CRISTO O PAPA NOEL La verdad contra los engaños.

La verdadera historia de San Nicolás

San Nicolás nació en el año 310 después de Cristo, en un tiempo de persecución a los cristianos por parte del Imperio Romano. Países como Rusia, Turquía y otros se atribuyen como lugar de su nacimiento. Sus padres eran personas ricas que habían inculcado en su hijo el espíritu de generosidad entre otras virtudes. Así en una oportunidad cambió su caballo por un esclavo para darle la libertad, esto provocaba la burla entre los paganos y la falta de respeto entre los Cristianos.

Siendo muy joven sus padres mueren llevados por la peste que arrasaba esas regiones y así comienza a donar todas sus riquezas entre los más necesitados. Se cuenta una historia de que en una oportunidad supo de 3 jovencitas que deseaban casarse, pero su padre no tenía como pagar su dote, Nicolás dejo caer por la chimenea unas monedas de oro que cayeron en medias de lana que las jovencitas habían dejado colgando para secarse. Así, consiguieron sus deseos.

En esos tiempos, Diocleciano era el emperador de Roma y encarga a Cesar Galerio acabar con los cristianos con toda fuerza. Es la época en la cual Nicolás es nombrado Obispo de Myra (Turquía). A pesar de la persecución Nicolás no perdió su sentido del humor y su alegría, especialmente al hablar a los niños sobre el nacimiento de Jesús en quien depositaba toda su confianza.

En una de esas persecuciones fue encarcelado por casi 30 años, allí ora y se sacrifica por su iglesia, aun cuando los soldados se burlan de él diciendo que la fe en Cristo había terminado.

Cuando Constantino, hijo de Santa Helena, llega al poder convertido al cristianismo, Nicolás fue liberado ya anciano con pelos y barba blanca, pensando que no existirían cristianos, se encuentra con, sorpresa, la Catedral que había sido reconstruida para la Navidad. De aquí la relación entre la Navidad y San Nicolás.

Sus restos fueron llevados a la Basílica de San Nicolás de Bari (Italia), ante la invasión de los musulmanes, en el siglo XI. En esta ciudad hizo tantos milagros que su fama se extendió por toda Europa. En 1624, cuando los holandeses fundaron Nueva Ámsterdam (la actual N. York) extendieron la figura de Nicolás en territorio americano.

La deformación de San Nicolás en un símbolo ficticio y engañador

Debemos esforzarnos por rescatar del dominio de los comerciantes y consumistas lo que realmente nos pertenece como católicos. Porque se ha adulterado la devoción en Jesús, que significa fe, paciencia en la persecución, y fundamentalmente generosidad por un Santa Claus ficticio.

La deformación inició en 1809 cuando el escritor “norteamericano” Washington Irving escribió una sátira “Historia de Nueva York” en la que reemplazó el nombre de San Nicolás por el de Santa Claus. Poco después en 1823, el poeta Clarke Moore dio forma al personaje creado por Irving, en un poema “Una visita de San Nicolás”, se trataba de un Papa Noel enano y delgado similar a un duende.


En torno de 1859 el Santa Claus estadounidense se propagó por Europa comenzando una cierta homogenización del personaje. En 1863 un dibujante alemán, Thomas Nest, atribuyó los rasgos físicos que hoy caracterizan el personaje en las tiras navideñas de Harper’s Weekly. A finales del siglo XIX, se instauró la idea de que Santa Claus proviene del polo norte, con su trineo que vuela.

En 1902, Frank Baum publica el libro para niños “La vida y aventuras de Santa Claus”, universalizando así este personaje.

Finalmente, en 1931 la Coca Cola, contrató al ilustrador Haddom Sundblom para que dibujara un Papa Noel dotado de rasgos eficientes para promover la marca. Así surgió la imagen definitiva y universal del Papa Noel como un viejito simpático, de barba blanca, con los colores de la Coca Cola, blanco y rojo, Y de esta forma inició una forma de colonización cultural universal de la marca y de (“american way of life”) la forma de vida americana, con toda su filosofía impregnada de liberalismo, más recientemente de neoliberalismo.

El verdadero significado de Papa Noel y de Cristo

El Papa Noel universal fue llevado a ese status por la Coca Cola, una marca comercial que busca fundamentalmente aumentar sus ganancias con la venta de su producto: un refrescante con un sabor especial. Desea simbolizar un personaje, que por el contrario, era una persona rica y generosa que repartía sus riquezas con los pobres. Todo lo contrario del mundo actual en el cual 8 millonarios posee una riqueza acumulada que es igual a la riqueza de 3,6 billones de personas pobres del mundo.

La alegría verdadera de la Navidad ha sido cambiada por la supuesta alegría de un regalo. Un consumo más. Pero se trata de regalos de gente a quienes, por lo general, les sobra bienes materiales. No es regalo para los que lo necesitan. Así pierde su sentido evangélico, se trata de una alegría que no trasciende, es por eso un simple placer que por su esencia debe ser sustituido por otro placer y así sin un final feliz. O sea es puro engaño, pura manipulación o hipocresía de una fiesta que carece de su sentido esencial.

