"Hospitalidad activa y fecunda para estos tiempos de cólera electoral" Ángeles sin saberlo (Hospitalidad y fecundidad)

Escultura Angels Unawares, instalada en la Plaza de San Pedro
Escultura Angels Unawares, instalada en la Plaza de San Pedro

Necesitamos hombres y mujeres como ángeles fieramente humanos. Con la coherencia como señal distintiva, cosida de palabras, miradas y hechos. Encontrándose a pie de calle. Y no tanto con Ángeles publicitarios como los que tantos vuelan estos días en los pasquines electorales de las farolas. Que se los llevará el viento. 

Mientras recorro el impacto de los migrantes latinoamericanos y de todos los refugiados por los desiertos de Arizona, o de África. O por los caminos sedientos también de Asia, etc. Releo la presentación del mensaje del Papa para la Jornada de los migrantes y refugiados de 2023, que coincide en estos días con la entrega de un regalo de Putin a Kirill, Patriarca ortodoxo ruso. Se trata del icono de ‘La Trinidad’ de Andrei Rublev hecho “en respuesta a numerosas solicitudes de creyentes ortodoxos” y subyacentemente como apoyo por su respaldo a la guerra de Ucrania. No me parece este el mejor motivo para tal regalo. El Icono de La Trinidad habla de hospitalidad y acogida. Acogida de caminantes. La guerra es  todo lo contrario: expulsión y exterminio   

Por ahí van estas letras. Ángeles y mensajes 

- Acogida reclamada en el mensaje del papa: “Dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera.”

- El Icono de Rublev: Surge de la necesidad de plasmar la hospitalidad de la que nace la fecundidad (nacimiento de Isaac). Abraham solícito, al ver tres caminantes pasando cerca salió corriendo  desde la puerta de la tienda a recibirlos, y se postró en tierra” (Gn 18, 2) y, sabedor de que la hospitalidad no era más que una forma práctica de servir a Dios, rogó: “Señor mío, no pases de largo cerca de tu servidor” (Gn 18, 3). El nacimiento de un heredero y, con él, la permanencia de todo un pueblo es, pues, consecuencias directas de la promesa divina agradecida tras una generosa hospitalidad.

Destaco el movimiento de salida. Corriendo en la búsqueda del caminante. No es lo normal en nuestros tiempos. Más bien permanecemos quietos y esperando a que lleguen. Y que no llamen.   

Un icono de la Trinidad
Un icono de la Trinidad

No así el papa Francisco. No así. Ya lo sabéis. Puso caminantes en la puerta del Vaticano , pasando cerca de su tienda. Una estatua titulada “Angels Unawares" que  lleva colocada en la Plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano desde el año 2019.  No aparenta claramente ser una obra católica, pero sí aglutina en ella la representación de diferentes razas, culturas y religiones entre los 140 migrantes y lanza un mensaje de solidaridad, hospitalidad e igualdad.

En el Icono de Rublev son tres figuras encarnando la Trinidad acogedora en torno a una mesa (comensalidad que reúne, con cruce de miradas incluidas… y que comparten) hay  un detalle: tras la imagen de la derecha está Abrahan lavando los pies a los forasteros. Mientras que en la obra "Angels Unawares" estos ángeles son algo así como lo que cruda y trágicamente señalaba en su momento, Blas de Otero

“…Esto es ser hombre: horror a manos llenas.

Ser -y no ser- eternos, fugitivos.

¡Ángel con grandes alas de cadenas! eternos, fugitivos.

¡Ángel con grandes alas de cadenas!”

Lavar los pies

Muchos de ellos. No todos evidentemente (“Somos Libres de elegir si migrar o quedarse” como señala el lema del mensaje papal ). Pero cuando Abrahan sale de su tienda corre a lavar los pies –con entrañas de mujer– precisamente a los cansados, para acogerlos en su mesa. 

Los refugiados, con el Papa
Los refugiados, con el Papa Vatican Media

Son muchos los fugitivos de la una vida imposible que el mensaje de Francisco remarca por sus causas: “las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria. Los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación”. Poner nombre y rostros es imprescindible. Lo hice leyendo un poema 

El que decía una refugiada somalí, Warsan Shire, poetisa muy reconocida que narra de manera provocadora la experiencia de aquel que no tiene raíces, del migrante, de la barbarie, de qué significa ser mujer, del dolor y la nostalgia en su terrible poema “En la boca del lobo”, donde comparte su experiencia: 

“Nadie abandona su hogar, / a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.

Solo corres hacia la frontera / cuando ves que toda la ciudad también lo hace.

Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.”

