¿Existe libertad de enseñanza en España?

A lo largo de la historia hemos podido ver cómo los Estados han tratado de controlar y moldear las mentes humanas a través de la educación, tentación permanente ha sido y sigue siendo ésta. De poco sirve que en el orden natural de las cosas, la familia se constituya como la primera escuela para el niño y que los padres sean los educadores natos de sus hijos, los Estados parecen decididos a no dejar escapar la presa, porque es mucho lo que les va ello. Javier Solana en su día llegó a decir: que “había que cambiar la escuela para cambiar la sociedad”, no sería difícil encontrar frases a este tenor de no pocos políticos y otros que aunque no lo dicen así lo piensan.
Sabido es que la mente de los jóvenes escolares son muy permeables a estas edades, mostrándose así como terreno propicio para ir sembrando en él las semillas que han de producir sus frutos en un futuro no muy lejano. A Los jóvenes de hoy, llamados a ser la sociedad del mañana, se les ve como la garantía que asegura la perpetuidad de la ideología y del sistema. Los políticos saben mejor que nadie lo rentable que pude resultar instrumentalizar la enseñanza en beneficio de sus fines, lo que explica esos intentos reiterados de politizar la enseñanza, hasta llegar a extremos vergonzosos de convertir la educación en una prolongación de las ideologías políticas. El proceso educativo y proceso de politización pueden llegar incluso a ser una misma cosa , lo cual como es obvio compromete la libertad de enseñanza. Así las cosas lo que ahora nos preguntamos es si ¿no estaremos en España en situación tal, de haber sacrificado la libertad de educación en aras de unos determinados intereses políticos?

Fundamentalmente de lo que se trata es de saber si la educación hoy en España es verdaderamente libre. Dicho de otro modo, se trata de saber si los padres pueden libremente elegir la educación que quieren para sus hijos o se tienen que conformar con un tipo de escuela que viene impuesta ya por el Estado. Veamos la situción en que nos encontramos y atengámonos a la realidad

Es un hecho que la L.O.D.E. es la Ley General Orgánica por la que se rige nuestro actual sistema educativo. Pues bien, en ella se establece como puntal básico la Escuela única, común para todos, que responde al modelo que los socialistas tenían en el año 1984 y que por lo visto siguen teniendo. Desde entonces, en España, la Escuela Pública es común para todos, laica, aconfesional y gratuita; coexistiendo con la Escuela privada , de pago, que dispone de sus propios idearios.

Ello quiere decir que la escuela oficial en España es monolítica , es decir solo existe un modelo único de escuela, a la que se le supone neutral, lo cual es mucho suponer, pues sabidos es de todos, que en materia de educación, la presunta neutralidad es pura entelequia. Es un hecho también que la sociedad española es plural; entonces la cuestión es ¿cómo un solo modelo educativo pude satisfacer las diferenciadas preferencias educativas existentes en nuestra sociedad? Pretender que así fuera sería tanto como tratar de tapar varias cabezas con un solo sombrero. Tarea complicada ésta.

El marco general de una escuela libre exige como poco que se tenga en cuenta el derecho que asiste a padres y alumnos de elegir el modelo educativo según sus principios, convicciones y aspiraciones. El pluralismo característico de las sociedades abiertas como la nuestra debiera verse reflejado también en materia educativa. Es evidente que en España la educación es concebida por los ciudadanos de muy distintos modos, según sus convicciones, aspiraciones, creencias etc y no se ve como este pluralismo pueda quedar satisfecho, si no es con un tipo de escuela diversificada, representada por una variedad de centros de signo ideológicamente diferenciados aplicando criterios justos y racionales que les hicieran posibles. Puede que el vigente modelo educativo satisfaga a algunos ciudadanos; pero no a todos y de lo que se trata es de que en cuestión tan trascendental nadie quede excluido, todo ello, dentro , claro está, de los límites de la racionalidad y de nuestras posibilidades económicas. A una sociedad plural lo que correponde es una escuela también plural. Así de simple

Se podrá decir que en España existen modelos educativos diversificados, que ahí están unas escuelas bien diferenciadas por lo que al modelo educativo se refiere; pero a esto es de rigor añadir que sólo la Escuela Pública, monolítica, es gratuita; no lo son los Centros que tienen ideario propio. De este modo las familias que disponen de recursos podrán elegir el centro que deseen para sus hijos, (pagando eso sí dos veces la enseñanza de sus hijos), pero no así la mayoría de los españoles, que han de conformarse con una única escuela, que es la que el Estado les impone, quedando así quebrado el principio de igualdad de oportunidades, pues los padres ricos sí podrán dar la educación que deseen a sus hijos, pero no así los padres pobres, a los que no se les da tal opción.

