Este sábado, 21 de junio, víspera de la solemnidad  del Corpus Christi la Concatedral de María Inmaculada acogió la  ordenación sacerdotal de 5 seminaristas –dos diocesanos y tres peregrinos de la  Eucaristía–, la primera quíntuple desde hace 26 años.  

En el año 1999 fue la última que acogió una ordenación con este número siendo incluso muy superior el número en décadas atrás este tipo de celebraciones debido al alto número de seminaristas.  Tras varios lustros sin seminaristas ni ordenaciones sacerdotes, en 2020 se ordenó el  primero, José Antonio Vega, actualmente párroco de Ribera Baja y colaborador en  Egibide. Tras él se han ido ordenando uno por año hasta este  sábado que fueron 5 a la vez.  

Así el vitoriano Miguel Ángel Sáenz de Villaverde, los colombianos Luis  Eduardo Ruiz, Cristian de María Reina y Pascual María de Jesús Eucaristía, vinculados estos tres a la Asociación Pública de Fieles Peregrinos de la Eucaristía, y el argentino  Juan Pablo de María pasarán a formar parte del clero que atiende la pastoral en la Diócesis de Vitoria.  Todos  ellos han superado los estudios teológicos y la formación en el seminario –además de  sus anteriores carreras civiles en arquitectura, ingeniería y periodismo– y, tras recibir el  visto bueno de sus formadores y docentes, han sido consagrados como sacerdotes.  

El Coro San Prudencio acompañó la celebración.

Desde esta misma tarde ya pueden celebrar sus primeras  misas, siendo la primera la de Luis Eduardo Ruiz a las 18:00h en la capilla de Cristo Rey  del Seminario de Vitoria. El siguiente domingo, 29, fiesta de San Pedro y San Pablo, será  turno del alavés Miguel Ángel Sáenz de Villaverde a las 13:00h en la céntrica iglesia de  San Antonio, mientras que los otros tres nuevos sacerdotes lo harán los tres días  siguientes –lunes, martes y miércoles– en el Santuario de Estíbaliz a las 18:00h.  

La Diócesis de Vitoria cuenta actualmente con 209 sacerdotes a los que se le suman  estos 5, rejuveneciendo un clero que cuenta con una edad media de 75 años. Además,  en las últimas semanas han sido 4 los sacerdotes diocesanos que han fallecido dejando un vacío tras su buen servicio a la comunidad. 

Non solum sed etiam 

Una de las últimas ordenaciones “numerosas” fue la de mis compañeros de curso: Raúl Alonso, Felix Ángel Pedruzo, José Ángel Bacete (secularizado); Xabier Sanz (secularizado), Juanjo Tellaetxe, y Juan Antonio Melendez (secularizado); y ese año Millán Viñas fue ordenado diácono para ser ordenado sacerdote al año siguiente. Era el 15 de junio del año 1991. 

De esos siete, cuatro siguen ejerciendo (porque serlo lo siguen siendo los siete) el sacerdocio. De al menos uno de los secularizados, con quien sigo teniendo trato y amistad, sigue estando vinculado de alguna manera a la pastoral desde el mundo de la docencia. Este año ha sido el profesor de filosofía de mi hija pequeña, que solo habla maravillas de su profe. 

Gente buena, la recuerdo y me consta de quienes sigo teniendo trato.

Mi curso marcó la transición del descenso de vocaciones en Vitoria desde el Seminario Menor, de hecho fuimos el último curso que vivió en el Seminario Menor o Latinos, y el último que habitaría las dependencias del pabellón de Filosofía que poco más tarde acabaría siendo cedido/ alquilado al Tribunal Vasco de Cuentas. 

1991 y 1999 fueron por lo tanto los dos últimos años en los que la Diócesis vivió la ordenación de un número respetable de nuevos presbíteros. En la década de los 90 se secó la fuente, pero no el manantial. Cierto que hemos vivido con un hilo de agua en algunas ocasiones pero no hemos sentido la necesidad de traer bidones de agua. Es una opción, pero seguimos pensando muchos que hay que seguir haciendo pozos en la tierra hasta que brote el agua de los manantiales. Rendirse no es la opción. Mientras tanto que el agua que se traiga se mezcle en pequeñas dosis con la propia porque si te cambian el sabor mucho … a veces se rechaza