miman la fiesta del titular de cada templo, por eso la iglesia sigue siendo lugar de encuentro, con Dios, con el hermano y con uno mismo. Aunque no resulte una gran hoguera, y tan solo unas pequeñas brasas. 

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