La muerte del mensajero, asegura la vida del mensaje. Homenaje a F. Cabral.

El pasado sábado, 9 de junio de 2011, era asesinado Rodolfo Enrique Cabral, más conocido como Facundo Cabral junto con su representante. Ámbos resultaron muertos como consecuencia de los disparos efectuados por un grupo de sicarios cuando se dirigían al aeropuerto de la capital guatemalteca en el transcurso de la que ha sido su última gira artística.
Este cantautor argentino, reconocido mundialmente por su defensa de la paz y la unión de los pueblos, reconocía públicamente la influencia que en el terreno espiritual habían ejercido la Biblia, Gandhi y La Madre Teresa de Calcuta, mientras que se consideraba un profundo admirador de Jorge Luis Borges y Walt Whitman.En 1976 y a raíz de la dictadura argentina se vio obligado a exiliarse y fijó su residencia en Méjico.
Si bien las autoridades apuntan a que el objetivo del ataque era el empresario Henry Fariña, quien resultó herido, la realidad es que los “profesionales del crimen” acabaron con la vida del cantautor y de su representante.

Non solum sed etiam.

El asesinato de Facundo Cabral quizá haya sido “casual” aunque bien podría ser “intencionado”, un hombre que ha denunciado tantas injusticias, que siempre se ha posicionado por lo más revolucionario de la historia, LA PAZ Y LA UNIDAD, bien podría ser el “blanco” de quienes molestos por el mensaje siguen pensando que la solución es matar al mensajero.

Reconozco que soy ya un “devoto” asiduo de “san google” y que la respuestas que uno encuentra a algunas “plegarias” son francamente sorprendentes. Mi limitada cultura general me hacía recordar cómo en los últimos poco más de 2000 años, aproximadamente por aquello de que las fechas tampoco están muy claras, es curioso comprobar cómo la cifra de registros de los “factores” tecleados para la “plegaria”: “asesinados por sus ideas en la historia”, crece vertiginosamente a partir del siglo XV alcanzando sus cotas máximas en el siglo pasado y en los pocos años del presente.

En esta macabra lista de mártires por alguna causa abundan los que han dado su vida por la fe, por la religión (que no es exactamente lo mismo), y por la política, de hecho el resto de motivaciones acaban enlazando en algún momento con uno o ambos grandes temas.

Regresando a la idea del primer párrafo, parece mentira que 2000 años después aún sigan algunos empeñados en acabar con el mensaje matando al mensajero, cuando la Historia ha demostrado repetidas veces que el efecto es justo el contrario.¿No es eso lo sucedido con aquel nazareno cuyas ideas fueron recogidas en unos libros que hoy conocemos como evangelios?. Acaso no se siguen encumbrando hoy figuras como Hipatia (415), Thomas Becket (1170), Las víctimas de la Inquisición creada en 1252 y que en sus cinco siglos de existencia se calculan en más de diez millones, Jacques de Molay(1314), aquellos que se llevó por delante la “Conquista de las Américas” desde aquel 1492, Tomas Moro (1535), Marat (y los más de 150.000 franceses pasados por la guillotina de la Revolución de 1789), víctimas de las infinitas guerras, del Holocausto, de la Guerra Civil en España, o las más conocidas de la era moderna como Mahatma Ghandi (1948), Malcom X (1965), Martin Luther King (1968), los “desaparecidos” de las dictaduras chilena, argentina, Oscar Arnulfo Romero (1980), Ellacuría y sus compañeros asesinados en el Salvador en 1989, las guerras en el corazón de África, en los Balcanes, nombres menos conocidos mundialmente como Luis Donaldo Colosio asesinado en Méjico por sus ideas en 1994, muchas de las víctimas del terrorismo han sido asesinadas por sus ideas, … y así la lista podría ser … interminable.

Y siguen pensando que matando al mensajero desaparece el mensaje.
No sé si los sicarios fueron a por Facundo Cabral, pero si alguien pensó alguna vez acallar esta voz, … hoy comprobará que a partir de ahora, sonará más fuerte. Que incluso para quienes solo hayan oído sus canciones, hasta las nuevas generaciones pondrán rostro, voz y timbre a temas como: vuele bajo, no soy de aquí, pobrecito mi patrón, yo no quiero ser un ciudadano, …. Y a través de ella las ideas de un hombre que vivió por la paz y la unidad de los pueblos.
Facundo, descansa en paz y disfruta de la gloria de tus éxitos allá donde estés.
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