El Cristo que nosotros adoramos, es Dios que se humilla hasta hacerse hombre para liberarnos y salvarnos. La liberación humana solo se puede dar cuando nuestra autonomía y libertad son donados en una relación de amor, o sea Dios como Padre y nosotros como hermanos. Nuestra salvación es producto de que como hermanos de Jesús, podemos recibir su gracia para dominar nuestro ego reptilico (codicia, avaricia, dominio, egocentrismo, mezquindad etc.) con nuestro ego espiritual (amor, generosidad, compasión, gratuidad, arte, ciencia etc.). Eso nos dignifica y nos da una alegría permanente que no es mero placer.

El mundo actual dominado por tres grandes naciones: USA, Rusia y China representa una realidad que surgió de una concepción errada del hombre y de sus necesidades. La concepción materialista del darwinismo el hombre como producto del azar, o del neoliberalismo como producto del mercado, ha llevado al dogma del libre mercado que es aplicado para que las naciones fuertes puedan someter a las naciones más débiles, creando un mundo con 1 billón de personas hambrientas, con 65 o 70 millones refugiadas por las guerras entre hermanos promovidas especialmente por los deseos geopolíticos de dominio universal del Imperio Financiero anglo-sajón.

Todo es realizado con el engaño de que llegamos al fin de la historia, que este sistema de un capitalismo monopólico, que controla todos los resortes del poder económico, político, comunicacional, educativo y de investigación es el único científicamente demostrado, similar al materialismo soviético fundamentado en Marx, y por eso mismo totalitario e inicuo. Sus INJUSTICIAS CLAMAN AL CIELO. ¿Y la jerarquía y los católicos qué?

El engaño más grave es el Papa Noel, un personaje fofo y simpático que fue concebido por el poder económico para agradar a todos y por eso no tiene contenido, no tiene ningún significado, y profana la Navidad verdadera, para hacernos olvidar que vivimos en un mundo injusto, inicuo, donde proliferan costosísimas armas nucleares y un cambio climático, producido por corporaciones, grandes empresas o gananciosos que queman bosques amazónicos, que no respetan la naturaleza, que ponen en peligro gran parte o toda la humanidad.

La Navidad verdadera espera la salvación de Cristo que nos fue concedida gratuitamente con su sacrificio, y es volver a ser una familia, con un único padre Dios, y nosotros ser hermanos, todos diferentes, pero participando todos de los bienes materiales y espirituales. No precisamos de un salvador, que sería el Príncipe de la mentira y del engaño, que también trabaja, incluso dentro de la Iglesia como lo señalo Pablo VI (Leer el Apocalipsis y mi trabajo “Regresamos al politeísmo -parte II” en religión digital).

El papa Francisco, un nuevo profeta, nos alerta de que este es un sistema que mata, ver el libro de Tornielli y Galeazzi “Papa Francisco: esta economía mata”, (Palabra, Madrid, 2015) donde leemos que el Papa escribe “hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y de la desigualdad. Esta economía mata. No es posible que no sea noticia el hecho de que muera a causa de la sed un anciano humillado y que vive en la calle mientras que sí es noticia la bajada de dos puntos en la bolsa. A esto se llama exclusión. No se puede tolerar el hecho de que se tiren alimentos mientras hay gente que se muere de hambre. A esto se llama inequidad. Hoy todo entra en el juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, en la que el poderoso se come al débil”.

Ya el Papa Pablo VI escribía, en 1967, la “Popolorum progressio” olvidada, encajonada tanto por jerarcas como por los movimientos de la Iglesia, “Los pueblos del hambre interpelan hoy de manera dramática a los pueblos de la opulencia. La Iglesia se estremece con este grito de angustia y llama a cada uno a responder con amor a su propio hermano”. Hermanos en un mundo donde el hombre era un lobo para el otro, sin despertar ninguna inquietud.

Francisco nos da un resumen clarísimo de lo que explicamos. Lo triste es ver los países más pobres o en desenvolvimiento, gobernados por una especie de hienas humanas, por su falta de coraje, dignidad y su codicia de despojos, que se someten a esta economía (para darles nombres conocidos en Iberoamérica: los Rajoy, Macri, Temer etc.). Más triste aún es observar movimientos católicos como Opus Dei y Comunión y Liberación que apoyan, en contra del Papa, este sistema que mata, excluye y es pura inequidad. Estos católicos deben creer en la alegría de papa Noel, no en la verdadera alegría que solo puede dar Cristo, que nos enseñó que la única y mayor honra es la de ayudar, y el mayor y único poder es el de salvar como Él lo hizo con todos nosotros. Para eso se hizo humilde y obediente a su Padre sin la soberbia que observamos en los poderosos. LA VERDADERA ALEGRIA ES SOLO UNA CONSECUENCIA DE AYUDAR Y SALVAR. TODO OTRA VERSION ES ENGAÑO.

Volver arriba