Algo parecido escuché, mirando a los ojos de un inmigrante huido. Una más de las  noticias permanentes que ya no dicen nada. Para nuestra desgracia. Ya ni las escuchamos. Son muchos los medios para desalojar de su tierra a los hijos de Dios o que estos huyan porque entienden que el mar es más seguro que la tierra que pisan. Y la patera o el cayuco en los que se embarcan es mucho más futuro que su propio hogar.. Huyen. Permanentemente. O les hacen (hacemos) huir. 

Papa y patera
Papa y patera

Escuchándolos vemos versos sencillos que despacio, despacio, se te meten hasta el tuétano. Los leo en voz alta y hoy –con otros– también “me” los escucho llorando. “Nadie se arrastra bajo vallas/ nadie quiere ser golpeado/escupido…/nadie escoge campos de refugiados/ o registros al desnudo donde tu cuerpo/se queda dolorido/o la prisión,/ porque la prisión es más segura/que una ciudad de fuego (…) nadie puede digerirlo/ninguna piel sería lo suficientemente dura”. Burlando la muerte 

Viajan o les hacen viajar obligados a través de los libres caminos que Dios entregó a la humanidad para que nunca, ningún hogar, pudiera ser abandonado obligatoriamente a menos que “el hogar sea la boca de un tiburón”. Un día esa muchedumbre de “ilegales”, que vemos en los telediarios, casi a escondidas tras las noticias que avasallan sobre discursos electorales sin alma… Un día esa muchedumbre que acumulan fronteras, pateras y cayucos en sus vidas vendrán para explicar a qué sabe la vida que se va escapando cuando la patera está a punto de partirse por la mitad, el cayuco abarrotado a punto de hundirse, o el avión en el que viajas esposado te deja en paradas intermedias para seguir caminando de nuevo a no sé qué otra tienda o choza donde morir de aburrimiento y/o de pena. Han intentado burlar a la muerte.

Yo los ví refugiarse en la hélices de un barco, o en los bajos de un autobús en una parada desértica. Pero se les está haciendo ya imposible. Estos días los he vuelto a escuchar en su búsqueda de trabajo, techo y dignidad

Sabedlo: Nos hablarán con sus explicaciones y sus testimonios limpios como los ojos infantiles. Libres de publicidad engañosa a conveniencia de no sé qué oscuros intereses. Y sus palabras atronarán en nuestros oídos, desenganchándose de manipuladoras leyes o programas partidistas que solo buscan quedarse en la tienda sin salir afuera,   desprotegidos y valientes, como los refugiados que están en tantos caminos de la historia.

Llama Iglesia a dar protección de los menores migrantes no acompañados
Llama Iglesia a dar protección de los menores migrantes no acompañados

Cruza palabras y miradas con ellos. No me preguntes cuándo. Quizás ahora escucha insultos como estos que Warsan Shire ha construido como los golpes de látigo que lanzamos no solo a su espalda sino a su corazón, estos gritos como escupitajos pandémicos que nadie puede soportar pero que las vísceras inhumanas convierten en insulto primario, irracional, e indigno que todavía se oye… “el váyanse a casa negros, refugiados, sucios inmigrantes, solicitantes de asilo, negratas con sus manos mendigas. Ellos huelen raro, salvajes que arruinaron sus países y ahora quieren arruinar el nuestro”. Golpes y miradas sucias que ruedan sobre sus espaldas, “quizás porque el golpe es más suave/ que un miembro cortado/ o las palabras son más tiernas que los catorce hombres entre/tus piernas/o los insultos son más fáciles/de tragar que /que el escombro/ que el hueso/ que el cuerpo de tu hijo/ en pedazos./Quiero ir a mi hogar/pero mi hogar es la boca de un tiburón

Hospitalidad activa y fecunda. Para estos tiempos de cólera electoral. Cruzar la mirada y la palabra nacida del hondón del alma. No del interés. Salgamos a lavar los pies, y hospedemos en torno a la mesa circular de nuestras vidas –como el Icono de la Trinidad- a aquellos que agradecidos me hablaron de una familia que les acogió en casa. Ayer mismo: “Fueron ángeles para mí", me dijo. Y además, la mujer estaba embarazada. 

Hospitalidad y fecundidad unidas.  

Por eso necesitamos hombres y mujeres como ángeles fieramente humanos. Con la coherencia como señal distintiva, cosida de palabras, miradas y hechos. Encontrándose a pie de calle. Y no tanto con Ángeles publicitarios como los que tantos vuelan estos días en los pasquines electorales de las farolas. Que se los llevará el viento. 

Y mientras tanto, los Ángeles sin saberlo a pie de calle saldrán corriendo, sin publicidad pagada. Ni altavoces. Y lavarán los pies de los caminantes. Y ofrecerán una mesa. Redonda

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Etiquetas

Volver arriba