Los abusos a menores, el Papa en Canadá, la sanación y la reconciliación Alfonso Ruiz de Arcaute: "Como víctima necesito esa petición de perdón para poder perdonar"

Ruiz de Arkaute
Ruiz de Arkaute

Ha pasado ya mes y medio desde ese 9 de junio en el que la provincia de Hispania de la Orden de Predicadores por fin me reconocía como víctima de abusos sexuales en la Parroquia Santa María de los Ángeles cuando no era más que un niño

Ahora tengo que dar infinitas gracias a fr. Jesús Díaz Sariego o.p., actual provincial de los dominicos, que desde el principio se puso en contacto conmigo, me escuchó y ha hecho posible este reconocimiento como víctima. ¡Muchas gracias!

¿Parecería descabellado que el párroco del “deja de decir tonterías” se disculpe? ¿Sería extraño que el obispo que afirma que en la diócesis de Vitoria no hay casos de abusos se disculpe? Por desgracia, ni el uno ni el otro se han disculpado

Parece que todavía la jerarquía eclesial, al menos en la iglesia española, no es capaz de reaccionar con la radicalidad que la situación requiere

Ha pasado ya mes y medio desde ese 9 de junio en el que la provincia de Hispania de la Orden de Predicadores por fin me reconocía como víctima de abusos sexuales en la Parroquia Santa María de los Ángeles cuando no era más que un niño.

Han pasado más de 40 años desde que se produjeron los abusos. Han pasado 12 años desde que, tras comunicarlo al párroco, realicé denuncia canónica en el obispado de Vitoria. Las únicas palabras del párroco, antes de sentarse a jugar su partida de cartas, fue: “Deja de decir tonterías”. Las únicas palabras del que entonces era el obispo de la diócesis: “No te tengo que dar ninguna explicación a ti”. Las palabras del entonces provincial de la Orden tras archivarse la denuncia por haber prescrito: “A partir de ahora tú veras lo que haces, pero recuerda que nosotros somos mucho más fuertes”.

Desde entonces han pasado 12 años. Doce años en los que nunca he dejado de luchar por que la verdad salga a la luz. Doce años sintiéndome continuamente despreciado, acusado, olvidado. Ahora tengo que dar infinitas gracias a fr. Jesús Díaz Sariego o.p., actual provincial de los dominicos, que desde el principio se puso en contacto conmigo, me escuchó y ha hecho posible este reconocimiento como víctima. ¡Muchas gracias!

Jesús Díaz Sariego
Jesús Díaz Sariego

Después de tantos años esperándolo, ese 9 de junio fue un día de enorme emoción. Ni tan siquiera un día de alegría, simplemente de emoción por un reconocimiento tan esperado. Por fin nadie podría acusarme de querer hacer daño a la Iglesia, nadie podría poner ya en duda mi historia. ¿Cambiaría algo este comunicado de los dominicos? La verdad es que, después de mes y medio, tengo que decir que no. ¿Parecería descabellado que el párroco del “deja de decir tonterías” se disculpe? ¿Sería extraño que el obispo que afirma que en la diócesis de Vitoria no hay casos de abusos se disculpe? Por desgracia, ni el uno ni el otro se han disculpado.

Ha dado la casualidad de que la Eucaristía a la que he asistido hoy, ha sido presidida por aquel párroco “de tanto tacto”. Ha hablado de perdón, de reconciliación… ¿No afirma la doctrina tradicional que para el perdón es necesario reflexión, dolor, propósito de enmienda, petición de perdón y resarcimiento? Tal vez no estaría entonces de más, un poco menos de predicación y más pedir perdón de manera profunda y veraz.

Como contrapunto, al llegar a casa he podido ver por televisión el encuentro del Papa Francisco con los primeros pueblos en su viaje a Canadá. Y, que el Papa me perdone si no lo encuentra apropiado, pero mi propia historia personal me lleva a escuchar su mensaje por los abusos cometidos contra los pueblos nativos, especialmente sobre los niños de las escuelas regentadas por la Iglesia católica, en clave de petición de perdón también por los abusos sexuales contra la infancia. Y esta clave de lectura, ha hecho que, al igual que a los presentes en el acto con el papa, los ojos se me hayan llenado, una vez más, de lágrimas.

...y el Papa devolvió los mocasines
...y el Papa devolvió los mocasines

Y creo que en este acto el Papa ha ofrecido verdaderas claves de reparación: debemos “caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos para que el sufrimiento del pasado deje el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación”.

Reconocía el Papa que “los traumas se reviven cada vez que se recuerdan”. Y no podía sino acordarme del encuentro que un grupo de víctimas tuvimos con el cardenal Omella. En el resonaba “el grito de dolor, el clamor sofocado, el drama sufrido” por los que allí estábamos, por nuestras familias, por nuestro entorno. Quizá, como Omella, el Papa agradece “que todo este dolor entre en mi corazón, por haber expresado el peso que llevan dentro, por haber compartido conmigo esta memoria sangrante”. El dolor de las víctimas “nos golpea, nos indigna y nos entristece”. Pero, al contrario que Omella que una vez más falla a las víctimas, el Papa, toma el símbolo de los mocasines y se pone en camino en una peregrinación penitencial.

Tomo, de nuevo, las palabras del Papa Francisco: “Las disculpas no son un punto de llegada. Constituyen solo el primer paso, el punto de partida. También soy consciente que mirando al pasado, nunca será suficiente lo que se haba por pedir perdón y buscando reparar el daño causado. Y, mirando hacia el futuro, nada será poco de lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que esta situación no solo se repita sino que ni encuentre espacio”.

Omella y víctimas de abusos
Omella y víctimas de abusos

Tras el encuentro con el cardenal Omella decía que la Iglesia no podíamos permitirnos perder el tren pues quizá sea la última oportunidad. Parece que todavía la jerarquía eclesial, al menos en la iglesia española, no es capaz de reaccionar con la radicalidad que la situación requiere. Al hacer memoria y viendo las cicatrices de heridas todavía abiertas, yo, como miembro de la Iglesia, me uno al Papa que, desde la vergüenza y la humildad, suplica el perdón. Yo, tras mucho escuchar a otras víctimas de abusos, pido perdón, suplico perdón. Y, como víctima necesito esa petición de perdón para poder perdonar. ¿Será capaz mi abusador de pedirme perdón? ¿Sentirá el párroco que debe pedir perdón por no haberme tomado en serio? ¿Será capaz mi obispo de pedir perdón por haberme borrado, revictimizándome una vez más?

Francisco: "Pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas"
Francisco: "Pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas"

Perdonadme por haber hecho una lectura tan sesgada de las palabras del Papa, pronunciadas por un abuso cultural de enormes y trágicas dimensiones, pero cada uno no podemos sino escuchar desde lo que estamos viviendo.

Y, perdonadme todas las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, si tomo las palabras de la carta a los Corintios que hemos escuchado en la misa de hoy, como reflejo de lo que todas las víctimas somos y sentimos: “Atribulados mas no aplastados. Apurados mas no desesperados. Perseguidos, pero no abandonados. Derribados, pero no aniquilados”.

Estamos en camino y nadie podrá quitarnos la verdad. Haremos que la verdad salga a la luz y que se recorra el camino de verdad, justicia, reconocimiento y reparación.

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