Hemos perdido el rumbo

En el campo del comportamiento humano estamos asistiendo a unas transformaciones que hasta hace poco resultaban impensables. La política, el arte de hacer posible lo imposible , de hacer creíble lo increíble ha conseguido esta transformación. El quehacer de nuestros políticos ha conseguido cambiar las normas morales por pautas de comportamiento, las justificaciones éticas por legitimaciones políticas , los imperativos de la ley natural por consensos mayoritario. Ya no existe lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto , lo verdadero y lo falso. Hay cosas que ya no son lo que deberían de ser, sino lo que los políticos quieren que sean, basta ver con lo que está sucediendo en nuestra sociedad, progresista y democrática Hoy por ejemplo, ser hombre o mujer es una cuestión que comienza a verse como un asunto que compete no ya a la naturaleza de las cosas, sino a la caprichosa elección de cada cual. No se nace hombre o mujer depende del gusto del consumidor. Las diferencias de sexo son algo artificial , en manera alguna responden a leyes biológicas o exigencias de la propia naturaleza. Simplemente de lo que cabe hablar es de diferencias genéricas. Lo único que separa a los hombre de las mujeres es la diferencia gramatical. De aquí la legitimación de la homosexualidad, hasta llegar a la homologación total, incluso en el matrimonio.

Antes las profesoras, por ejemplo, se ocupaban, como es lógico, de formar y de trasmitir conocimientos a los niños, ahora, por lo que se vé, algunas están más preocupadas por enseñar otras cosas … Acabo de conocer la noticia ¿ Que les parece la estampa de 16 profesoras cántabras mostrando sus vergüenzas, para que puedan ser contempladas en los almanaques que algunos estudiantes de su clase llevarán pegados en sus carteras a las aulas? Y luego estas mismas profesoras se lamentarán de que los escolares les pierden el respeto, se quejarán de que es imposible mantener en orden las aulas. Estas atrevidillas no saben, que la autoridad y el prestigio hay que merecerlo, hay que ganárselo a pulso. Nada extraño que la escuela esté como está, y es que cuando los políticos se meten a educar a los educadores suelen pasar estas cosas.

Claro está que esto es una broma comparado con otra noticia reciente que la prensa titula “talleres de masturbación en Extremadura” organizado por la Presidenta del Consejo de Juventud de Extremadura, contando con la colaboración de otra mujer Presidenta del Instituto de la Mujer de esta misma Comunidad y que nos costará la friolera de 14000 euros sacados de las arcas públicas, en un momento de crisis, lo que ha sido calificado como bochorno nacional. Naturalmente ello se puede camuflar y llamarlo como quieran llamarlo estas susodichas politicastras; pero lo cierto es que en otro tiempos de decencia esto no dejaría de ser una corrupción de menores. Hoy en España con la política educativa que tenemos es posible ya cualquier cosa y resulta cada vez más difícil mantener viva la esperanza de que la próxima no será aún peor. Yo hasta ahora me he venido consolando pensando que los políticos no podían ser tan indignos como los unos acusan a los otros, que las lindezas que entre ellos se dedican estaban fuera de la realidad, que a lo más eran unos falsarios, que trataban de desacreditarse mutuamente; pero después de ver lo que llevo visto, yo ya no sé que pensar.

Los magos de la política están dando muestras hoy de que son capaces de todo o de casi todo, consuela, no obstante, pensar que la conciencia moral sigue viva en algunos ciudadanos capaces de alzar su voz contra los abusos políticos , y contra ciertas prácticas abominables; pero hora es ya de preguntarse si es suficiente con este tipo de denuncias. No nos engañemos la solución de los males morales, sociales y políticos que aquejan a nuestra sociedad pasa por comenzar a cuestionar un sistema político que internamente es perverso, un sistema político que está viciado por dentro.


Desde el momento que se niega fundamento metafísico al bien y del mal, se están negando los principios fundamentales de todo orden, sea el que sea que sean.

Los políticos saben muy bien lo que hay que hacer para tener contentos a una mayoría de ciudadanos, más proclives a la vida fácil que a las exigencias morales, se ven obligados a mirar de reojo a la voluntad ciudadana que es la que da y la que quita poder y se atienen en cada momento a lo que es políticamente correcto para llegar arriba y mantenerse en el poder.

Ante esta situación, bien está que se denuncie los casos de subversión del orden moral establecido por la naturaleza y ojalá fuéramos cada día más lo que lo hiciéramos; pero ¿será ello suficiente? La fuerza contundente de los mil y un argumentos que se pueden esgrimir y se están esgrimiendo en contra de prácticas abusivas, pongamos por caso el aborto, de poco están sirviendo en una sociedad en la que sólo hay oídos para escuchar lo que dicen las mayorías parlamentarias, siendo lo demás sólo música celestial. A lo mejor es que ha llegado la hora, de hacer algo más que condenar los abusos cometidos y poner en cuestión el origen de los mismos.

¿ Se puede seguir defendiendo un sistema político siniestro, sin caer en responsabilidad indirecta, sin ser en cierta manera cómplice de lo que está pasando? Ésta es para mi la cuestión. No sé..... A mi me parece que la mejor forma, hoy, tal vez la única, de defender el orden absoluto de valores y principios naturales, es diciendo no a un sistema que todo lo relativiza. No acabo de entender, como podemos estar, por una parte, quejándonos de que se está quemando la casa y por otra parte estar alimentando el fuego. Por una parte quejándonos de las perversiones morales al uso y por otra alimentando con nuestros votos y complacencias al sistema político responsable de las mismas.

Ya se que para algunos puede resultar escandaloso cuestionar un sistema político que la propaganda y la censura se están encargado de preservar y de hacerle intocable, pero de lo que se trata es de ser sincero consigo mismo y tener un poco sentido común. No es fácil nadar contra corriente, lo sabemos y lo estamos constando todos los días. Siempre ha sido así . A lo largo de la historia mientras han estado vigentes, los sistemas políticos han gozado de inmunidad, hoy no es ninguna excepción .
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