¡Papa Francisco, fiel a su nombre, apresúrese aún más en imitar al de Asís! Antonio Aradillas: Francisco, ¿hombre libre?

Francisco
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"Ser y ejercer de Francisco -'francus', en latín, 'hombre libre'- y además con veraces referencias al de Asís imprime carácter y espíritu a la tarea-ministerio al servicio de la Iglesia"

"Me permito esbozar algunos puntos de reflexión acerca del programa teológico-pastoral que encarna su nombre en certera y salvadora respuesta a las necesidades tan perentorias de la Iglesia en la actualidad"

"Me refiero a Mujer, Curia Romana, Liturgia, Pobreza, Democracia, canonizaciones y viajes pontificios..."

"¡Papa Francisco, siga fiel a su nombre -'persona libre'- hasta su 'emeritación', pero apresúrese aún más en imitar al de Asís, sin que santa Clara deje de acompañarle!"

Cuando le llegue la hora -que tendrá que llegarle de “emeritarse” al papa Francisco uno de los problemas que su sucesor habrá de afrontar con presteza y acierto será exactamente el del nombre con el que será conocido y reconocido como Obispo de Roma.

Ser y ejercer de Francisco -“francus”, en latín, “hombre libre”- y además con veraces referencias al de Asís imprime carácter y espíritu a la tarea-ministerio al servicio de la Iglesia. Los consabidos nombres de los papas, con sus números cardinales imperiales correspondientes, dan la impresión de carecer ya de futuro. “León” no es nombre de papa. Y menos en la actualidad pastoral. Tampoco lo es de “Alejandro” –“defensor del varón”. Ni, por supuesto, “Clemente”, “Inocencio- Inocente”. “Pío” o “Benedicto “, pese a su larga nomenclatura, aparecen hoy como descatalogable.

Con el limpio e indulgenciable deseo de que Francisco se llame y sea mejor recordado con referencias a “hombre libre”, me permito someramente aquí esbozar algunos puntos de reflexión acerca del programa teológico-pastoral que encarna su nombre en certera y salvadora respuesta a las necesidades tan perentorias de la Iglesia en la actualidad.

El tema de la MUJER y de su marginación en y por parte de la Iglesia, es insoslayable, anticrisistiano y antihumano. No cabe ya la figura eclesial de la mujer ni siquiera en las Constituciones de los países poco o nada “civilizados”. La mitad de la Iglesia -que es madre y mujer- tiene sobrados motivos para sentirse incómoda, en casa extraña y mal-tratada, y esto, “en nombre de Dios”, en frase cuasi-dogmática y ya casi en vísperas de estar a punto de super tamaños agravios, a tenor de ciertos auspicios que apuntan allá en lontananza.

La jerarquía eclesiástica, con sacrosanta mención para la CURIA ROMANA, precisa con mayor urgencia y profundidad una revisión- reformaque testifique su homologación con el Evangelio. Reconociendo ser esta una de las preocupaciones más consistentemente “franciscanas”, no ahorrándose descalificaciones y anatemas, el papa Francisco debiera acelerar y profundizar en la reforma prevista y proclama por él mismo. En relación con el episcopado español, se refiere que, en líneas generales, todavía está tan “tridentino” como antes del Vaticano II, con excepcionales y salvadoras excepciones.

Al clero y especialmente a los obispos y a cuantos configuran y ofrecen los perfiles “ortodoxos” de la Iglesia “oficial” en su LITURGIA, les es absolutamente imprescindible cambiar de modelos y atuendos y dejar bien patente que la Iglesia no es por antonomasia imperio y lugar de rezos, ceremonias y ritos. Lo es, de modo de ser y de vivir y de llevar a la práctica los evangelios.

El tema de la POBREZA tan solo posee y produce en la Iglesia ecos lejanos e indecisos .Ella – la Iglesia- de pobre-pobre , tiene poco. Muy poco. La domicialización de todo el colectivo episcopal en palacios, además de una soberana insensatez cívica, es minusvalorada ya por católicos o no. Como algo similar a un sacrilegio. Y no se trata solo de guardar y conservar tradiciones, historia e historias y formas,, sino de seguir manteniendo mentalidades feudales, con sus mitras, báculos y artículos del Derecho Canónico hoy carentes de la substancia de la Iglesia que se ha dado en llamar “sinodal” o “en salida”.

A la DEMOCRACIA debió haberle abierto las puertas de par en par el papa Francisco, pese a las dificultades del tipo que sean. De haber sido así y si en la selección de los “episcopables” la democracia hubiera hecho acto de presencia , e intervenido efectivamente, hubieran desaparecido de los noticiarios tantas y desalentadoras referencias a corrupciones y abusos que ruborizan a los componentes del grupo o colectivo, eclesiástico en nuestro caso.

En este contexto, los profesionales de la información –“informadores religiosos” se intitulan- debieron encerrojar los “Amén” y los “SÍ”- a los que parecen estar consagrados ortodoxamente y “en virtud de santa obediencia”.

Papa e imán de Al Azhar

El capítulo de las CANONIZACIONES y el de los VIAJES PONTIFICIOS, es tema aparte. ¿Pero qué necesidad tendría el papa Francisco de visitar Burgos, Santiago, Ávila… -por citar algunos ejemplos hispanos- y qué necesidad tendrían estas ciudades, y sus respectivos obispos, de haberle cabido en suerte el honor sacrosanto de disfrutar de tan pontificia visita?

¡Papa Francisco, siga fiel a su nombre -“persona libre”- hasta su “emeritación”, pero apresúrese aún más en imitar al de Asís, sin que santa Clara deje de acompañarle!

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