Escándalos que no nos escandalizan Hay comunidades cristianas que subsisten de milagro

Hay comunidades cristianas que subsisten de milagro
Hay comunidades cristianas que subsisten de milagro

Que poco se habla del escándalo de los muertos y las víctimas de la violencia por el odio religioso

La comunidad islámica no fundamentalista no alza la voz contra lo que sus hermanos musulmanes radicales están haciendo en África o Asia, solo se alza la voz cuando actúan en Europa

Por un lado comunidades cristianas masacradas, martirizadas, y por otro comunidades cristianas “abandonadas”; ambas comparten una cosa, subsisten de milagro

Este lunes 19 de febrero se presenta en Vitoria-Gasteiz las conclusiones del Informe de Libertad Religiosa 2023 que elabora cada dos años  Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

El informe de este año se presenta bajo la campaña “Mi Fe es un derecho”, porque no en vano el informe desvela que el 62’5% de la población mundial, casi 4.900 millones de personas, viven en países con violaciones graves o muy graves a la libertad religiosa.

Esto se traduce en miles de personas asesinadas, violadas, secuestradas, extorsionadas, discriminadas, … 

Es un escándalo las más de 25 mil víctimas en Gaza, las miles de víctimas en la guerra de Ucrania, en todas las guerras; es un escándalo los 16 muertos al día que se calculan en las travesías de migrantes hasta las islas Canarias desde las costas de África; es un escándalo cada mujer asesinada por su pareja, o hasta por sus hijos; pero que poco se habla del escándalo de los muertos y las víctimas de la violencia por el odio religioso. 

Ahí está el informe para quien quiera consultarlo. Cada dos años se actualizan los datos que desde 1999 se vienen publicando. Y no es el único informe, otras tres entidades que publican informes sobre este derecho, o sobre la violación de este derecho fundamental, en el mundo son el American Pew Research Center, el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa (USCIRF).

Es un escándalo del que no se habla, bien porque ya no nos escandaliza, bien porque lo aceptamos como una “guerra más”; bien porque se refiere al hecho religioso y no es “políticamente correcto” darle relevancia al hecho religioso en una sociedad laica, aconfesional, … ¡Pero que estamos hablando de vidas de seres humanos! ¡Hombres y mujeres a los que se les está matando, en su mayoría por ser cristianos.

La comunidad musulmana no se pronuncia sobre estos hechos suficientemente, cierto que algunos han clamado alguna vez “en mi nombre no”. Pero la realidad es que la comunidad islámica no fundamentalista no alza la voz contra lo que sus hermanos musulmanes radicales están haciendo en África o Asia, solo se alza la voz cuando actúan en Europa. 

¡Claro que cada cuál debe poder creer en el Dios que quiera, o en ningún Dios!, ese debería ser el principio rector de la convivencia, pero la realidad es otra, el 62’5% de la población mundial no ve respetado su derecho a creer en Dios. ¿Es o no es un escándalo?  

(Esta primera parte fue publicada en el Diario El Correo el pasado viernes, pero las cartas al director no admiten mucha extensión, por eso publico esta segunda parte en el blog, que lo soporta todo. Porque el escándalo no solo está de puertas para afuera, también tenemos motivos de escándalo de puertas para adentro y que están dentro del ámbito de una Iglesia Necesitada)

Y por otro lado, y mirándonos la Iglesia para adentro, hay otro escándalo, y no me refiero al ya conocido de los abusos, sino a  la realidad de abandono que viven algunas comunidades cristianas en el mundo. Recientemente un español obispo en África escribía esto tras una de sus visitas pastorales al extenso territorio de su diócesis: 

“En una hora y pico hemos conseguido llegar a Koulou a 13km de Bossako. Una comunidad de unas doscientas personas nos recibe. Celebramos con fervor la Eucaristía... Al final, dialogamos más de una hora, y es allí que me cuentan que llevan ocho años sin Eucaristía... El último sacerdote que pasó fue el p. Vianney en 2016. Se me cae el alma a los pies, pero esta misma canción la oiré en las siguientes comunidades.”

“Cuando hemos llegado a Karabara nos esperaba toda la población, unos doscientos cincuenta, de los cuales 70 católicos. Aquí no llega nadie de fuera. Los he escuchado contar la historia de su capilla nacida en 1960, cuando los misioneros venían en bicicleta... Recitan

de memoria la lista de los misioneros que han llegado a su localidad..., unos siete, o sea, unas siete Eucaristías en 65 años; pero ahora ningún padre viene desde 2016, me dicen.”

Este es otro escándalo que vivimos en pleno siglo XXI, una situación que nos debería hacer pensar si no habrá que abrirse a ciertas demandas en la Iglesia que permitirían una acción evangelizadora que llegue a todos, todos, todos. 

Por un lado comunidades cristianas masacradas, martirizadas, y por otro comunidades cristianas “abandonadas”; ambas comparten una cosa, subsisten de milagro.

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