Se podrá decir incluso que en la Escuela Publica existe la posibilidad de que padres y alumnos elijan, si lo desean, la clase de Religión, quedando satisfecho así el derecho que les asiste de recibir una educación ajustada a sus principio y convicciones. Pura falacia . Puro sofisma . Lo sabemos muy bien los que conocemos la escuela por dentro. La clase de Religión habría de estar excelentemente regentada y aún así sería a todas luces insuficiente para garantizar un tipo de educación confesional. Lo cierto es que la clase de Religión una vez a la semana, o dos, puede significar poco en la formación de un muchacho, cuando en el Centro se viven unos valores que nada, o muy poco, tienen que ver con el humanismo cristiano y cuando se ven reflejadas unas actitudes y unos comportamientos, tanto de palabra como de obra, que distan mucho de ese humanismo. La atmósfera de incredulidad, a veces incluso irrespetuosa, que se respira en muchos centros públicos de educación es desgraciadamente más frecuente de lo que fuera de desear. El laicismo de la escuela pública, por mucho que se diga, no es igual a neutralismo. A decir verdad éste no existe cuando hablamos de educación. No nos engañemos; frente a la religión hay dos posturas: la del creyente que la acepta y la del no creyente que no la acepta. Bien mirado, al igual que el creyente tiene un tipo determinado de confesionalidad, también la tiene el laico, una confesionalidad, que en ocasiones resulta ser bastante intransigente e intolerante, por cierto. Por tanto, nada de que la clase de Religión garantiza el tipo de educación que muchos padres y alumnos desean y esperan

Si pues la libertad de educación va condicionada al respeto de la diversidad y tal como estamos viendo el respeto a la diversidad es imposible con el modelo de escuela única, la con conclusión que se desprende parece obvia. A la Escuela Pública en España hay que pedirle una razonable pluralidad, en consonancia con el pluralismo existente en la sociedad, porque si no es así no podemos hablar de libertad de enseñanza y no me estoy refiriendo exclusivamente a las creencias religiosas. Hay otras cuestiones de singular importancia que es preciso comenzar a tomarlas en cuenta con urgencia. Me referiré a una de ellas.

En el sistema educativo español se ha impuesto de forma obligatoria la coeducación como si ello respondiera a un dogma pedagógico, cuando lo cierto es que la coeducación está siendo hoy muy cuestionada desde distintos ámbitos y con argumentos contundentes .( Algún día nos ocuparemos de este tema) Si esto es así ¿Por que a los padres no se les deja la opción de que sus hijos sean educados en escuelas mixtas o en escuelas diferenciadas, como sucedía no hace tanto tiempo en España, cuando sí que existía esa libertad de elección?

El monopolio escolar por parte del Estado comienza a ser preocupante: Su intervencionismo está superando los límites de subsidiaridad que le competen. Si seguimos así la propaganda política puede convertirse en enemigo de la eficacia educativa y esto lo digo en vísperas de que sea impuesta por el Estado español una nueva disciplina curricular con el nombre de “Educación para la Ciudadanía” que nos hace pensar en una especie de adoctrinamiento en las esencias y valores del sistema político actualmente vigente. Lo cual puede que sea políticamente correcto, lo que sucede es que lo políticamente correcto a veces no coincide con lo recomendable desde el punto de vista educativo. Lo que a la educación interesa es formar hombres íntegros y cabales y no ciudadanos conformistas y sumisos al régimen. Cuando la enseñanza deja de ser una actividad libre, se corre el riesgo de que de las escuelas salgan productos de diseño y no de personas responsables
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